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Manipulador X Manipuladora [08]

-- (Manipulador) --

- ¿Nos conocemos? – Preguntó la mujer del vestido negro.

- Lo dudo, alguien como tú no sale de la mente de un hombre… - Replicó el joven de pie frente a ella mientras sostenía un coctel, un Tequila Sunrise, más precisamente.

- Entonces puedes retirarte, si no tenía interés en conocerte antes, no lo tengo ahora. – interrumpió la dama.

El apuesto joven la miró con los ojos abierto en confusión, pero sin hacer ningún gesto aparente. 

"Vamos, no es el momento…" Pensó la mujer.

- Thomas, suelen decirme que soy una incordia, sin embargo, suelen decirme aún más que no se darme por vencido. – replicó el hombre con una sonrisa.

- ¿Y te funciona no darte por vencido? – preguntó la mujer de negro.

- Eventualmente lo hará.

"Venga, no seas tan presumido"

- Monique. – Respondió la mujer de negro.

Thomas saltó de la sorpresa, pero luego siguió con su charla.

- Ah! ¿Ves que sí funcionó? Déjame comprarte un trago, ambos estamos acabando el nuestro. Thomas, hizo un gesto hacia el barman y le ordenó dos bebidas más. – ¿Qué te trae por aquí, negocios o placer? Digo, claramente no eres de este país.

- ¿Para que me necesitas? – Dijo la mujer de negro mientras jugaba con la camisa de Thomas.

El hombre se inclinó hacia la oreja de ella en un ademan seductor y le dio una lamida suave y húmeda su oreja. La mujer esbozó una sonrisa y soltó un suspiro entrecortado producto de la agitación. Thomas luego le dio un pequeño mordisco al lóbulo de su oreja mientras Monique apretaba con fuerza las piernas.

- Por ahora. Negocios. – Susurró Thomas al oído de la mujer.

 

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Thomas estaba sentado en el sillón de la habitación 303 del hotel Escalera Real, expectante, como si esperara que algo o alguien atravesara la puerta principal. Aunque era un hotel prestigioso, sin embargo, no era raro que rentaran habitaciones para parejas improvisadas que estuvieran dispuestas a pasar una buena noche de acción.

Eventualmente, la luz del cerrojo se iluminó verde y ahí entró ella.

- Comenzaba a pensar que no llegarías. – Dijo Thomas.

- Ganas no me faltaron. – Respondió la mujer mientras cerraba la puerta y se sacaba los tacones de los pies con alivio en el rostro. – Fue inteligente que usaras un nombre diferente, Tak. Aunque escogiste uno que comienza con T, ahí perdiste puntos.

La mujer se dejó caer en el sillón donde estaba sentado Thomas, no, Tak.

- Un gusto verte de nuevo, Annie. – Respondió Tak. – Te gustó aquello, ¿no?

Annie se sonrojó y le dirigió una mirada intensa a Tak.

- Quizá... Aunque estoy segura de que hiciste lo que hiciste porque pensabas en Monique, ¿no es así?

Ahora era Tak quien estaba sonrojado.

- Con que por ahora negocios… – Annie dejó caer la frase al aire - ¿Qué tienes para mí?

Tak levantó los hombros.

- Creo que ya lo sabes, pero hay gente en los pisos superiores, en la zona VIP del casino a la que le llamaste la atención. Uno de los hombres con los que hablaste el primer día. ¿Recuerdas si alguno de ese entonces te ha vuelto a hablar?

Annie negó con la cabeza.

- Bueno, ellos son tu boleto de entrada a la zona VIP.

- Y ya me la arruinaste. – Contestó Annie. – Te vieron coquetear conmigo, bastante más de lo que alguien en el casino lo ha hecho.

- Entonces puedes usar eso a tu favor. – Contestó Tak – Los hombres solo desean algo más que una mujer inalcanzable…

- Una mujer que está con alguien a quien odian. – Interrumpió Annie con ira en el rostro. – Ustedes me enferman. Inclusive las mujeres son una competencia para ustedes los hombres.

