Fons, Ash, Residencia Harch - 30 de Marzo - Año 526
Lara se sentó en el sillón de la sala, con la madrugada partida a la mitad. Vlas y Leah se habían ido a dormir apenas llegaron, y ella se quedó sola en la casa, Rhys todavía no había vuelto... O tal vez no lo iba a hacer en toda la noche. Desde ese lugar en el que estaba sentada podía ver a través de la puerta de la sala, directo a la puerta de entrada... Y por unos minutos se quedó con su mirada colgada en esta, en silencio e inmóvil.
«¿Qué estoy haciendo —se preguntó al notar que no podía quitar la vista del picaporte—. Mejor me voy a dormir —se decidió, al ponerse de pie y comenzar a caminar en dirección a la escalera hacia el segundo piso».
Antes de entrar a la habitación dudó unos momentos, parada frente a la puerta. Acarició su estómago y sonrió, luego apoyó la mano en el picaporte y al girarlo empujó la puerta. Ella sabía que así seria, pero cuando abrió la puerta vio a Rhys sentado en el borde de la cama, la luz ni siquiera estaba encendida. Apenas pudo distinguirlo.
—Lo siento. —Se escuchó desde el fondo, entre toda la oscuridad de la habitación.
—Creí ser clara cuando dije que eso no funcionaría esta vez Rhys. —Lara caminó por la habitación sin siquiera encender la luz.
—Es que ya no sé qué hacer... Que estés enojada conmigo me hace sentir que hice todo mal —dijo él, con gran arrepentimiento.
—Y lo hiciste, te lo pedí explícitamente durante los siete días anteriores a hoy, en todo momento, y tu respuesta siempre fue la misma: «Quédate tranquila... Por ti sería capaz de todo Lara», y no estoy enojada por como actuaste hoy, estoy enojada porque me mentiste y tú habías prometido no hacerlo otra vez... No voy a decir que estoy decepcionada, porque sería exagerar algo que no siento, pero me dolió demasiado y quería que eso sí lo supieras —dijo ella, tomando asiento a su lado.
—Sí... Lo sé, Lara, me dejé llevar y actué como un imbécil, fui un gran imbécil —respondió Rhys, sin girar su rostro, no cruzaron miradas en ningún momento.
—Así es, lo fuiste, Rhys... Tú sabes que yo no reprocho esas actitudes tuyas cuando tienen algún fundamento o son lógicas, pero hoy creo que superaste la línea —soltó, mientras se quitaba sus tacones y pendientes—. Por lo menos hoy quisiera terminar la noche tranquila, así que si no te molesta te pediría que duermas en una habitación de huéspedes o en el sofá de la sala... Mañana podemos hablar del tema —agregó, en voz baja.
—Entiendo... No tienes que pedírmelo dos veces —dijo Rhys, poniéndose de pie—. Creo que saldré por la noche... Puedes llamarme si te sientes mal o tienes algún problema, nos vemos luego —añadió, dándole un beso.
Rhys siguió su camino hasta la puerta, pero antes de abrirla oyó la voz de Lara detrás de él:
—Espera —ella lo interrumpió—. ¿Puedes volver más tarde cuando esté dormida? —preguntó, entre titubeos.
—¿Cómo dices?
—Te he sentido abrazado a mí tantas mañanas, por tantos años, que se sentirá extraño despertarme sola esta vez... Vuelve, ¿Sí? —preguntó ella, levantando la mirada.
—Sí, quédate tranquila, volveré más tarde —respondió él, dándose la vuelta. No pudo evitar esbozar una sonrisa antes de salir por la puerta.
Lara sólo se dejó caer en la cama, sin siquiera cambiarse de ropa, había sido una noche larga y tan solo quería cerrar sus ojos y dormir hasta que su cuerpo no aguantara más. Sólo dormir, olvidar todo, cuando despertara sería otro día y podría encargarse de los problemas que la azotaban... En ese momento sólo quedaba descansar.
Horas después...
«¿Por qué no puedo dormirme?», pensó Lara con sus ojos abiertos, concentrados en el insípido techo gris de su habitación. Había estado mirando hacia arriba por horas, su cuerpo ni siquiera amagaba a dormirse.
