Fons, Ash, Residencia Harch - 30 de Marzo - Año 526
VLAS
Tal vez estaba soñando. No lo sabía. Tal vez sólo era un recuerdo. Un recuerdo que me hizo revivir aquella vez que pasé todas las barreras de mis sentimientos y amé a Zenda para siempre.
Era su mano apretando la mía, nuestros labios rozándose con deseo y su cuerpo bajo el mío entre las sábanas, bajo aquella brillante luz de la luna que iluminaba mi habitación, en una noche que deseaba, deseo y desearé que hubiese sido eterna.
Nunca había soñado con aquel día. Jamás. Desde que ella había partido sólo lo había recordado una vez, cuando frente a su tumba me despedí de ella y de toda mi vida en Remia para siempre... Pero esta vez se sentía distinto, no parecía un recuerdo ni un sueño, ella estaba ahí, podía sentir el ambiente y la situación, yo la estaba tocando, estábamos juntos volviéndonos uno, de nuevo, demostrando lo que sentíamos y haciendo el amor como aquella noche, cuando la perdí para siempre... Sucedió.
Pero ese momento hermoso se cortó abruptamente y sólo se vio oscuridad, para luego de eso sentir un peso en mis brazos, pero no era un peso cualquiera, se sentía familiar, también noté que no era oscuridad, me di cuenta cuando abrí los ojos y presencié el cuerpo sin vida de Zenda en mis brazos, con mis lagrimas cayendo como gotas de lluvia en un diluvio, todo era frio y silencioso, ¿Era una pesadilla? Era ese momento vivido de nuevo, aquel maldito momento en el que mi alma se hizo trizas al verla morir frente a mí, un instante, un sólo segundo y mi vida entera se había derrumbado, un momento que me había quitado al amor de mi vida y había marcado mi destino para siempre.
No terminó ahí, sentí como mi cuerpo se desvaneció y aparecí en un jardín hermoso, el color rojo rebosaba en el lugar, era el jardín de rosas de la casa de Lara, y a ese momento también lo recordaba, fue aquella madrugada en la que besé a Leah por primera vez, ese instante en el que me sentí de nuevo en mi anterior vida por unos segundos, instante que me hizo comprender que estaba rechazándome a mí mismo, no estaba en un «cambio», sólo rechazaba lo que era, porque seguía siendo el mismo, sólo estaba buscando algo que había perdido, algo que era mucho más importante para mí de lo que creía, mi voluntad... Y ella me había ayudado a recuperarla... Lo había conseguido.
Y apareció frente a mi esa hermosa sonrisa que ella poseía. Ella, que cuando ni siquiera yo sabía que quería de mí, lo entendió y me lo hizo saber, me dio apoyo y un empujón para despertarme de la pesadilla en la que me había hundido. Ahora la besaba, la besaba por alguna razón, pero: ¿Cuál era? Oh, sí, ya lo recordaba, ella me parecía muy atractiva y había comenzado a gustarme... Quería avanzar con ella... Mostrarle lo importante que había sido su ayuda y ser fuerte para cuidarla, cuidarlos a todos, desaparecer para siempre del mundo «eso» que tanto sufrimiento había causado y al fin ser feliz... Sí, todas esas eran las razones de un simple beso... Aunque, no quise ser pesimista, sólo fue un ligero pensamiento que llegó a mí, pero: ¿Qué tenía que ver todo eso con la escena anterior con Zenda?
Quizás no debí de haberme formulado aquella pregunta, porque cuando me separé de Leah, de nuevo todo se hizo oscuridad, sentí frío otra vez, cuando por instinto abrí los ojos y sólo vi rojo, pero no el rojo brillante del jardín de rosas, era un rojo putrefacto y lúgubre, un inmenso charco de sangre... Donde el cuerpo de Leah yacía. Temblando, miré mis manos, estaban manchadas de la misma sangre, sentí una vibración en mi odio, seguido de un ruido extraño.
Oh, claro... Eran mis gritos desesperados y de dolor.
Leah estaba muerta.
Al instante...
Vlas despertó abruptamente en su habitación, oscura. Su agitación no paraba, sudaba a mares, todavía no caía en cuenta de nada, veía todo borroso. No le importó demasiado su estado, rápidamente se puso de pie y sin pensarlo demasiado salió corriendo de su habitación en dirección a la Leah. Cuando llegó, golpeó con fuerza, esperando que ella lo atendiera.
Leah tardó algunos minutos que para Vlas se sintieron una eternidad, y cuando por fin ella abrió la puerta, él logró ver el hermoso rostro de Leah mirándolo, confundida y semidormida.
—Vlas... Estás pálido y sudando demasiado. —Notó ella, al instante tocó su pecho—. Además, tu corazón va a mil, ¿Qué sucede? —preguntó preocupada.
Vlas no respondió, su mente estaba en blanco, y con razón, se había despertado no hacía más de dos minutos, le había ganado la desesperación y todavía ni había asimilado la situación que tenía frente a él en ese momento.
—Vlas, mírame —dijo ella, tomando el rostro del chico—. ¿Por qué estás tan agitado? Dime qué te pasa —insistió.
La respuesta de Vlas fue un abrazo, la abrazó muy fuerte, lo más fuerte que pudo, no sabía por qué lo hacía, pero era un instinto que su alma rogaba, algo dentro de él decía que tenía que hacerlo, abrazarla y no soltarla. No soltarla jamás. Anhelaba sentir ese calor a su lado el resto de la eternidad.