Tak quedó sin palabras. Su orgullo le impedía afirmar aquello, pero su razón le impedía negarlo, en el fondo esa es la naturaleza humana. La habitación estuvo en silencio hasta que Annie se atrevió a pronunciar las primeras palabras.

- A este paso, tú vas a terminar muerto por une vendetta y yo voy a terminar muerta después de ser exhibida como un trofeo. – Annie sacó un paquete de cigarrillos de su bolso de mano y encendió uno dándole una calada.

» Pero así es la vida, se vive de riesgos, ahora tenemos que tratar de minimizarlos. Si hay algo que no nos hayas dicho anteriormente, entonces sería una buena ocasión para que me lo comentaras ya que hay grandes posibilidades de que hoy entre a la boca del lobo. De acuerdo con Scotch, el jardinero, Carlo Dimécci debe en un viaje de negocios ya que no ha vuelto a la mansión o en el mejor de los casos, está atendiendo ahora los negocios desde el casino. La confianza de los socios de los Dimécci en los Dimécci ha caído bastante desde el ataque y por ende, sus ingresos. 

Annie hizo una pausa mientras le daba otra calada a su cigarrillo.

- Tak… Hoy voy a entrar. Necesitaré que me cubras con tus hormigas – Dijo Annie. – Mantenlas cerca a mi pero vigilantes a los alrededores. Si ves algo extraño envía a dos de tus hormigas justo frente a mí.

Tak asintió mientras Annie seguía con su monologo.

- Solo prométeteme una cosa… En cuanto vaya a comenzar, vas a desactivar tu [Mente Colmena]

"¿No se supone que debería cubrirte?" Pensó Tak.

- Annie, entiendo lo que me pides, pero no puedo ayudarte de ninguna forma si desactivo mi habilidad. ¿Es que quieres morir?

- Tak, solo…confía en mi. – Annie tragó en seco.

Tak asintió a regañadientes.

- Bien, saldré del hotel de vuelta al casino. – Annie se puso los tacones apresurada. - Han pasado… 8 minutos, está bien, no quiero que te vean como un semental.

 

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Annie se había unido a una de las mesas de póker. Quizá las veces anteriores que estuvo tratando de recabar información no lo había hecho de la mejor forma. No se había integrado con el resto del ambiente, se había involucrado demasiado poco en el juego como para ser una apostadora y se había involucrado demasiado poco con las personas como para ser una prostituta. 

"Quizá el aura de misterio que tenía el primer día haya sido lo que captó la atención de los VIPs pero eso fue solo la primera impresión".

El crupier repartió las cartas y Annie le echó un vistazo, era un par de 5s negro. Una mano ni muy buena, ni muy mala. Llamó a una mesera quien le ofreció unas galletas saladas, tomó un par y le dio una ficha de poco valor como propina a la mesera como agradecimiento.

- ¿Sabes? No logro descifrarte aún. Has tenido buenas manos y has ganado. Has tenido malas manos y has ganado. Y aún así, no es que tengas mucho beneficio – dijo un jugador de la mesa.

- Solo es una jugadora muy conservadora, Phil – dijo otro jugador.

Phil meditó un poco el estado de las apuestas y pagó para ver las cartas. Las primeras tres cartas reveladas arrojaron un resultado bastante beneficioso para Annie.

"Hora de jugar"

- Phil. Está mano es mía. – dijo Annie con voz certeza y sin dudar.

La mayoría de los jugadores en la mesa de póker se retiraron luego de ver las 3 cartas arrojadas por el crupier. Un 5 de corazones, un As de corazones y una K de corazones. Alguien sin duda ya tenía una jugada bastante alta con esa apertura.

- ¿Ves, Daniel? A eso me refiero conque no logro descifrarla aún. Hay al menos 4 jugadas fuertes actualmente, pero las jugadas potenciales son mucho más. 

- Lo haré fácil para ti entonces – dijo Annie impasible. – Voy con todo.

