—Zhen-Zhen... —murmuró suavemente en su oído.
—Tristán... ¿qué pasa? —Zhen-Zhen le preguntó en cuanto sintió que algo estaba preocupando a Tristán en ese momento. No sabía por qué, pero podía sentirlo.
Mientras tanto, el agarre de Tristán sobre su cuerpo se apretó más después de escuchar su pregunta. Siempre se maravillaba de que ella pudiera darse cuenta de que algo andaba mal con él. Como si fuera muy transparente a sus ojos y ella pudiera leer sus emociones y sentimientos.
—De verdad lo siento, Zhen. De verdad lo hago —dijo Tristán con su voz baja.
Todavía se estaban abrazando sin planear romper el abrazo.
Zhen-Zhen comenzó a acariciar su espalda. —¿Por qué te estás disculpando otra vez?
Tristán cerró los ojos con fuerza, apretó los dientes antes de calmarse para hablar una vez más.
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