—Leah... Permíteme dormir contigo esta noche —le pidió, con la voz quebrada, ¿Acaso tal estremecimiento era normal?
—Para... Cálmate... No entiendo qué te sucede, pero debes tranquilizarte —dijo. Su mano tomó la de Vlas, y lo llevó con ella dentro de la habitación—. Quédate ahí, te daré un vaso de agua —añadió, permitiendo que él se sentara en su cama mientras ella iba al baño.
Vlas escuchó abrirse el grifo del baño y unos momentos después vio volver a Leah con un vaso de agua.
—Toma —dijo, entregándoselo. Vlas casi se lo arrebata de las manos, y lo vació en un instante—. Wow, parece que tenías mucha sed —añadió, dejando el vaso sobre una mesa de luz al lado de su cama.
—Tenía la garganta seca —dijo él, algo mareado. Sin todavía saber qué hacía en ese lugar.
—Eso parece —ella rio—. A ver, Vlas, tu apariencia no ha cambiado nada y sigues agitado, ¿Puedo saber que te sucede? —preguntó, sentándose a su lado.
—No lo sé, creo que fue una pesadilla, me desperté abruptamente pero no recuerdo nada... Tampoco puedo controlar mi energía para disminuir la temperatura de mi cuerpo —respondió él.
—Entiendo. —Ella titubeó, mirando alrededor—. No tengo ninguna medicina para darte, y eso de que no puedas controlar tu energía correctamente para bajar la fiebre que tienes es un problema —añadió, alzando un poco su mano hasta posarla en la frente de Vlas. El chico hervía.
—No puedo hacerlo, siento mi cuerpo débil y vulnerable, mi energía se encuentra desbalanceada.
—Lo sé, normalmente cuando estoy en mi periodo me sucede lo mismo, pero no creo que tu estés pasando por lo mismo —bromeó.
—Leah... Si estoy mucho tiempo mirando hacia delante me mareo —señaló Vlas, bajando la cabeza. Esta parecía que estaba por estallar.
—Puede ser por todo ese alcohol que tomaste hoy, parece que te cayó mal, te dije que no deberías haber tomado tanto —protestó ella, algo molesta—. No estás bien, Vlas, y si te dejo solo, quién sabe qué te puede suceder, así que sólo por hoy, dormirás aquí, ¿Entiendes? —preguntó.
—Comprendo, aunque si te molesta puedo dormir en el suelo... Puedes lanzar una manta o algo, no tengo problemas.
—No es necesario, dormirás en mi cama —dijo ella, recostándolo un poco en la almohada, y cuando él estuvo bien acomodado, se acostó a su lado—. Todavía tienes fiebre y sigues agitado, así que te recomiendo que esperes hasta que Rhys vuelva para que te ayude, yo no tengo otra forma de hacerlo —añadió, cubriéndose con las sábanas.
—Claro... Entonces cerraré mis ojos y dormiré —dijo él, cubriéndose el rostro con el antebrazo.
—Sí, descansa, recuerda que si necesitas solo empújame, me despertaré rápido.
Su asistencia era admirable. A Vlas le encantó que lo tratara con tanto cuidado.
—Entiendo... Gracias, al menos sé que me ayudaras —dijo él, y seguido, se quedó en silencio.
Sólo se oían las respiraciones de ambos en la habitación, casi coordinadas. La casa estaba muy silenciosa, tal vez esa fue la razón de que comenzaran a escuchar gemidos desde la otra habitación.
—Parece que se quieren mucho —rio Leah—. Oh, por Sun, esto se siente muy incómodo —añadió, tapándose el rostro.
—Quizás sería más fácil si tuvieras tapones para los oídos —bromeó Vlas.
—Lastimosamente no tengo... Igual será un rato... O eso espero.
«Eso espero», pensó él también.
Habían pasado varios minutos. Ellos cruzaron miradas varias veces, algo incómodos en sí mismos. «¿Por qué tuvo que pasar justo en este momento?», pensaron ambos, repetidas veces. Estar acostados en la misma cama, con sus manos unidas, tan cerca el uno del otro, no ayudaba mucho tampoco. Ninguno quiso que esa idea pasara por su cabeza, aunque al anhelar que no sucediera, fue lo único que sucedió.
«¿Vlas habrá estado con alguna chica?», pensó Leah. La situación no ayudó mucho a que otro pensamiento acaparara su mente. Ella no había estado con un chico jamás. A veces se avergonzaba un poco de tener dieciocho años y nunca haber tenido una experiencia parecida. A veces, en su grupo de estudios de la universidad, las charlas se desvirtuaban, y sus compañeras de estudio comenzaban a hablar de ese tema, de sus parejas, y de sus propios gustos. Ella nunca sabía dónde meterse, se sentía una intrusa en ese lugar, e intentando no dejarse en evidencia, no opinaba demasiado... Quedando aún más en evidencia.
«Si él supiera en lo que estoy pensando probablemente me vería como una desubicada y una pervertida», pensó, apenas mirando de reojo a Vlas. Él no parecía tan incómodo como ella, tal vez su propia fiebre no le permitía entender muy bien la situación en la que estaban metidos... Agradecía internamente si es que así era, la había salvado de una situación de la cual sólo quería escapar.
—Creo que ya terminó —señaló Vlas, cuando el silencio asedió de nuevo.
—Comprendo que sean una pareja de casados y que eso sea normal, pero aun así sigue siendo vergonzoso escucharlos —comentó Leah, con sus mejillas rojas. A ella fue a quien más le afectó la incomodidad.