El silencio se hizo en la mesa, la jugada fue tan impactante que atrajo inclusive la atención de varias mesas de juego alrededor de ellos, crupier incluido. Después de unas cuantas farfullas y murmullos de deliberación, el único jugador que quedaba jugando la mano con Annie, aceptó la apuesta. Ambos jugadores mostraron sus cartas ocultas. Annie con un par de 5s negro y Phil con un 4 y un 3 de corazones.

- Creo que se acabó, chica. 

- Yo también lo creo. – replicó Annie con la cabeza gacha.

En cuanto el crupier fue a repartir la cuarta carta, Annie le dedicó una sonrisa macabra a su oponente y murmuro unas cuantas palabras inteligibles. Phil dudó por un segundo, se llevó las manos a la boca y clavó la vista en la carta venidera.

- 7 de trébol. – anunciaron el crupier y Annie al tiempo.

Phil se relajó un poco al ver que la cuarta carta no volteaba las tornas del juego. Annie seguía con la mirada clavada en el hombre.

-¡Phil! – entonó Annie – ¡5 de diamantes!

Su oponente clavó ahora su vista en las manos del crupier como si esperara alguna trampa. Y el crupier anunció la quinta y última carta.

- ¡5 de diamantes! – anunciaron el crupier y Annie al tiempo.

- ¡Arreglaron el juego! - Phil se levantó de la silla dando un manotazo que estremeció la mesa. - ¡Devuélveme mi dinero, llamaré a la seguridad del casino para que revisen las cámaras! ¿¡Acaso no sabes quien soy yo!? ¡Yo soy la historia, yo soy…!

La sonrisa retorcida de Annie hizo callar al hombre por un instante.

"Ahí está, el miedo"

Y entonces cumplida la condición de activación de su habilidad, Annie usó [Fearing].

- Phil, siéntate, has perdido, se acabó, cálmate un poco. – Proclamó Annie con una suave y melodiosa voz.

El hombre parecía una persona diferente. Su agitación y estrés había desparecido espontáneamente, como si nunca hubiera existido. Y se volvió dócil.

Annie le echó un ojo a Tak a unas pocas mesas de juego de distancia quien parecía confundido pero intrigado por lo que acababa de pasar, parecía como si estuviera listo para saltar a la acción, pero lo hubieran obligado a no hacer algo tan estúpido.

"Bien, Phil… Ahora juguemos a que me hostigas"

Hubo una discusión poco después de esos hechos. El crupier aseguraba que no había manipulado las cartas de ninguna manera, que había sido un juego legal; Phil, aún alegaba, que le habían robado y que el crupier y la mujer estaban trabajando juntos; Annie, Annie se divertía para sus adentros con la situación.

"Dos personas controladas por mi habilidad discutiendo entre sí, a este paso voy a quedar loca".

La mesa cerró operaciones por alrededor de 30 minutos mientras revisaban las cámaras en los pisos superiores, para ese entonces la mayoría de gente había abandonado la zona, solo quedaban el crupier, un guardia de seguridad de bastante nivel, Phil y Annie.

El guardia de seguridad murmulló unas cuantas palabras indistinguibles para Annie a través de su intercomunicador y se preparó para dar el veredicto. Antes de que pudiera anunciar palabra, Annie le hizo una seña a Tak quien comprendió la situación y abandonó la mesa donde estaba antes de que comenzara la siguiente mano.

- Señor, hemos revisado las cámaras de manera exhaustiva y determinamos que no hubo ningún tipo de trampas en la mano que jugaron ustedes dos… - dijo el guardia de seguridad.

- ¡Imposible! ¿Entonces cómo…? – Interrumpió Phil.

- Déjeme continuar. Sin embargo, reconocemos que es sospechoso como la señorita aquí presente parecía saber todo con respecto a las cartas que iban a ser jugadas.

Phil (aún controlado por Annie) asintió.

- Señorita, si es tan amable ¿Podría explicarnos como es que sabía que cartas iban a ser jugadas a continuación?

- Verá, señor, es pura probabilidad, pero… lo cierto es que tengo una especie de don. Puedo ver el futuro. – Annie susurró esto último al guardia.

