De pie junto a Ian, Elisa lo observaba mientras le mostraba cómo usar el arma. Ian había usado una mano para disparar, apretando el gatillo para que un sonido muy fuerte resonara, alarmando a algunos animales pequeños cercanos que corrían al escuchar el sonido.
Sus ojos azules se detuvieron en el árbol que ahora estaba hueco cuando la bala golpeó la corteza del árbol, causando una gran cavidad. Elisa bajó sus manos que se habían cubierto los oídos como Ian le había dicho. No se atrevía a imaginar cuán impactante sería la pistola si Ian no la hubiera apuntado hacia el árbol sino hacia una persona.
—Ahí ves, parece fácil, ¿verdad? —Ian sonrió al ver la fascinación y la sorpresa que bailaban en los ojos de Elisa, llevando su primera experiencia a su mente.
—Pero no sería fácil de usar —Elisa respondió para que Ian le diera un asentimiento con su sonrisa creciente.
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