—¿Qué hora es? —preguntó, sentándose en la cama. Estiró un poco su mano sobre la mesa de luz y alcanzó su celular. Eran las 4:00 a.m.
«Es demasiado tarde... ¿Dónde estará Rhys?». Con ese pensamiento entendió todo, la razón por la cual no podía dormirse era porque estaba algo insegura de lo que él estuviera haciendo.
Decidió bajar a tomar un vaso de agua mientras se sentaba a esperar a Rhys en la sala, en algún momento tendría que volver, él le había dicho que así seria.
Cuando abrió la puerta escuchó un sonido extraño en el pasillo y al mirar a su izquierda lo vio sentado en el piso.
—¿Rhys? —preguntó, sin poder distinguir su figura en la oscuridad del largo pasillo.
—¿No te puedes dormir? —preguntó él, esbozando una sonrisa.
—No... Pero eso no es lo que importa ahora, ¿Cuándo volviste?
—No volví, de hecho, tampoco me fui.
—¿Qué? ¿Por qué?
—«Se sentirá extraño despertarme sola», no era totalmente cierto, aunque sí, no querías despertarte sola, pero la verdadera razón era que te había dado algo de miedo saber que saldría por la noche y creíste que cometería una locura, pedirme que volviera sólo fue una forma de asegurarte que estaría bien al terminar la noche... Y no quería hacer que te sintieras angustiada de nuevo —respondió, dejando a Lara en silencio—. ¿Me equivoco? —preguntó riendo.
—Por Sun, Rhys, tú no cambias nunca... ¿Sabes? Sigues siendo mi esposo y la persona que amo, no importa que me haya enojado contigo y hayamos discutido, obviamente seguiré preocupándome por tu bienestar, ahora tenemos algo que nos unirá más, y quiero que él o ella te conozca y tú lo puedas ver crecer —respondió ella, sentándose a su lado—. Así que sí, tienes razón, estaba intranquila y preocupada por ti, sólo quería que volvieras en la mañana y me dieras cariño como lo haces siempre —agregó, recostándose en el hombro de su esposo.
—Todavía no ha llegado la mañana, pero si quieres puedo darte cariño igual —dijo él, posando su mano en la cabeza de ella, y se tomó el atrevimiento de acariciar suavemente su cabello.
—¿Qué insinúas, Rhys? Todavía estoy enojada contigo, no hemos resuelto el problema.
—Entiendo, entonces dime qué debo hacer para que me perdones.
—Quiero que entiendas mi postura en esto, no te voy a pedir que dejes de ser tú, pero hay veces en las que debes aguantarte y actuar de forma más inteligente, Rhys, no debes dejarte llevar por tu estúpido instinto, ni actuar de forma impulsiva... Esta vez sólo fue eso con Michael, pero, ¿Qué sucederá si escala a algo peor y termina pasando lo mismo que pasó en la guerra? —El miedo y la angustia de Lara fueron demasiado expresivos al hacer esa pregunta.
—Eso no volverá a pasar —aseguró Rhys.
—¿Cómo estás tan seguro?
—En realidad no estoy seguro, sólo estoy siendo optimista —rio.
—Rhys... Entiendo que estés intentando defenderme a mí, y que lo que dijo el idiota de Michael fue una falta de respeto hacia ti, hacia mí, hacia mis padres y tu familia, pero no puedes actuar así frente a eso, no ibas a llegar a ningún lado si le hacías algo, sólo te hubieran visto como el insensato que no puede controlar sus impulsos, el loco, el monstruo... El demonio... El maldito demonio —dijo ella, entre dientes.
Bajó su rostro al recordar lo que eso podía llegar a significar, pero sintió como unos brazos se colocaban a su alrededor y le daban un fuerte abrazo.
—Alguna vez me dijiste que podíamos comenzar de nuevo, que de tantas promesas que habíamos roto ya no quedaba ninguna y sólo podríamos comenzar a cumplirlas, me dijiste que se escribía una nueva página en nuestro libro de la vida, donde estamos juntos... Nuestro camino se ha hecho largo, demasiado, de tanto que he vivido siento que soy inmortal y que esto jamás se acaba, pero sabes, si tú siguieras a mi lado quisiera que así sea, Lara, ¿Qué más nos queda que nosotros? Al final, si realmente estamos juntos en nuestro libro de la vida, aunque sea el final de los tiempos, el mismo apocalipsis, estaremos unidos de todas maneras por toda la eternidad, así te lo aseguré: «Por ti y contigo iría hasta el fin del mundo».