—Mejor dejemos de lado ese tema... Después de todo es su privacidad, lo bueno es que el ambiente se volcó de nuevo para que podamos dormir, ¿No es así?
—Así es, hasta mañana, Vlas... Descansa —soltó ella, dándole un beso luego de inclinarse un poco hacia él. Lo hizo rápido, esa situación anterior aún seguía revoloteando por su mente.
Al cerrar los ojos casi al instante cayó dormida. Vlas lo notó al instante, vio toda la secuencia de ella dejando caer la tensión de su cuerpo, arraigándose a la almohada, y con la placidez necesaria para verse como un ángel en su sueño. Vlas no podía dejar de admirarla, ella era muy linda, incluso en su ropa de dormir. Quiso ignorar eso apenas ella se acostó a su lado, pero toda la situación anterior y la incomodidad que los invadió a ambos colocó algunos pensamientos extraños en su cabeza. Aunque tal vez debía dejar de mirar a Leah de esa forma, después de todo, estaba en su cama, no quería que ella tuviera una idea equivocada de él, mucho menos hacerla sentir más incómoda, y a él mismo como un desubicado. Así que sólo cerró sus ojos, con el suave sonido de la respiración de la chica entrando por su oído. Era un sonido tan ameno que ayudó a que su propio cerebro se apagara y aceptara descansar... Quedándose dormido al lado de ella... Como ese día... Como quería volver a repetir... Hacía tiempo.
Mientras tanto...
—Qué gran noche, ¿Cierto? —preguntó Lara. Su mano recorrió un poco su cabello, intentando acomodarlo luego de notar que este se había alborotado demasiado.
—Realmente, creo que perdí la noción del tiempo... Te fijas la hora, por favor —pidió Rhys, intentando alcanzar su teléfono celular.
—6:00 a.m. —respondió Lara, levantándose de la cama, envuelta entre las sábanas—. Iré a tomar un baño, ¿Vienes? —preguntó, sugerentemente.
—Sí, ve tú, en un rato me uno —respondió Rhys, tomando asiento en el borde de la cama—. Iré a tomar algo de agua —añadió, colocándose algunas de sus prendas que todavía se encontraban tiradas por el suelo.
—Okey, apúrate —instó Lara cuando ya se había metido al baño.
Rhys bajó la escalera echando un ojo por el pasillo, verificando que la situación estuviera tranquila. El conocimiento de que probablemente Rygal había vuelto al juego lo tenía en vilo, procurando la seguridad de que nadie correría peligro. Principalmente Lara, Leah y Vlas.
«Kit, sé que es tarde, pero necesito que les avises a Mya y a Dean que mañana tendremos una reunión en mi casa por la tarde, debemos comenzar a organizar la seguridad el evento», le envió el mensaje a Kit, quien respondió casi en un instante.
«Quédate tranquilo, Rhys, no hay problemas, en la tarde nos vemos entonces», respondió Kit.
«Eres el mejor, gracias», escribió al final.
—A las 6:00 a.m despierto, eso es un nuevo récord —señaló Leah, en su entrada a la cocina.
—Y me lo dices tú, ¿Qué haces a esta hora despierta? —preguntó Rhys, dándose la vuelta luego de oír su voz.
—Vlas —dijo ella, dirigiéndose al refrigerador. Al abrirlo tomó una botella de agua, sacó dos, le llevaría una a Vlas—. Está durmiendo en mi habitación, se sentía mal —añadió, dando algunos sorbos de una.
—Ya veo... ¿Por qué no me avisaron?
—Y porque... Parece que Lara y tú se estaban demostrando su amor, y no quería interrumpirlos —respondió Leah, con ironía.
—Oh... ¿Nos escucharon? —preguntó Rhys, sintiendo como todo su cuerpo se hundía en la vergüenza.
—Es algo normal, Rhys, tampoco te avergüences tanto —respondió Leah notando como el rostro de Rhys se había tornado totalmente rojo.
—No sé qué decir... Es que... Bueno... Eso... Reconciliación —tartamudeo él, entre risas.
—Ey, en serio, no es la gran cosa, ya sabía que ustedes lo hacían seguido, después de todo, Lara no pudo haberse quedado embarazada por arte de magia, no te avergüences... Hay cosas peores —bromeó la chica.
—¿No te molestó entonces?
—No, para nada, quédate tranquilo, Lara es una mujer físicamente maravillosa, créeme, si me gustaran las chicas estaría enamorada de ella... En tu caso se entiende —respondió riendo, le encantaba molestar a Rhys.
—Mejor así... Que incómoda situación —él suspiró.
—Pensé exactamente lo mismo... ¿Quieres? —preguntó Leah, ofreciéndole el resto de la botella de agua.
—Eso fue lo que vine a buscar en primer lugar —respondió Rhys, tomándola—. Y dime, ¿Qué sucedió realmente con Vlas? —preguntó, apoyándose en la mesada.
—No lo sé... Apareció en mi habitación muy pálido y agitado, le pregunté qué le pasaba y me dijo que seguramente fue pesadilla, no lo recordaba, también se sentía mareado y tenía fiebre, me hice la dormida y esperé que él lo haga, me quedaré cuidándolo por un rato más, para que no le pasé de nuevo.
—Veo que te preocupas demasiado por él... ¿Acaso ya están saliendo? —preguntó Rhys, esbozando una sonrisa.
—Emm... No del todo, pero no creo que estemos demasiado lejos, anoche hablamos sobre eso, pero Vlas estaba casi borracho, así que supongo que no recuerda mucho, esta tarde deberé reanudar el tema —rio la chica.
