—Si ese es el caso, no veo que sea difícil que ella reciba la bendición de tu padre —Zhao Lifei podía oír la conversación débilmente. Cuando escuchó a la Señora Yang decir tales palabras, se sintió culpable, ya que la bendición no la había ganado por sus propios medios, sino por la ayuda de Yang Feng. No le gustaba aprovecharse de él de esta manera. Estaba determinada a obtener la bendición de Yang Qianlu y del Anciano Yang por su cuenta.
—Yang Feng, no te enfades cuando te pida esto, pero
—No —él la rechazó fácilmente, ya sabiendo qué le iba a decir.
—Yang Feng, no deberías interrumpir a tu madre así —exclamó ella, dando la vuelta a su hijo menor que estaba devorando la comida casera que ella había cocinado. Ella negó con la cabeza en silencio hacia él. Se parecía a un cerdito, y a uno muy lindo para colmo... Sonrió afectuosamente, su expresión se volvió tierna.
—Tu padre quiere que ella esté allí.
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