El guardia no se inmutó ante este comentario, aunque Annie presentía que estaba cansado de tener que lidiar con cosas por el estilo.

- Lo lamento, señor, pero el casino retendrá las ganancias de la señorita por esta mano. Usted será compensado por las molestias. – afirmó el guardia.

Phil hizo un gesto de desagrado con la mano, el guardia se giró hacia Annie.

- Por su parte, señorita, deberá acompañarme, a mis compañeros les encantará escuchar acerca de ese don suyo.

Annie asintió a regañadientes y siguió la espalda del guardia de seguridad, oponer resistencia solo haría que la situación fuera más peligrosa, eventualmente dejaron atrás a Phil que le gritaba al crupier (ambos aun controlados por Annie),

"Ya que insistes, te acompañaré al sitio exacto donde quiero ir"

 

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Tak se levantó de la mesa de póker y fingiendo ir al baño, en el trayecto aprovechó para ver brevemente la discusión que se había formado en la mesa donde jugaba Annie.

- ¡Esta novata debió hacer trampa! ¿¡Cómo es posible que supiera todo lo que iba a pasar después!?

- Señor, cálmese, estamos… - El guardia paró de hablar y se llevó la mano al intercomunicador.

- Además, ganó con un póker. ¡UN PÓKER! ¿Sabes cuáles son las probabilidades de sacar un…?

Tak pasó de largo la discusión, cambió las fichas rápidamente y antes de que fuera detenido o cualquier cosa, salió apurado del casino con el dinero y corrió a una de las paredes de laterales buscando cámaras de seguridad durante el trayecto. 

"Limpio"

Cuando estuvo seguro, miró hacia el suelo y vio un camino de hormigas.

"Lo siento, amigas, tendrán que desviarse del camino a su colonia por un momento".

Tak activó un muy fino [En], aún estaba recomponiéndose del entrenamiento con Monique, la de verdad, por fortuna, pudo mantener las fuerzas el tiempo suficiente para que entraran en su rango unas 20 hormigas, entonces activó su habilidad y las dirigió 10 hacia la pared trasera del casino y 10 hacia dentro del casino, buscando algunas el elevador y otras buscando a Annie. Tak cerró los ojos y se concentró en las hormigas que había mandado hacia Annie. Un mar de sensaciones volvió a invadir a Tak, casi no lograba distinguir la silueta de Annie, pero estaba seguro de que era ella pues estaba detrás de otra silueta aún más gruesa e intimidante que ella. Apuró a sus hormigas y 3 de ellas lograron recorrer el camino de los pies de la mujer hasta su espalda. Tak sentía calor y una sensación de ahogamiento, le faltaba el aire por el vestido negro apretado que tenía la mujer. Para evitar colapsar, Tak rápidamente dirigió a las 3 hormigas por sobre el vestido, luego abrió los ojos.

Caminó un poco hacia la parte trasera del casino para verificar que sus hormigas estaban en marcha.

"Todo en orden".

Luego se dirigió a la habitación que había rentado por una noche para tener un poco más de tranquilidad.

Cerró los ojos una vez más e hizo un escaneo rápido del estado de sus exploradoras. Al principio Tak sintió escalofríos, su boca se seca rápidamente y su temperatura comenzó a descender, perdía un poco el equilibrio, era como si su centro de gravedad no se encontrara en donde debería, eran las 10 en la pared trasera, camino a la zona VIP pero listas para movilizarse arriba o abajo en caso de ser necesario; De las 7 hormigas que había mandado camino al ascensor, una no había conseguido llegar, el resto se encontraban dispersas, escondidas en las hendijas, esperando el momento en que la puerta se abriera y el guardia que tenía escoltada a Annie saliera del elevador. Las ultimas 3 le proporcionaban una sensación cálida, abrasadora, su temperatura se elevó a un poco por encima de lo normal pero no podía decir que tenía fiebre, se sentía como un día de playa, como el lujo de un descanso en un paisaje costero.

"Si sigo haciendo esto y pensando así voy a terminar volviéndome adicto a esta chica. Recuerda lo que dijo Daven, ella es peligrosa, cualquiera que pueda bajarle los humos así a alguien como lo hizo antes, lo es".

