—¿Estás bien? —preguntó Travis a Talia cuando Ashley y Heather estaban fuera de alcance auditivo.
Talia asintió, pero su expresión no era buena.
Quería defenderse y decirles a esas dos mujeres que estaban equivocadas, pero de alguna manera... todo lo que decían sonaba cierto. Quizás esa era la toma de realidad que ella necesitaba.
La verdad era que Talia no sabía, ¿qué era ella para Damon? ¿Una desconocida? ¿Una mascota? Él la llamó de muchas formas, desde Sra. Blake hasta gatita, y Talia no sabía si alguna de esas perduraría.
—¿Lo decía en serio, o era solo un discurso dulce con el propósito de engañarla? —se preguntó.
Desde el principio, Talia conoció a Damon como un Alfa caprichoso. Haría lo que quisiera, cuando quisiera, con quien quisiera... y eso incluía andar de cama en cama.
Talia se deprimió al pensar que Damon había dormido con esas dos... Ashley y Heather. —¿Hay una chica que no extendió sus piernas por él? Pero, ¿quién era Talia para juzgarlas cuando ella era igual?
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