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La Mayor Estafa y demás historias de Swindle Jones

Estas son las infames historias de Ringo Jones -o Swindle Jones, como lo llaman sus amigos, y por eso él nunca mezcla la amistad con los negocios-, un estafador profesional que poco a poco descubre que las mayores estafas de todas están en las instituciones más reconocidas y prestigiosas que hay: universidades, casas de bolsa, hospitales y etcétera. El mundo es una estafa, y los humanos, un montón de estafadores.

YuaraKant · Urbain
Pas assez d’évaluations
19 Chs

VI

*RING, RING*

—Bueno…

—Ringo, habla Dale. ¿Dónde estás?

—No estoy en la ciudad. ¿Qué pasó?

—Es que… es que no sé si te enteraste.

—¿De qué?

—Pues… ProTech quebró.

Swindle puso la llamada en altavoz, y buscó la noticia en su celular. Sí, ProTech quebró. Aparentemente la contabilidad de la empresa no coincidía con la realidad, y todo el dinero de las acciones había desaparecido de la noche a la mañana. La policía incluso ofrecía una recompensa a quienquiera que les proporcionara información para capturar al último CEO de la empresa, y también adjuntaban un retrato hablado de él: era un hombre con sombrero negro, cabello largo y castaño, lentes oscuros y bigote prominente.

Swindle sonrió.

—Y ¿qué pasó con tus acciones? —preguntó Swindle con malicia.

—Pues ¿qué más? —respondió Fake con amargura—. Ya no valen nada.

"Como las fichas de un casino," pensó Swindle.

—Una lástima —dijo Swindle falsamente.

—Sí —dijo Fake—, nos estafaron.

—Bueno —Swindle—. Gully las vendió antes de todo esto, así que…

—¡¿Qué?! —Fake gritó tan fuerte que Swindle casi suelta una carcajada—. Pero tú nunca me dijiste nada de una venta.

—Porque las acciones no son mías, son de mi madre.

—Y ¿por qué vendió sus acciones si todo iba tan bien?

—Porque yo le dije.

—¿Por qué?

—Porque la empresa iba a quebrar.

—¡Y tú ¿cómo sabías?! ¡Y ¿por qué no me dijiste nada?!

—Y yo pensé que conocías el juego lo suficiente para ganar; se supone que eres doctor en ciencias financieras, ¿no?

—¡Claro que lo soy, pero ¿cómo iba a…?! Claro, claro. Tú estás involucrado en todo eso, ¿verdad? —Fake rio con malicia—. Entonces esto es lo que vamos a hacer: me vas a dar todo el dinero que te llevaste y yo no te voy a denunciar con la policía.

—Denúnciame, si quieres —respondió Swindle, pero a la policía también le interesará saber de por qué aceptaste tantas maletas llenas de dinero que te di sin hacer preguntas y las convertiste en acciones de ProTech a nombre de una persona que ni siquiera estaba en el país. Eso se llama lavado de dinero, Fake.

—¡¿QUÉ?! ¡Hijo de tu…! ¡Me estafaste!

—Yo no hice nada —Swindle dijo con sorna—. Yo solo te mostré qué tan fácil se podía ganar invirtiendo en ProTech. Pero, bueno, adiós, Fake.

—¡Ringo, Ringo, espera, RINGO! —Fake siguió gritando, pero Swindle entonces colgó el teléfono y lo arrojó fuera del auto que conducía en esos momentos. Frente a él había una carretera interminable. Podía ir a donde quisiera y hacer lo que quisiera. Y si necesitaba dinero, bueno, podía pedirle un poco a su recientemente millonaria madre.