—Necesito comprobar algo —gritó Penny antes de salir de la entrada. La mujer ni siquiera había tomado un abrigo para ponerse con este clima frío.
Elliot le dijo a Martin:
—Estaré con ella —le informó por si Alejandro y Damien regresaban y veían a ambos ausentes en la mansión.
Para el vampiro correr no era gran cosa y alcanzó a Penélope en poco tiempo:
—¿A dónde vas? —preguntó.
—Ya sabes que salir disparada así hará que cualquiera se pierda. Humano o no —dijo donde ella había dejado de correr y ahora jadeaba por aire con la repentina oleada de adrenalina que había sentido subir en su cuerpo.
—Estaba trabajando en algo antes. Quiero probar y ver si funcionará —le respondió ella—. Gracias por acompañarme.
—No lo menciones. Si no te acompañara, mis dedos serían lo siguiente en salir volando de mi cuerpo —bromeó Elliot, haciendo que ella sonriera—. ¿Qué es eso que tienes ahí? —hizo un gesto con la cabeza hacia el vaso que sostenía, que ella se aseguraba de no derramar.
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