En una habitación oscura se encuentra durmiendo María, viste una ropa de dormir algo reveladora y llora pensando en sus últimos momentos junto a quien era su novio. Recordó como este rogó por su vida, solo para que la arrojara contra la pistola que terminó matándola, su muerte fue instantánea y aun así se le quedó el sentimiento de tristeza por ese cobarde acto. Lo siguiente que tenía en su memoria era despertar en aquella habitación, junto a algunos de sus "amigos" y personas que no conocía, donde quien creía era su mejor amiga, le revelaría una dura verdad.
Los eventos incomprensibles de esa noche, habían dejado algo traumatizada a esta muchacha, no sabía cómo actuar estando sola en aquel apartamento donde la visitaba Gustavo. Al levantarse miró las fotos que se sacó con su difunto novio, las tomó todas para arrojarlas a la basura, al hacer esto encontró el celular de Gustavo en el velador. Recordó que este lo había dejado ahí pues no tenía batería y una idea cruzó por su mente.
María tomó su propio celular para cambiarle las baterías, ella compro ambos en una promoción y eran el mismo modelo. Ella nunca había sido una chica celosa, confiaba en su novio y este al saber de su ingenuidad, pasó por alto el hecho de necesitar un patrón de desbloqueo. Tras encenderlo fue directamente a las fotos, videos y demás contenido que tenía guardado la memoria, fue así que confirmó lo que le dijo Katy. El celular de Gustavo estaba lleno de videos de otras chicas, fotos, números, mensajes y grupos de whatsapp... Todo ese contenido era de índole sexual, habían algunas chicas que por ningún lado parecían estar de acuerdo con el sexo, daban la impresión de estar bajo efectos de alguna droga, las fotos de desnudos tenían de remitentes a chicas que María conocía, los mensajes junto a estas eran melosos y de acuerdo a la fechas, esta pobre muchacha se dio cuenta que pasaban cuando estaba con ella, incluso lo encuentros sexuales con estas otras mujeres, sucedieron cuando Gustavo le decía que trabajaría hasta tarde. María pasó casi una hora viendo partes de los videos, sus lágrimas no paraban de caer de sus mejillas, incluso encontró fotos y videos privados que ella permitió que le tomara, pero que Gustavo compartió con sus amigos, en todos esos mensajes les hacía saber hasta el más mínimo detalle de ella y para colmo él la ofrecía a sus amigos para intercambiar parejas.
Aquella muchacha se quedó en silencio, su garganta estaba seca y temblando cambio la batería cargada a su celular. Repentinamente un mensaje apareció en su pantalla, luego una llamada que era de una de sus compañeras de clases.
—María, amix ¿Dónde estás? ¿Estás bien? Vi en las noticias que Gustavo fue asesinado en el asalto a una pollería, no sabes lo feliz que estoy de que me contestaras al fin... Mira, va a ser medio día y aún no te has aparecido en el aula, el profe esta que pregunta por tus hojas de investigación. —Le decía aquella chica preocupada.
—Hola Doris, hazme el favor de disculparme con el profe... En verdad me he sentido muy mal este día, por eso me quede en casa... Pero estoy bien, estuve con cólicos y no salí con Gustavo, también estoy afectada por lo que pasó. —La voz de María estaba como quebrándose pero no por lo que ella decía.
—Me alegro amix, eres mi pinky y me tenías preocupada... Ya más tardecito iré a visitarte para que hablemos, te llevaré algo del vino que... —Doris paró de hablar pues María le interrumpió.
—Doris, quiero preguntarte algo un tanto personal ¿Te has encontrado con Gustavo a solas? —Preguntó calmándose un poco, su amiga calló unos segundos.
—¡No! Para nada, amix, nunca te haría algo como eso, total ustedes están bien enamorados... Ja,Ja,Ja ¿Pero a qué viene esa pregunta? ¿Él te dijo algo?... —Doris parecía extrañamente interesada.