»Antes de conocerte era un narcisista sin motivos de vida, sólo aspiraba a ser más de lo que realmente podía, culpa de ese futuro que se supone se me había sido impuesto desde nacimiento, pero me hiciste ver que había algo más allá que solamente a lo que yo apuntaba, me mostraste un mundo que no conocía, y que me encantó, pero te perdí, y me volví un asesino sin alma ni humanidad, quizás no te merecía, sin embargo, tú volviste, me sacaste de ese lugar, me diste amor, me cuidaste y ayudaste en todo... Yo estoy aquí gracias a ti, Lara, tú me diste demasiado... Por eso ahora te debo tanto que no puedo irme de tu lado sin antes hacerte feliz... Porque te lo mereces, y porque ese es mi mayor propósito.
Cuando acabó su discurso sintió como Lara reía a su lado, su risa era muy contagiosa... Eso hizo que él le siguiera la corriente y también comenzara a reírse.
—De todas maneras, yo tampoco quiero que te vayas —rio Lara, haciéndole de compañía.
—Yo igual, cariño... Yo igual.
Ella sintió el calor de Rhys cubrir su cuerpo y se sintió aliviada. No podía enojarse con él, ella sabía cómo era, y lo amaba de todas maneras, aunque jamás perdía la oportunidad de hacerle saber cuándo hacia las cosas mal, como en esa misma noche.
—Con respecto a lo del final de los tiempos... Irónicamente todo comenzó de nuevo, ¿Cierto? —preguntó ella, refiriéndose a lo que sucedió en la gala.
—¿Cómo lo supiste?
—Primero me di cuenta de que habías hablado con Lee por lo de: «Un rey vive por su gente», escuché esa frase viniendo de ti una vez en Remia... Y luego me enteré todo de parte de Mya, me contó lo de la carta.
—Ah... ¿Sólo sabes hasta ahí?
—¿Qué? ¿Hay más? —preguntó, sorprendida.
—Sí, algo así como un ataque terrorista y una inminente guerra interna contra Rygal y Yoh... No veo el futuro, pero presiento que se vienen días oscuros Lara —respondió Rhys, bajando la mirada—. En Fons, en Remia y en el mundo entero... Creo que ya está llegando el momento de que comience a poner las cosas en orden —añadió, con seguridad.
—¿Comenzarás a prepararte para la guerra?
—Debería, creo que le he permitido demasiado para ser Rygal, lo hubiera asesinado esa vez en Remia, si tan solo mamá no se hubiera involucrado. —Negó con frustración.
—Ella sólo quería que Vlas estuviera a salvo, ella procuró su bienestar ante todo, y tú no podías hacer mucho, Rhys, no tenías el poder para enfrentarte a él... Ella hizo bien en ese momento, los salvó a ambos.
—Pero ahora ella es quien está sufriendo... Tan solo debió haber aceptado venirse conmigo, todo se hubiese acabado para Rygal ahí mismo, maldito sea el momento en el que tuve piedad con él en la guerra y no le arranqué la cabeza, era sólo mover la espada... Sólo moverla —se lamentó, colocando su rostro entre sus rodillas.
—Eso hubiera conllevado demasiado, Rhys... Quizás la muerte no sea la solución, quizás ni siquiera eres tú quien debe hacerlo. —Lara acaricio su espalda con suavidad.
—No, Lara, las cosas no funcionan así, desde que nací estoy destinado a esto, cargo con una cruz en la espalda porque mi destino no es sólo mío, está íntimamente ligado al de tantas personas que, aunque no quiera, cualquier acción que tome repercutirá de una forma masiva... Ya te lo dije una vez, Lara, este es mi destino, acabar con Rygal es la razón de mi poder, no por algo he sacrificado todo para ser más poderoso que él, y lo peor de todo es que mi mayor condición ni siquiera tiene que ver conmigo —dijo, dándole una mirada. Ella se dio cuenta a que se refería rápidamente—. No puedo morir, nada en este mundo puede hacerme daño, soy invencible y tengo un poder infinito, pero sólo si tú estás ahí... Ese tipo lo sabe, a mí no me puede matar... Pero a ti si —añadió, cerrando el puño.