El ascensor se detuvo y los dos pasajeros bajaron en un piso que era de todo menos una sala de seguridad. Seguramente Annie era consciente de que no la llevaban a un sitio lleno de pantallas de vigilancia y personal comprometido, en todo caso, la llevarían a un sitio lleno de cámaras de vigilancia. Las hormigas abandonaron el ascensor lo más rápido posible, ninguna se quedó atrás, no recordaba con exactitud el numero del piso que espió la vez pasada, en lo que a Tak respectaba, ni siquiera recordaba haber visto nunca el numero del piso, aún así, con muchas mas hormigas, concentradas en un mismo lugar podía ver la zona VIP con más claridad, Tak abrió los ojos por un momento y corrió por bolígrafo y papel de un escritorio cercano.

"Sería una buena idea hacer un mapa de esto"

Para cuando volvió a cerrar los ojos las personas a las que seguía se habían alejado lo suficiente como para no distinguir rasgos característicos. Aun así, podía verlos mejor de lo que podía verlos con 3 hormigas. El Manipulador recorría los pasillos a través de sus hormigas exploradoras dibujando el mapa del piso en el que estaban y esporádicamente cambiaba su concentración a las hormigas cercanas a Annie para no perderse ninguna conversación.

- ¿A-A dónde vamos? – Preguntó la joven de cabello corto.

El guardia no le devolvió la palabra.

- ¿La sala de vigilancia está muy lejos? – preguntó Annie fingiendo temor en su voz.

- Ya casi llegamos, señorita. – Respondió el sujeto disminuyendo el paso.

Tak movió a las hormigas hacia el hombro de Annie, quien giró su mirada hacia ellas y luego dejó escapar una sonrisa.

"No estás sola"

Una sensación de preocupación invadió a Tak.

"No… ¡Sí estás sola! Estoy muy lejos como para ayudarte"

Tak abrió los ojos asustados. Por un momento se le pasó por la mente la idea de salir corriendo a ayudar a Annie, reforzar su cuerpo con [Ten] entrar ahí y golpear a todo el mundo. Pero, aunque quisiera, no tenía fuerzas, ni energía, ni nen suficiente para hacerlo, ni siquiera podía mantener su [Mente Colmena] por mucho más tiempo.

"Sería estúpido lanzar un ataque directo sin saber si ahí puedo encontrarme a otro tipo estúpidamente poderoso como Nightshot...".

El manipulador cerró los ojos y se dejó caer, concentrándose una vez más en las hormigas que mapeaban el piso e indicándoles a las de afuera del casino que se fueran moviendo hacia la pared externa más cercana a Annie y el guardia. 

Luego, cambió de perspectiva una vez más. El camino se sentía eterno para Tak quien sentía y veía las distancias desde el punto de vista de un insecto. Sin embargo, podía notar que la distribución de las habitaciones de apuestas era bastante similar, si no es que igual a la del piso que había explorado la última vez. Una voz sacó de su análisis abruptamente a Tak.

- Llegamos. Entre por favor, señorita. – Dijo el guardia indicando cortésmente la puerta.

En ella se leía una vez más Apuestas dulces. Tak sintió a las hormigas que mapeaban el sitio, se encontraban muy lejos de la habitación donde iba a entrar Annie. Ellas iban a paso de hormiga, las otras 3 iban a paso de humano.

"Tengo que confiar en ella…"

Tak mandó lo más rápido que pudo a todas las hormigas infiltradas en el piso a la misma ubicación.

- Señor… - Annie aún seguía fingiendo – señor, señor, esto es…

- Entre por favor, señorita. – El guardia abrió la puerta.

Annie tragó en seco mientras Tak sentía el nerviosismo de la mujer. 

"¿Es posible que no estuviera fingiendo?"

Annie dio unos pasos hacia adelante y el guardia cerró y aseguró la puerta tras de ella abandonándola con 3 hombres en una habitación. 

