Bajo ataque
Dan y Karan avanzaron sin dudar un segundo, pisando los trozos de vidrio. En lugar de un charco de vidrio destrozado, parecía como si caminaran sobre césped. Era interesante notar que ni uno solo de sus movimientos—ya no digamos aquellos que efectivamente movían algún trozo de vidrio—hizo el menor ruido.
—Esta vez, seré yo quien cierre los ojos. Empecemos —dijo Dan, tomando una profunda respiración antes de cerrar los ojos. Toda la emoción que había estado presente en su rostro desapareció en un instante. Parecía tan inmóvil como el agua, completamente silencioso.
Del mismo modo, Karan parecía completamente desprovisto de emoción e increíblemente compuesto. El silencio que crearon a su alrededor habría hecho pensar a uno que se estaban preparando para pescar en lugar de luchar sobre el vidrio roto.
Dan y Karan estaban a punto de comenzar a moverse para su entrenamiento, cuando la puerta del almacén fue repentinamente volada por una explosión masiva.
—BOOOMM...