—Rhys... —ella suspiró.
—Mírame... —dijo él, tomando el rostro de ella, sus ojos asediaron los suyos. El verde y el azul se mezclaron en el reflejo de los de Lara—. Yo no lo permitiré jamás, no me importa que estemos peleados, que ya no quieras estar conmigo, que nuestra relación ya no funcione, hasta si me pides el divorcio, no me importa nada, nunca me importó nada, nunca nadie me pudo parar, tampoco nadie jamás me dijo que debía hacer, ni cómo hacerlo, siempre hice las cosas a mi manera, destruyendo todo a mi paso... Por esa razón, Lara Harch, quien fue la única persona capaz de impedir eso y hacerme dar cuenta de lo equivocado que estaba... A ella es a la única persona que protegeré por siempre, esté o no esté —dijo, tomando su mano—. ¿De acuerdo? —preguntó, quitándole su anillo.
—Me haces emocionar en los momentos más inoportunos —rio Lara, limpiando algunas de las lágrimas que cayeron por su rostro— ¿Qué harás con el anillo?
—¿No te lo dije? Protegerte —respondió él, con obviedad.
—¿Y cómo harás eso? —preguntó Lara, haciendo notar su confusión.
—Hay algo importante que debo decirte... Si me sellan no podré volver por mis propios métodos, ya que el sello anula mi energía y todas mis secciones del alma, en el Vacío Temporal no podré usar mis Ojos del Alma y mi Scire no puede ayudarme a salir por sí solo.
—¿Y a qué viene eso?
—Que todas las marcas que tengo repartidas por el mundo serán eliminadas junto conmigo, y si logro salir del sello no tendré Energía del Alma aquí, por lo que no podré volver físicamente de nuevo.
—Espera... ¿Y qué tiene que ver mi anillo con todo eso?
—Ya lo verás... —dijo él, dándole un corte superficial a la punta su dedo, y con la gota de sangre que cayó de tal herida bañó el anillo de Lara. Este absorbió toda la sangre antes de volver a la normalidad de nuevo—. Listo —agregó, colocándoselo otra vez, tal como aquella primera vez... Cuando se casaron.
Lara acercó su mano un poco a su rostro, apreciando el anillo con atención, en su inspección notó que este no tenía ni un poco de rastro de la sangre de Rhys.
—Es una medida preventiva, si te sellan podrás volver gracias a eso que hiciste, ¿No es así? —preguntó ella.
—Algo así, esa sangre forma parte de mi alma corporal, la desligué de mi cuerpo y la uní con tu anillo, porque este es de tu propiedad, yo nunca te lo dije antes, pero estos anillos están hechos totalmente de mi Energía del Alma, cuando te di el tuyo e hicimos esa promesa en nuestra boda tu anillo pasó a ser tu propiedad, estos están reforzados por el amor, la promesa que hicimos ayudó en eso, por eso son indestructibles, las únicas personas capaz de destruirlos somos nosotros dos... Por eso guardé mi energía en tu anillo, este la protegerá de cualquier sello de otra persona que no seamos tú o yo, si me sellan esa energía no desaparecerá como mis marcas, aunque eso no significa que todo esté resuelto... De todas formas, no podré hacer nada hasta que alguien desactive el sello en este plano —explicó Rhys.
Lara sabía que esos anillos no eran objetos comunes, Rhys nunca haría algo sin que tuviera un significado oculto detrás. Él se había estado preparando para pelear con su padre desde que ellos se conocieron, él siempre supo que ese era su destino, incluso antes del Scire, incluso antes de los Ojos del Alma, incluso antes de lo de Vlas, incluso antes que todo. Rhys era la antítesis de su padre desde su nacimiento, él había nacido solamente para hacerlo caer, y Rygal lo sabía más que nadie... Ese también era su destino, y a la única persona que veía como su igual era a Rhys Windsor... Por eso nunca lo mató tampoco... Por eso... Esperó tanto... ¿Qué quería? ¿Ser vencido por él? ¿Morir ante las manos de su primogénito en esa batalla final? Todo lo que hacía era tan enigmático... ¿Quién podría siquiera intentar comprenderlo?