- ¿Ves? Te dije que encontraría a la mujer – Dijo la voz que Tak identificó como la primera voz de aquella ocasión. Era un hombre de cabeza mas bien grande y con forma rectangular, lucía un bigote frondoso y bien cortado al igual que sus cejas y vestía un chaleco clásico abotonado del cual sobresalía una prominente barriga.

Los otros dos hombres no hicieron más que reparar a la joven una y otra vez, de arriba hacia abajo. 

- Buen trabajo. – Dijo una voz desconocida para Tak, un hombre alto que estaba sentado de piernas cruzadas lucía unas gafas pequeñas de marco recto color caqui que hacían juego con su camisa color crema y su pantalón café. Tak no pudo evitar ver que también tenía reposando sobre sus piernas un bastón de madera con tallados bastante bonitos, por donde se viera, al hombre se le consideraría un hombre con clase.

- Un placer, mi Señor Dimécci. – respondió alegre el primer sujeto.

Annie hizo el mayor de los esfuerzos para contener su sorpresa al conocer en persona a Carlo Dimécci. O al menos alguien emparentado con él. Tak no reparó en el hombre, tenía todos sus esfuerzos dedicados a mover a las hormigas y no desmayarse hasta el cansancio en el intento.

- Es.. – Annie hizo un gesto tímido - ¿Es usted el señor Carlo Dimécci?

El tercer hombre en la habitación levantó la mirada hacia la mujer. Si tuviera que adivinar, probablemente sería un guardaespaldas.

- ¿Necesitas que lo sea? – Respondió el hombre del bastón.

- Lo siento. Tuve recientemente un altercado con un competidor en una mesa de póker y me gustaría recibir el dinero que gané legalmente. – Replicó Annie.

El hombre del bastón levantó una ceja en asombro y luego intercambió unos susurros con cada uno de los hombres por separado, sin llegar a separar nunca la mirada de la de la mujer. Al cabo de un par de minutos de discusión en secreto, el tercer hombre abrió una puerta ubicada en el lado opuesto de donde entró Annie y de ella no se hicieron esperar tres hombres y tres mujeres vestidos bastante elegante.

El hombre del bigote se levantó a su escritorio.

- Una vez todos compraron sus cartas, daré inicio a la sesión número 12 del día de hoy. ¿Alguno tiene alguna carta rápida para jugar? – El hombre hizo una pausa observando los rostros de todos los invitados ahora sentados en diferentes sillas.

Tak notaba como la superficie de sus 3 hormigas tambaleaba, Annie estaba estresándose por la incertidumbre.

"Confía en ella".

Tak apresuró sus hormigas antes de que fuera tarde.

- Ya que nadie tiene cartas rápidas para jugar, comencemos la subasta.

En cuanto se anunciaron aquellas palabras se hizo un rápido farfullo inteligible para Tak, era demasiado ruidoso para sus hormigas, sus tímpanos vibraban como tambores y sentía como su cabeza le daba vueltas constantemente. Al rato, la sensación se calmó y pudo volver a concentrarse, las voces eran cada vez más espaciadas y los gritos habían cesado en su totalidad. Entonces, Tak pudo observar lo que sucedía.

- 30 minutos – anunció el hombre con la paleta número 4, poniendo una carta sobre la mesa.

- 30 minutos, 30 segundos – anunció una mujer con la paleta número 3, mientras repetía el mismo proceso.

- 31 minutos – el hombre con la paleta 6.

- 31 minutos, 10 segundos – mujer de paleta 7

- 33 minutos – levantó la paleta número 2 el hombre que parecía guardaespaldas.

- Vaya, esto si es una sorpresa, el chico se atrevió a participar. – anunció el hombre del bigote y barriga burlándose.

- A este paso se va a rebelar contra mí. – se río el hombre del bastón y levantó la paleta número 1 – 40 minutos.

Se hizo el silencio hasta que la mujer con el 7 se atrevió a jugar sus cartas nuevamente solo para ser arrastrada a una lucha entre los hombres con la paleta 1 y 2.