—Gracias por estar ahí para él, Leah, lo ayudaste demasiado... Después de lo sucedido con Zenda él sufrió mucho, quizás fue el suceso más transcendente de su vida, fue un antes y un después para él y para todo lo que lo rodeaba, ya nada será como antes y tuvo que acostumbrarse a una nueva vida, en un nuevo lugar y con nuevas personas, por suerte pudo salir adelante, obviamente también puso de su parte, pero tu ayuda fue muy importante.
—Lo hago porque Vlas me cayó bien desde el principio, sé lo que sufrió, y también sé lo que significa que tu vida tenga un hueco que nunca podrás volver a llenar, y que aunque quieras seguir adelante, tarde o temprano el dolor te terminará pasando factura, él es una gran persona, Rhys... Quiere protegernos a todos y por eso intenta hacerse más fuerte, es admirable que piense así, me encanta su forma de ser, no conozco nada sobre su pasado ni lo que vivió en Remia antes de conocerlo, pero seguro fue duro, yo sólo quiero ayudarle y apoyarle para que sea feliz, él se lo merece, ¿No? —preguntó ella, con una cálida sonrisa apareciéndose en su rostro.
—Sí, todos ustedes se merecen ser felices —respondió Rhys, el volumen su voz disminuyó.
—¿Te sucede algo? —preguntó Leah, mirándolo con curiosidad. Pudo notar rápidamente el cambio de actitud de Rhys cuando dijo eso ultimo.
—No, ¿Por qué?
—Estás preocupado por algo, puedo notarlo, ¿De qué se trata? —ella intentó indagar.
—No le digas esto a Vlas... Pero parece que mi padre volvió, y planean hacer un ataque el día de la coronación junto a una nación fronteriza a Fons... En la guerra le gané a ambos, pero parece que todavía no se rinden, y estoy algo inquieto sin saber lo que planean.
—Claro... También es porque Lara participará de la coronación, ¿Cierto?
—Y tú también estarás ahí, además de que Vlas aceptó la propuesta de Lee y hará de guardia... No puedo encargarme de todo al mismo tiempo, por eso dejaré a Vlas junto con los chicos, a Lee que se encargue de las personas, y yo me encargaré de ustedes si es que algo llegara a suceder, debo prevenir sus acciones.
—Si precisas ayuda estoy para lo que sea que necesites, quizás es algo de lo que Lara y Vlas no se pueden enterar, puedes decírmelo a mí, ¿Bien? —preguntó ella, con disposición.
Rhys la miró con una sonrisa y asintió.
—Gracias chica, lo tendré en cuenta —dijo al pasar a su lado, no sin antes acariciar su cabello—. Cuando se despierten iré a ver a Vlas, dile eso, y también descansa un rato, no es sano que duermas poco —añadió, mientras subía algunos escalones.
—Entiendo, lo haré, descansa tú también, Rhys.
—Lo haré... Nos vemos luego, Leah. —Las palabras de Rhys se perdieron en el momento que subió todos los escalones.
Leah se quedó unos minutos más en la cocina hasta que terminó su botella de agua, y luego subió hacia su habitación. Al entrar se acercó a su cama y vio a Vlas dormir con tranquilidad, al parecer se le habían pasado algunos síntomas. Leah sonrió y acarició su mejilla, el chico era demasiado lindo.
—¿Sabes Vlas? Cuando forme una familia y tenga un hijo, quiero que mi hijo sea igual a ti —dijo riendo. ¿De dónde había salido tal sueño? Era osada al pensar eso—. Quiero cuidarlo como te cuido a ti, dormir con él cuando tenga miedo, pasar noches a su lado cuando esté enfermo, y que de tanto amor que tenga hacia él, no querer soltarlo jamás... A lo mejor algún día mi sueño se hará realidad, ¿Quién sabe? Pero si no estoy equivocada y eso pasa, te veré a ti en él, y sonreiré cada vez que me diga: «Te amo mamá», porque sería el amor más puro del mundo, y eso siempre me recordará a la primera persona de la que me enamoré... Eso siempre me recordará a ti.
A la mañana...
VLAS
Desperté con mi cabeza en un ruido, sentía una vibración en mi oído y apenas podía ver claramente. Aunque eso duró sólo unos segundos ya que luego de despertarme correctamente bajé a la realidad y me di cuenta que estaba en la habitación de Leah... Cierto, ya lo recordaba, había pasado la noche con ella.
—Estoy aquí —avisó ella, saliendo del baño envuelta en una toalla.
—Leah... ¿Quieres cambiarte? —pregunté, con cierto nerviosismo.
—No, quédate tranquilo, tengo ropa interior debajo, sólo me pondré un vestido —respondió ella, mientras revolvía la ropa dentro de su armario. Lo dijo con casualidad, eso conmigo todavía no funcionaba, verla a ella me llevaba a muchos lugares al mismo tiempo. Era extraño, y aunque me gustaba... Era muy temprano todavía—. ¿Estás mejor que anoche? Aunque no creo que hayas podido estar peor —rio.
—Algo de dolor de cabeza únicamente, y todavía mi energía está desbalanceada, no entiendo el motivo.
—Debe de ser porque todavía te duele la cabeza, la mente influye en el cuerpo, Rhys es la única persona que puede ayudarte, él dijo que vendría más tarde creo, no me acuerdo muy bien —soltó, dejando caer la toalla.