—Igualmente creo que lo estás pensando demasiado, Rhys, sé que el mismo Rygal te lo hizo saber, pero no creo que sea tan estúpido como para decirte lo que planea hacer contigo para sacarte de su camino.
—Es que no tiene otra opción, aunque me la haya dicho o no, era demasiado obvio que quería hacer algo así... La situación radica en cómo es que lo hará, su sello no es tan poderoso como para hacerle frente a mis Ojos del Alma, hay algo que está ocultando, con razón, yo tampoco usaría todas mis cartas contra mi enemigo, aun así, eso es lo que más me preocupa, no saber de lo que ese tipo puede ser capaz... Ya se lo dije a Vlas, y él cree exactamente lo mismo que tú, pero yo lo conozco lo suficiente, él no tiene límites.
—Es maldad pura... De todas maneras, lo digo de forma subjetiva, si hablamos de actos atroces... Hasta yo podría considerarme una persona malvada —Lara disminuyó su voz a medida que decía eso.
Rhys la miró y percibió esa sensación otra vez. La del arrepentimiento y la culpa.
—Todos somos malvados y benévolos al mismo tiempo, esa es la naturaleza humana, si ser alguien que vela por sus propios intereses sin que te importe la vida de nadie más que la tuya es algo «malo», entonces, ¿Por qué es un pensamiento tan común en la humanidad? Simple... Es nuestro propio crecimiento individual el que marca el límite del bien y el mal en nosotros mismos, no conozco nada sobre el pasado de Rygal, pero quizás si lo conociera entendería sus acciones, obviamente no las apoyaría, aunque sería hipócrita cuando hice exactamente lo mismo, pero salí de ahí cuando pude, él sólo se hundió más y más dejando de lado esa parte benévola de los humanos, ahora sí, él es sólo pura maldad —soltó Rhys, dejando levemente el ambiente silencioso.
—Todos somos monstruos por dentro... Y alguna vez en nuestra vida lo dejaremos salir, nada dura para siempre... Ni siquiera la calma y la humanidad.
—Hasta cierto punto, Lara, aun así, tengo una teoría sobre eso... El monstruo somos nosotros mismos intentando encontrar nuestro lugar, el monstruo no distingue entre el bien y el mal, buscando ese lugar que quiere encontrar es cuando comienza a trazar su propia línea de la moral, a medida que lo haga decidirá sus propias reglas y entenderá su lugar en el mundo, en ese momento es cuando el monstruo deja de serlo y se convierte en humano, cuando sus decisiones no están influidas por lo que lo rodea, sino que más bien por lo que es... Y cuando al fin se comprende a sí mismo es cuando puede comenzar comprender a las demás personas, y hay dos caminos que tomar en esta etapa: Sobrepasar la realidad y dejar que el mundo siga su curso pero siendo tú externo a este sin permitir que influya en tu vida, dejando en claro en pocas palabras que el sentido de esta no existe, ya que el mundo no puede otorgarte nada, no hay más ataduras y eres libre siendo lo que eres... Por el otro lado, están los sentimientos, comprendes a las demás personas y permites que ellas entren en tu vida, ya no puedes dejar de lado el mundo, porque estas personas son parte de él, por la misma razón, tu vida comienza a tener sentido, el sentido que ellos le otorgaron, estás atado al mundo, pero es tu decisión hacerlo, porque amas a esas personas, tu humanidad es más clara ahora, vives por ellos, eres libre también, porque has sido tú quien decidió quedarse en la realidad, el amor te salvó de dejar de lado todo, el amor es lo que hace que superes esa barrera de la realidad, porque pudiste salir de ella, pero decidiste quedarte y demostrar lo que hace a un ser humano... Ser humano.
El silenció que siguió a su reflexión se acomodó al ambiente. Lara cayó en cuenta con rapidez, había resumido su propio camino en un monólogo, él era el monstruo, pero el monstruo que había conocido el amor, el monstruo que se había convertido en ser humano... Sólo para vencer al monstruo que no siguió ese camino... Su propio padre.