- 53 minutos, 12 segundos. – anunció el hombre de la 2

- 53 minutos, 13 segundos. – replicó la mujer con el 7

- 53 minutos, 15 segundos. – ¡gritó el hombre con el 2!

- 55 minutos. – dijo el hombre con el 1 con una sonrisa.

Annie se encontraba impaciente.

- 5… - La mujer hizo el amague de levantar su paleta y se encontró con la mirada salvaje del hombre con el numero 2. – Me retiro.

- 60 minutos. – dijo el hombre con el 2

- ¡Cruzamos la línea de la hora! – anunció el hombre de bigote.

Tak ya no podía mantener la compostura, todas sus hormigas habían llegado a la habitación así que Tak liberó a las de las paredes exteriores, no les veía mucho uso aparte de dejarlo sin energía. 

"Pensé… que sería más rápido"

Tak abrió los ojos y se tomó un vaso de limonada de un solo sorbo para reponerse. Cerró los ojos una vez más.

- ¡Adjudicado!. Lote 12, 110 minutos al hombre con el 1. No te excedas con el tiempo.

"¿Cómo…?" Tak estaba confundido. Se aseguró de montar dos hormigas más sobre Annie una vez más y liberó al resto.

El hombre con el numero 2 rechistó y el resto del personal se quedó en la habitación como si esperaran algo más. Por otro lado, el hombre del bastón saltó de su silla rápidamente hacia Annie, le dio un rápido beso en la mejilla y le hizo una reverencia, luego el indicó el camino hacia la puerta trasera y salieron en dirección hacia allá.

 

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"¡Genial, acabo de ser prostituida contra mi voluntad!"

El pasillo tenía una iluminación tenue que rozaba la línea entre lo candente y lo tenebroso.

"Supongo que esa es la vibra exacta que da este lugar"

Annie dejó admirar el pasillo por un momento y se concentró en su espalda para poder sentir las hormigas de Tak. Ahí estaba el hormigueo camuflado entre su vestido negro, lo cual ciertamente le resultó conveniente para esconder a los insectos rastreadores.

En el pasillo aparte de Annie y el que ella cree es Carlo Dimécci se encontraban escoltados por 4 hombres del tamaño de unos gorilas, 2 delante y 2 detrás. Lógicamente, la seguridad era para protección del VIP, a ella solo le había tocado ser una esclava más. A través del pasillo angosto se escuchaba el constante tic-tac de un reloj que marcaba los segundos transcurridos, para recordarle a las personas que el tiempo iba pasando. El tiempo que apostaron iba pasando.

Cuando finalmente llegaron a la habitación asignada los guardas de seguridad requisaron a Annie para asegurarse de que no tuviera ningún objeto peligroso para el VIP, le arrebataron sus tacones y partieron por completo el tacón, luego arrojaron lo que quedo de los zapatos hacia dentro de la habitación. 

"Mas te vale que estés viendo esto, Tak, si llego a creer que perdiste el control de las hormigas te mataré por dejarme sola".

Cuando terminaron la requisa, los guardias miraron al VIP quien asintió en un gesto rápido, casi imperceptible. Y procedieron a rasgar el vestido de Annie por completo. La joven tuvo que luchar contra sus instintos de activar su Nen, si alguno de ellos 5 llegara a ser un usuario de nen, se habría acabado. De igual forma se contuvo de hacerlo cuando percibió que, aunque eran primitivos, estaban en jornada de trabajo, obviamente les causaba placer tener el control, sin embargo, no podían permitirse perder el control frente al VIP que les daba de comer. Annie quedó de rodillas en el suelo, tapando su orgullo con retazos del vestido que tenía hasta hace poco, levantó su mirada y los guardias se habían ido, la habitación estaba asegurada y el hombre del bastón la miraba desde arriba con una expresión depravada.

"Ah… era por eso". Annie apretó el puño en impotencia. "Ya llegará el momento".

El hombre la tomo por el brazo y la levantó. Annie se puso de pie de un salto para ocultar la falta de fuerza del hombre.