Esta se deslizó por su piel hasta tocar el suelo, permitiendo ver su cuerpo semidesnudo al final, y aunque todavía tenía puesta ropa interior, mi cara quedo roja de todas formas, automáticamente bajé la cabeza intentando evitar verla.
—Sí, claro, debo verlo —dije, algo sonrojado.
—Listo... ¿Te gusta? —preguntó, y dio una vuelta completa, luciendo el brillante vestido violeta que llevaba.
Era demasiado guapa.
—Me encanta, te queda hermoso. —Sonreí.
—Gracias, hoy iré a visitar a mis padres, y no hace tanto frío, así que pensé que sería un buen momento para usarlo, me encantan los vestidos coloridos, por cierto, mi color favorito es el violeta —dijo emocionada.
Ella era deslumbrante.
—El mío es el azul marino, de hecho, casi toda la ropa que tengo es de este color —respondí señalando mi camiseta, que justamente, era azul marino.
—Ya me lo suponía —rio.
—Ahora que dijiste lo de visitar a tus padres, había olvidado que hoy es domingo, ¿Irás sola?
—Sí, no conozco a nadie que pueda acompañarme, éramos una familia pequeña —respondió, bajando la mirada—. Este... ¿No quisieras...? —preguntó, intentando agregarle algo más.
—¿Sí?
—Digo... Tú sabes... —dudó.
—¿Acompañarte? —pregunté, confundido.
—Sí, sólo si quieres... Luego podríamos ir a comer algo, o a la heladería... Sería como una cita, nuestra primera cita desde aquella vez hace algunos meses, mi cumpleaños no cuenta —respondió, sentándose a mi lado. Estiró su mano hasta mi regazo y tomó la mía.
—Si me esperas hasta que tome un baño y le pida ayuda a Rhys, puedo ir —dije, inclinando un poco mi cabeza, en señal de asentimiento.
Era domingo y no tenía nada que hacer, ella me lo había propuesto y al parecer se veía muy ilusionada a que fuera con ella. No me iba a negar. Además, tenía razón, la última vez que habíamos salido había sido cuatro meses atrás.
—¡¿En serio?! —Saltó de emoción—. ¿Me acompañarás? —preguntó, cuando sus ojos se iluminaron de felicidad.
Por Sun, me iba a matar, ella era tan bella.
—Claro que sí, bonita. —respondí pasando mi mano por su mejilla, su sonrisa era hermosa, jamás la había visto sonreír tanto, debía de hacerlo más seguido. Podía llegar a volverse mi debilidad.
El momento tan tierno que se había formado se interrumpió cuando escuchamos unos toques en la puerta, seguidos de unas palabras:
—Chicos, ¿Están despiertos? Soy Rhys, ¿Puedo pasar? —preguntó mi hermano del otro lado de la puerta. Él sabía que estábamos despiertos, sólo estaba siendo considerado.
—Pasa —respondió Leah.
—Buenos días, ¿Interrumpo algo? —Rhys preguntó mientras abría la puerta.
—Para nada, solo estábamos hablando —respondí, intentando ignorar el hecho de que un poco más Leah estaba sentada sobre mis piernas.
—Ya veo, «hablando» se le dice ahora —bromeó, con una insinuante sonrisa.
—¿Qué me dices de tu reconciliación, Rhys? —repliqué, recordando esos sonidos que había escuchado viniendo de su habitación en la madrugada. Oí a Leah reír a mi lado en base a mi respuesta.
—Sí, claro —él murmuró, y giró un poco su rostro, intentando ocultarlo. Noté que se había puesto rojo, así que así reaccionaba Rhys cuando alguien lo molestaba con eso, era interesante, y gracioso al mismo tiempo—. Dejemos eso de lado... Vine a verte porque Leah me contó lo que te sucedió anoche... ¿Sabes qué te pudo suceder? Dile a tu médico —rio, caminando hacia mí.
—No lo sé, Rhys, estoy mucho mejor que en la noche, pero todavía mi energía sigue desbalanceada, intento controlarla y no puedo —dije intentando activar mi Scire. Este flaqueó en su brillo, apenas se logró ver antes de que se desactivara de nuevo—. ¿Ves?
—Oh, sólo es mala circulación, deberías de saber que donde más energía hay en el cuerpo es en la sangre, si tu cuerpo no permite una buena circulación la funcionalidad de tu Scire disminuye, tan así que si alguien bloquea tu circulación o golpea tus puntos vitales puede desactivar tu sello, ese es un dato que los poseedores del Scire temen, ya que si alguien sabe utilizar bien sus cartas y pone en juego un método estratégico para bloquear tu circulación puedes ir despidiéndote de la victoria —explicó Rhys.
—Entiendo, ¿Pero todo eso qué tiene que ver conmigo? —pregunté, confundido.
—De hecho, nada... Sólo te lo decía como un dato que debes de saber y que también puede llegar a servirte... A ti también, Leah —dijo, dándole una mirada. Ella asintió en silencio—. Veamos —añadió, apoyando dos de sus dedos en mi frente.
No entendí muy bien qué hizo con mi energía en ese momento pero sentí como mi cuerpo comenzó a sentirse más liviano y mi energía fluía más libre que antes. Cuando llegué al punto inicial, quitó los dedos de mi frente y me miró seriamente. Su mirada intimidaba, quizás me estaba analizando.
—Hmm, ya veo... Así que era eso —dijo, asintiendo para sí mismo—. Listo, inténtalo ahora —añadió, señalando el sello de mi mano.
Le hice caso e intenté activar mi Scire otra vez.
