—¡Síganme! —Scarlett lleva a Xander de vuelta a su habitación para revisar su portátil. Pero cuando miró la pantalla de su portátil, su cara se congeló.
—¡Maldita sea! ¿Alguien me atacó? —Scarlett se sentó de inmediato, sus manos tecleando rápidamente en el teclado. Sin embargo, nada aparecía en la pantalla del portátil, como si hubiera perdido repentinamente la energía, a pesar de estar conectado a una toma de corriente.
—¿Qué pasa? —Xander preguntó, su voz llena de preocupación al notar el rostro tenso y pálido de Scarlett. —¿Estás bien, cariño?
—No, esto no está bien —ella respondió, sus dedos aún tecleando en el teclado que no responde—. No debería haber dejado mi portátil y permitir que alguien me ataque... —Su mirada permanecía fija en el portátil. La frustración es evidente en su voz. Se regañó a sí misma por bajar la guardia.
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