—Han pasado ya dos días y Eleanor y Elvis aún no habían logrado idear un plan para abordar a su padre.
Todo lo que se les ocurría parecía no ser el enfoque correcto.
Esa noche, después de la cena, Jason, que aún estaba por ahí, se había ido a llevar a Cheryl a casa.
Sólo Kathleen y Lauren quedaban en la sala de estar.
Viendo que estaban solas, Kathleen dejó caer el vaso de jugo que estaba sorbiendo y se volvió hacia Lauren.
—Vamos, desahógate. ¿Qué es lo que ha estado rondando en tu pequeña mente todo el día? —Kathleen estudió a Lauren que estaba sentada con cara de oficina de correos en el sofá.
—Nada —Lauren volteó su cara, contemplando intensamente un hermoso arreglo de crisantemos junto a las escaleras.
—Sabes que no puedes engañarme. Has estado actuando extraño desde que llegaste y te he encontrado arrojándome miradas furtivas cuando sientes que yo no te veo.
Lauren se sorprendió al escucharla decir eso. —¿Te diste cuenta?
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