—Oh sí, ahora puedo —respondí, notando como este comenzaba a brillar completamente, no como la vez anterior—. ¿Entonces era sólo mala circulación? —pregunté con curiosidad.
—Si, hay una enfermedad donde por estrés, miedo, frío o ansiedad tus vasos sanguíneos se estrechan, esto provoca la mala circulación ya antes nombrada, ¿No sabes si has sentido algo por el estilo últimamente? —preguntó.
Intenté recordar, de hecho, lo más obvio que podía decir era frío, pero apenas estábamos entrando a la primavera, los días comenzaban a volverse calurosos; estrés tampoco, aunque sí, últimamente había estado algo atareado con el entrenamiento y practicando mi energía, sin quitar mis problemas de adolescente y todo el tema con Leah, aun así, no era tanto como para sentir estrés por eso, por lo único que quedaba era... El miedo o la ansiedad.
—Miedo supongo... Es uno de los síntomas de la ansiedad, ¿No? —pregunté, todavía intentando recordar qué podría ser.
Probablemente, si llegaba a ser eso, lo que me había sucedido la noche anterior se trataba de un ataque de pánico. Era extraño, nunca en mi vida había tenido una, tampoco un síntoma similar o un episodio de ansiedad. Por lo que sabía, dentro de mi familia eran recurrentes. Rhys había sido diagnosticado con ansiedad generalizada desde su niñez hasta su adolescencia, nunca le quise preguntar, pero tal vez también tuvo algunos episodios en su adultez, aunque a él no le gustaba hablar mucho de eso, y probablemente fuera de la familia la única persona que lo sabía era Lara. Mamá también era propensa a la ansiedad, ella me contó que de joven tenía ataques de pánico muy seguido, y que estos se calmaron cuando Rhys nació, aunque no era una situación infalible, y a veces estos volvían en los momentos menos esperados.
No quería echarle la culpa a mi familia si es que esa era mi condición, mucho menos admitir que lo sucedido en mi crianza dio como resultado tales reacciones, para nada... Mamá siempre fue buena conmigo, fue la mejor madre del mundo, y siempre se esforzó para que yo no tuviera que ver ese lado del mundo tan siniestro que le quitó a dos de sus hijos. La ausencia de mi padre tampoco era motivo, que él estuviera o no estuviera me iba a dar siempre igual, él no tuvo una incidencia importante en mi vida, como si la tuvo en la de Rhys, para mal, lastimosamente para él. Pero no, nada de lo que pasó la noche anterior tenía que ver con mi familia, lo sabía, porque ellos eran lo único que me quedaba, y mamá estaba a salvo, tanto como Rhys, y él me mantenía a salvo a mí... Mi familia no era el motivo de ese miedo... Era otra cosa... Una pregunta sin respuesta.
—Esa pesadilla quizás, sigues sin recordarla, ¿Cierto? —preguntó Leah, a mi lado.
—Sí, al parecer no tengo ese recuerdo en mi mente... De hecho, siempre me olvido de mis sueños rápidamente.
—Tu cerebro bloqueó esa sensación, habrá tenido que ver con algún suceso traumático... Vlas, ¿Sabes que puede significar eso? —preguntó Rhys, mirándome con cierta obviedad, como intentando que yo descubriera lo que él estaba pensando.
—No lo creo, Rhys, no he tenido pesadillas sobre eso hace años —respondí convencido.
—No me refería a Demian, Vlas —dijo, cuando caí en cuenta a lo que se refería... Así que era eso.
—Tampoco creo que sea eso, lo hubiera recordado fácilmente —respondí, con seguridad.
—Ah, ¿Sí? ¿Entonces puedes recordar ahora mismo como fue exactamente?
Esa pregunta me dejó perplejo, casi helado. Se suponía que con sólo dar indicios de ese recuerdo tan importante para mí, y tan vigente de igual manera, se me vendría a la cabeza fácilmente, casi como si estuviera sucediendo frente a mí, vívido. Pero no era así, no lo recordaba, ¿Qué me estaba pasando? ¿Cómo era posible no recordarlo? Esa imagen me destruyó el alma una y otra vez. Me harté de martirizarme con ella en el pasado, de llorar con su recuerdo, sin vuelta atrás... ¿Por qué? ¿Qué había sucedido? ¿Mi mente no quería seguir sufriendo?
—Rhys... No lo recuerdo —respondí, sin entrar en pánico. Quise recordarlo, pero no, no podía—. Ese recuerdo parece haber sido borrado de mi mente... Siento como si fuera un espacio vacío.
Y así lo era, me faltaba algo.
—Lo suponía, escucha Vlas, te voy a explicar algo, yo no sabía que podía ser posible hasta que me sucedió... Tú debes de saber que el Scire es algo así como una frontera entre tu alma y el Vacío Temporal, tú puedes entrar a este a través del sello, pero hay también almas que pueden entrar a tu sello a través de este... Principalmente, almas que estén o hayan estado unidas a ti en el pasado, antes de su muerte, energía o sangre, ¿Me entiendes? —él preguntó.
Lo miré confundido, aunque sí entendía lo que me quería decir... ¿Qué tenía todo eso que ver con que había perdido un recuerdo?
—Algo... ¿O sea que tú puedes entrar al Vacío Temporal y ver a Demian ahí?
—No funciona tan así... Bueno, para mí sí, pero porque mis ojos me permiten hacerlo cuando desee, en cambio, para los demás no funciona así, si no posees los Rexyss la única forma de entrar es desligándote de tu cuerpo y dejando libre a tu inconsciente, algo así como dejar tu cuerpo en modo automático.
