Lennox podría sonar calmado, pero por dentro estaba hirviendo de ira. ¿Cómo se atreve Alistair Han a pensar que era el dueño de Adrienne? ¿Cuánto tiempo llevaba acosándola? —se preguntó—. Que Alistair pudiera conseguir el número privado de Adrienne significaba que había estado monitoreándola de cerca durante bastante tiempo. Lennox no pudo evitar sentir un impulso protector hacia su esposa.
Adrienne no tenía idea; solo recibió una llamada de Alistair Han. Estaba durmiendo plácidamente al lado de Lennox después de pasar una noche intensa con él. Se acurrucó más cerca de él como buscando su calor. Su espalda entera estaba expuesta mientras las sábanas le cubrían la parte inferior del cuerpo. No se daba cuenta del peligro que acechaba en las sombras, ajena a lo lejos que Alistair había llegado para invadir su privacidad y amenazar su vida pacífica juntos.
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