- Antes me preguntaste si era Carlo Dimécci – dijo el hombre mientras lamia desesperadamente el cuello de Annie. - ¿Pasa algo si lo soy?

Annie sollozaba.

- Pues sí, sí lo soy – se rio el hombre – Supongo que estás de suerte, encontraste y conociste a quien buscabas, al verdadero.

"No tienes ni idea de cuanta suerte tengo" Annie contuvo una risa picara.

Annie pronto cayó en cuenta y buscó las hormigas de Tak, las vio en el suelo recorriendo el camino hacia la cabecera de la cama.

"¡Bueno, ya basta, idiota, ya viste mucho!" 

Annie se sonrojó. Carlo por su lado se emocionó al ver la reacción de la mujer y comenzó con toques más bruscos. La arrojó sobre la cama y comenzó a besar y apretar con fuerza sus muslos, luego fue subiendo desesperadamente hacia la intersección entre su pelvis y la pierna y le dio un fuerte beso. Aquello hizo sentir a Annie bien solo por un momento. 

-¡Oye, oye, para…! – sollozó Annie.

Carlo se emocionó más al oír aquello.

Annie se reincorporó, dejó de estar acostada y antes de que Carlo pudiera poner su boca en otro sitio, lo tomó con las dos manos de su mandíbula y tiró hacia arriba de él, dejando a ambos cara con cara. Carlo se sorprendió al ver aquello, Annie hizo el amague de un beso, Carlo bajó ligeramente la cabeza, suspiró y luego volvió a levantar la mirada. Finalmente, sus ojos conectaron con los finos labios de Annie, luego con su mirada, luego… le lanzó una cachetada sin piedad a lo que Annie cayó tendida sobre la cama otra vez.

- ¿¡Crees que vine a perder el tiempo contigo!? – Gritó Carlo - ¡Agradece que solo será esto y no algo peor, si hubiera sido la mujer con el número 7 te habría mutilado al terminar!

"Lo voy a matar, lo voy a matar, lo voy a matar".

Carlo la agarró de las rodillas y comenzó a abrirle las piernas. Annie volvió su cabeza en dirección a la cabecera de la cama y aplastó a las hormigas con un solo manotazo, sin realmente parase a comprobar cuantas había caído.

"Te dije que no debías ver esto"

Carlo quedó sorprendido por aquella reacción de Annie y estuvo a punto de propinarle otro golpe.

- Carlo Dimécci. – murumó Annie para si misma. - ¿Cuántas veces has hecho esto?

Annie aplicó toda la fuerza que tenía sobre la pierna que Carlo trataba de levantar y aplicó una muy fina capa de [Ten], no quería despertarle el nen a ese monstruo por casualidad, luego movió la pierna con un arco empujando al hombre hacia un lado. Carlo perdió el equilibrio, fue un golpe limpió en la barbilla, su cabeza aún le daba vueltas y su oído apenas alcanzaba a servir lo suficiente para entender que le estaban hablando.

Annie esta vez no se encontraba sonriendo, su expresión era solida como una roca, aún desnuda, se puso de pie y camino hacia Carlo liberando un [Ren] viscoso y lleno de ira, era la representación de la venganza y la represalia, la sed de sangre de Annie hizo que tambaleara la decoración de la habitación, cada paso hacia el mafioso era un peso que cerraba la garganta de Carlo. Eventualmente, Annie se paró frente a él y concentró con [Ko] su vicioso nen en el puño derecho.

- Carlo Dimécci. Hoy fue el ultimo día. Espero que lo hayas disfrutado, vuelve pronto al casino Escalera Real. – Dijo Annie con voz melodiosa.

Lanzó un derechazo directo hacia el rostro atemorizado del mafioso. Carlo empuño el rostro y se llevó las manos hacia él. Annie se detuvo a unos pocos centímetros de los brazos del hombre y activó [Fearing].

- Ahora eres mi esclavo. 

Un paso más cerca de conseguir el primer objetivo! ¿Es Annie la MVP del arco? Aun hay mucho que ver!

¿Tienes alguna idea sobre mi historia? comenta y dejamelo saber.

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