—Sí, pero... ¿Eso que tiene que ver con que no recuerde mi pesadilla ni tampoco nada sobre la muerte de Zenda?
Él había dado muchas vueltas, y aunque quise entenderlo, se complicó más al final, por lo que sólo pude hacer esa pregunta que tenía en mi mente.
—Justamente eso, que no la recuerdas... O sea, si recuerdas a Zenda en sí, porque con todo lo que significó para ti es imposible que en esta y en mil vidas puedas llegar a olvidarla, pero si has olvidado el momento en el que ella se fue... Quizás fue miedo o dolor, y tu cerebro reaccionó a esto bloqueando ese recuerdo, es un método de autoprotección, porque sí, obviamente te lastima esa escena, y recordarla no sólo es doloroso, sino que también martirizante, pero tu mente, cuerpo y espíritu te están diciendo que no debes hacerlo, tu pesadilla es un aviso de tu Scire... En pocas palabras, si te olvidas de ese momento, te olvidas a ti, y si te olvidas a ti, nunca serás capaz de controlar el Scire totalmente.
—¿Cómo eso sería capaz de suceder?
—Vlas... Tú no puedes olvidar la razón del todo, no puedes olvidar cuál fue el origen de tu sello, ni todo lo que tuviste que sacrificar por él, todo lo que tuviste que sufrir, ese dolor que asedió tu alma por mucho tiempo, no puedes hacerlo, ya que si lo haces te sucederá lo que te está pasando ahora mismo, tu cuerpo reaccionará ante tus sentimientos y tu sello comenzará a tener fallas, y en el peor de los casos dejará de funcionar, esa pesadilla fue un llamado, el «miedo» del que hablas no es tuyo, es de tu Scire.
—Espera... ¿Mi Scire? ¿Por qué lo dices como si tuviera consciencia propia? —pregunté confundido, y Rhys me miró de manera extraña, sentía que intentaba decirme algo con sus ojos, pero no comprendía bien a qué venía esa expresión.
—¿No te lo acabo de decir? —preguntó, con obviedad, de nuevo.
Él hablaba tan en código que incluso aunque fueran cosas que yo pudiera comprender fácilmente, no lo podía hacer.
—Vlas... Creo que se refiere al hecho de que tu Scire tiene consciencia propia ya que es el alma de alguien más —explicó Leah.
Al parecer ella había entendido mejor la situación que yo.
«Almas que estén unidas a ti, energía o sangre». Claro, así era, la respuesta estaba frente a mis ojos y no pude darme cuenta, así que en verdad era «eso».
—¿Realmente eso es posible? —pregunté, algo estupefacto. La situación se estaba volviendo demasiado complicada.
—Creo que es lo más obvio, Vlas, ahí estaría la explicación al por qué se debe sacrificar a alguien para obtenerlo —respondió Leah.
—Pero... ¿Cómo? En ese momento no sabía controlar mi energía, y no teníamos un vínculo de sangre... No hay manera, Rhys.
—Si la hay, omití un detalle importante al explicarte lo de la frontera entre el alma y el Vacío Temporal —dijo Rhys, titubeando—. Cuando sacrificas a esa persona para obtener el sello, esa persona pasa a convertirse en esa unión... De manera más clara... Zenda es tu Scire, Vlas... Ella está en ti, desde hace mucho tiempo.
Bajé la mirada cuando entendí la oración completa: «Zenda es tu Scire». Ante tal afirmación, todo cambiaba. Yo había despreciado demasiado el sello por «haberme quitado a Zenda», aunque lo único que hizo fue acercarla más a mí, y era «eso». Su muerte fue lo que hizo eso posible, olvidando ese momento también estaría apartando lo que ella significó, significa y siempre significará para mí, jamás podría olvidarla, pero eso también incluía todo lo malo, estaba clasificando lo que viví con ella en base a lo que a mí me había hecho feliz, pero jamás recordé que ella decidió entregar su vida por la mía.
«Quiero morir por ti». Esas palabras habían salido de su boca con tanta seguridad que seguramente era lo que ella quería, por lo que, en consecuencia, la hizo feliz, ella sacrificó una vida entera por verme bien, por permitirme vivir, esa acción no debía significar algo doloroso, sino que todo lo contrario, era el gesto de amor más grande que una persona podría hacer, ella me amaba y por eso siguió conmigo. Por eso ahora mismo me hacía entender que me estaba olvidando de su principal deseo, y ese miedo que siempre tuvo, que yo la olvidara, se hizo realidad... Estaba muy equivocado... Siempre lo estuve... Lo siento, Zenda, fui un imbécil, no pensé en lo que tú querías por aferrarme a mis sentimientos, perdón por todo... Prometo no olvidarme de ti jamás.
Sin levantar el rostro sentí mis ojos húmedos y luego de esto las lágrimas correr por este, pero ese llanto no era de dolor ni de tristeza. Era felicidad. Era alivio. Era un llanto de liberación. Al fin todo lo que me había atormentado por meses desaparecía, el dolor de la muerte de Zenda se había convertido en calor... Un calor que me abrazaba y me daba paz... Se había convertido en agradecimiento... En todo aquello que no pude devolverle cuando ella entregaba su vida para que yo fuera feliz. En todo aquello que prometimos esa noche que se fue. En todo aquello que guardamos en nuestras almas, en nuestras sonrisas... En todo aquello que representaba su brazalete, mi poder, y mi destino... Se había convertido en vida, y era lo que quería sentir desde ese momento hasta siempre... Vivir, vivir... Y no parar de hacerlo jamás.
