``` La historia de un hombre que trae la muerte y una chica que la niega. ---- En la montaña embrujada del reino, dicen que vivía una bruja. Ella nació princesa. Pero incluso antes de su nacimiento, el sacerdote la declaró maldita y exigió su muerte. Envenenaron a la madre para matar al bebé antes de que diese a luz, pero el bebé nació de la madre muerta —una niña maldita. Una y otra vez, intentaron matar al bebé pero ella milagrosamente sobrevivió cada intento. Dándose por vencidos, la abandonaron en la montaña embrujada para que muriera pero ella aún sobrevivió en esa tierra estéril —una bruja. —¿Por qué no muere? Años más tarde, la gente finalmente se hartó de la bruja y decidió quemar la montaña. Pero el Diablo llegó en su rescate y la llevó consigo de aquel lugar en llamas, porque morir no era su destino ni siquiera entonces. Draven Amaris. El Dragón Negro, que gobernaba sobre los seres sobrenaturales, el Diablo con quien nadie deseaba cruzarse en su camino. Odiaba a los humanos pero esta determinada chica humana lo atraía hacia ella cada vez que estaba en peligro. —¿Es realmente humana? Él se llevó a la humana con él y nombró a esta misteriosamente tenaz chica “Ember”, un pedazo de carbón ardiente en un fuego moribundo. Un alma manchada de venganza y la oscuridad del infierno, se levantaría de las cenizas y cumpliría su revancha. ------ Este es el segundo libro de la serie de Los Diablos y Las Brujas. El primer libro es - La hija de la bruja y el hijo del diablo. Ambos libros están conectados entre sí, pero puedes leerlos de manera independiente. ```
Zelda soltó un suspiro. —La nueva Reina de las Brujas nació hace veinte años, lo que pasa es que se nos había cegado la vista, haciendo que nuestra raza no pudiera confirmar con certeza su nacimiento. Si ella hubiera muerto, aquellos con el don de la previsión lo habrían sentido, o al menos se les habría otorgado una visión adecuada. Sin embargo, no fue así. Por eso su vida o muerte se convirtió en un dilema que ninguna de las brujas pudo resolver, pero yo juro por mi alma que ella existe, pero eso es todo lo que puedo confirmar. Su Majestad, toda la raza de brujas desconoce su existencia, mucho menos dónde está nuestra nueva Reina.
—Piénselo, ¿es posible ocultarla de nosotras las brujas? Si alguien la escondió, ¿quién podría ser? Alguien poderoso y que se preocupa por las brujas. Alguien que no quiere que la existencia de la Reina provoque algún desastre. —Todo apuntaba hacia Evanthe.
—¿Se encontró con Evanthe? —preguntó Draven.
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