—Se nos hizo algo tarde —dijo Lara, acomodando la cama—. Me cambiaré de ropa... ¿Tú te sacaras ese traje?
Habían entrado a la habitación unos minutos después de su charla en el pasillo. El alivio que invadió a Lara al ver a Rhys en la casa permitió que el cansancio ya la invadiera, y el sueño que había esquivado toda la noche llegó a ella... Tenía ganas de dormir... Junto a Rhys.
—Sí, ahora voy, ¿Quieres que te ayude con el vestido? —preguntó Rhys, acercándose a ella.
—Si, por favor. —Lara le dio la espalda y alzó su cabello hasta sus hombros, dejando ver los enlaces de su vestido.
—Bien —dijo él, desprendiendo los ganchos del vestido—. ¿Cuántas veces te he dicho que me encanta este tatuaje? —preguntó, acariciando la espalda desnuda de su esposa.
Lara tenía un tatuaje a la altura de la cadera, era una mariposa color rosa, se lo había hecho cuando era joven, en su adolescencia, fue una locura que pasó por su cabeza, una de tantas que hizo en esa época... Pero siempre le gustó, tanto como a Rhys... Él amaba acariciarlo por horas cuando ella dormía a su lado luego de hacer el amor.
—La misma cantidad de veces que has besado el lunar que tengo bajo mi muslo —respondió ella, y al darse vuelta se encontró con los ojos de su amado, osados.
Él sonreía con calidez.
—Eres hermosa, no paras ni un segundo —rio Rhys, acercó su boca a la de ella y la besó poco a poco, intentando gozar el beso en su totalidad—. Pero también a la vez eres tan sexy —agregó, alzando sus manos hasta los tirantes del vestido, y los jaló, bajando la prenda lentamente, con su mano trazando el camino que dejaba por la piel desnuda de Lara.
—Ey... Espera —susurró Lara, sonrojada.
Al Rhys quitarle el vestido completamente ella quedó ropa interior. La mandíbula de Rhys se salió de su lugar cuando se encontró con Lara semidesnuda frente a él, pero aunque era una imagen que había visto tantas veces, no podía dejar de apreciar lo hermosa y angelical que su esposa era.
—¿Esta ropa interior es nueva? —preguntó Rhys, notando la lencería de Lara.
Aunque ella normalmente acostumbraba a vestir ese tipo de ropa interior, Rhys sabía que ese era distinto, era un conjunto de encaje negro, mucho más erótico que cualquier conjunto de ropa interior que ella haya usado antes.
—Era una sorpresa... Para ti —respondió ella, en voz baja, algo avergonzada.
Rhys, todavía boquiabierto, sólo sonrió, su mirada seguía pegada a ella, no podía creer lo hermosa que se veía, y para colmo, al verla actuar así le parecía tan linda y tierna a la vez, ¿Cómo podía hacer sufrir a una chica así?
—Me encanta —dijo él, uniéndose poco a poco a ella.
Bajó su mano hasta su cintura y acaricio su piel, Lara pasó sus manos por la espalda de Rhys y se aferró a él. Al sentir este movimiento, Rhys bajó sus manos todavía más y apretó los muslos de Lara al levantar sus piernas, llevándola contra él, las piernas de su esposa lo rodearon y dio unos pasos hasta llegar a la cama, ahí se inclinó y la acostó en esta, mientras él se desvestía.
—Te amo tanto —declaró él, acercándose de nuevo.
Lara rio y acarició su pecho, su mano bajó hasta el abdomen de su esposo. Al notar esto, Rhys empezó besándola en los labios antes de comenzar a descender por su cuello y seguir por todo su cuerpo, al llegar a sus piernas paró un segundo para quitarle la parte inferior de su conjunto. Su cuerpo se sentía cálido. Escuchó los gemidos de Lara al llegar hasta su entrepierna, cuando afirmó su cuerpo entre las piernas de ella sintió como estas temblaban, y siguió besándola de la misma manera.
—Ay... Rhys —Lara gimió su nombre, apretando la mano de su esposo con fuerza, mientras que con la otra se aferraba a la sábana—. Por favor... Por favor —pidió, agitada.
Esas palabras hablaban por sí solas.