—El amor es tan interesante —dijo Rhys, esbozando una sonrisa—. ¿Por qué lloras, Vlas? —preguntó, arrodillándose frente a mí.
—Lo recordé... Ella murió con una sonrisa en su rostro, cumplió su promesa... Y ahora está ahí, está ahí conmigo.
—Así es... ¿Recordaste todo? ¿Hasta tu pesadilla?
—Sí —asentí, limpiando mis lágrimas.
Realmente había recordado todo, todo lo que sucedió en mi pesadilla, y esa última instancia de esta fue lo que me hizo parar y mirar a Rhys.
—¿Qué más había en tu pesadilla, Vlas? —preguntó él, advirtiendo mi reacción.
—Leah —dije, al girar un poco mi cabeza y parar al poner mi mirada sobre ella—. Ella también moría en mi sueño —añadí, apreciando como su cara cambiaba casi a tener pánico. Me miro con sus ojos haciéndose cada vez más grandes.
—¡¿Qué?! —preguntó, paralizada.
—Quédate tranquila, Leah... Fue una respuesta automática —respondió Rhys, calmando las aguas.
—¿Eh? ¿«Respuesta automática»? —pregunté, confundido.
—Así es, tu cerebro controlado por tu Scire intentó evitar que borraras el recuerdo de Zenda creando uno nuevo que se suponía sería aún más doloroso... Ver a Leah morir, fue un recuerdo superpuesto, cambió el de Zenda por ese —explicó.
—Pero parece que no sirvió, terminé olvidando ambos —asumí.
—Eso es porque ninguno de los dos es más doloroso que el otro, la perdida de ambas conllevaría el mismo dolor para ti... Pero eso es más una suposición mía que otra cosa, él único que puede confirmar algo así eres tú —dijo, inclinándose en su pose como ayuda para ponerse de pie—. Bien, los dejaré solos para que sigan hablando sobre lo que estaban hablando...Vlas, hoy no tendremos entrenamiento, saldré con Lara y más tarde tengo la reunión con los chicos, no te olvides de eso, necesitamos organizar todo para la próxima semana —añadió, enfilando hacia la salida de la habitación.
—Entiendo Rhys, nos vemos luego entonces.
—Nos vemos —se despidió, al irse caminando por el pasillo.
—Así que era eso —Leah habló primero.
—¿Qué? —pregunté, mirándola confundido.
—No estabas enfermo, sólo te sentías mal por un recuerdo que te lastimaba, pero que no querías olvidar, es un alivio que haya sido sólo eso... La mente humana es muy compleja —respondió, entre suspiros.
—Sí, perdón por haberte preocupado, si hubiera sabido que sólo era eso lo habría resuelto yo solo.
—Podrías haberme pedido ayuda de todas formas, ya te dije que estoy aquí para ayudarte.
—Lo sé, por suerte sólo fue un mal sueño, en el momento el ambiente se sentía muy frío y desolador, me hizo creer que estaba ahí y que ya no había vuelta atrás —dije, recordando mi pesadilla. Era estremecedora.
—¿Tú crees lo que Rhys dijo?
—¿Lo de que ambas pérdidas significarían lo mismo?
—Sí... Eso —respondió, bajando la mirada.
—Siento que es sólo miedo, no quisiera tener que revivir lo que sentí con lo sucedido con Zenda, después de todo, intenté por cuatro meses no relacionarme con nadie temiendo a que si de nuevo volvía a involucrarme sentimentalmente con otra persona la volvería a perder... Creo que no he superado ese miedo todavía, y sé que jamás lo podré superar... Menos viviendo en este ambiente, donde nuestra paz pende de un hilo —respondí, mirando mi sello atentamente, y confirmé que sí, realmente jamás podría olvidar ese miedo... Era inevitable.
—Pero no cabe duda de que Zenda significó mucho para ti, y yo no me siento en lugar de reemplazarla, creo que no podría hacerte sentir todo lo que ella te hizo sentir —dijo, algo disuadida, ¿Acaso se estaba comparando con Zenda?
—Bonita —dije, tomando su mano. Me acerqué a ella y le di un abrazó, llevando su rostro hacia mi pecho—. Yo no me enamoré de ti porque te haya visto como un reemplazo a Zenda, tampoco quiero que tú te veas como uno, Zenda es una figura significativa en mi vida, y siempre lo será, pero ella ya no está aquí y su principal pedido siempre fue que viva por mí y que sea feliz, quiero lograr eso contigo a mi lado, porque en ti vi todo lo que te dije ayer, te dije que quiero que sigas siendo la misma de siempre, no me enamoré del reemplazo de Zenda, me enamoré de Leah Foster, y compararlas sólo sería una falta de respeto a ambas... Encontrar a alguien igual a Zenda es imposible, al igual que intentar hacerlo con alguien igual a ti, cada uno tiene su propia esencia, y tú tienes la tuya, que es magnífica por cierto... Por eso... Te quiero a ti Leah, y a nadie más —añadí, sin poder dejar de mirar sus ojos brillantes que comenzaron a descubrirse a mitad de mi discurso, la emoción que estos desprendían era radiante.
—Yo también te quiero a ti, Vlas... A ti y a nadie más —respondió, devolviéndome el abrazo.
—Gracias por todo, Leah... Eres muy importante para mí.
Rhys tenía razón, el amor era tan interesante.