—Solo que los vi la otra vez en un restaurante, me dio curiosidad el por qué estaban juntos... Pero no importa, sé que tú nunca me harías algo así... Disculpa por mi incomoda pregunta, bueno ya hablamos. —María no le dio tiempo de despedirse y cortó la llamada, luego buscó y bloqueó varios números de su celular.
María había visto entre todo el contenido del celular de Gustavo, que él y Doris se entendían, ella le mandaba fotos provocativas y él hacía lo mismo, incluso donde dijo ella que los vio, fue justo antes de que se filmaran teniendo sexo en el baño del restaurante. María no podía creer lo tan sangre fría que resultó su amiga al mentirle, sobre todo ella misma no se perdonaba ser tan ingenua y por no darse cuenta de la clase de basura que era a quien llamaba novio.
La dolida joven se quedó en un rincón del cuarto abrazando sus piernas, ni siquiera quería acostarse en la cama, pues había videos donde Gustavo traía mujeres al cuarto mientras ella estudiaba. María recordó los momentos felices que tuvo con ese canalla, todos y cada uno manchados con las innumerables veces que este se revolcaba con otras. Para colmo de males, era cierto eso de que se aprovechaba de chicas y las vendía a sus amigos ¿De qué monstruo se enamoró? Se preguntaba una y otra vez en la oscuridad del cuarto.
Al otro lado de la ciudad, ya casi siendo de tarde, dentro de una cafetería universitaria se encontraba Javier repasando unas lecciones para un próximo examen y bostezaba de sueño mientras leía esos aburridos párrafos. Su cuerpo estaba sobre todo cansado por la noche donde murió, peor aún por la pelea contra esos alienígenas y sentía la cabeza pesada por tanto estrés en su vida.
Había un grupo de muchachos conversando en la otra mesa, lo hacía de manera bulliciosa incomodando a Javier y de la nada uno de estos jóvenes se le acercó.
—Oe Javier, la clase está acordando la cuota para las entradas del festival de la uni. Cuando tengas dinero pasa a dármelo. —Le dijo ese muchacho viéndolo despectivamente.
—Disculpa pero no pagaré por algo a lo cual ni siquiera iré, no cuentes conmigo para ello. —Respondió de forma fría causando que el otro se enojara.
—Ja escucha inadaptado. No importa que vayas, tienes que poner la cuota. Nos harán un descuento cada 10 personas, lamentablemente tuvimos la mala suerte de que el sorteo nos emparejara contigo. —Este chico golpeó la mesa con ambas palmas, pero Javier siguió leyendo su libro sin hacerle caso alguno.
—Ya te lo dije, no voy y no pago. Conversa con tus amigos si tanto quieren ir, no les costara nada poner algo más de dinero. —Javier se levantó de la mesa, guardó su libro y se disponía a irse pues las miradas lo incomodaban.
Dejando molesto a su compañero de clase, este cogió un vaso de plástico a medio tomar y lo arrojó a la espalda de Javier. El contenido mojó parte de su mochila, él apretaba su puño con fuerza, conteniéndose las ganas de responderle como era debido. Pero sin decir nada se retiró, aquel sentimiento de impotencia lo abrumaba.
«Maldito hijo de puta, que mierda tienen que meterme en sus fiestas. Si no fuera por que necesito una buena conducta.... Yo», pensaba Javier retirándose frustrado y podía escuchar burlas sobre su hombría viniendo de ese grupo.
Unas horas más tarde, como sus clases habían terminado se fue hacia la estación de buses, durante este día de la semana el acostumbra llegar temprano a casa y hoy no tenía que ir a su trabajo de medio tiempo en el call center.
La condición familiar de Javier no es la más estable, hace casi 2 años su padre abandonó el hogar, nadie supo porque lo hizo pero hubieron rumores de una amante. Al enterarse de esto, su madre sufrió una severa crisis nerviosa, que terminó por causarle un derrame cerebral, desde que salió del hospital Javier se ha encargado de ella, solo viviendo con lo justo de una pensión y pagándose los gastos universitarios con su trabajo.
Su rutina es bien marcada, día a día tras regresar de la universidad va con su madre inmediatamente, la deja con la televisión prendida en los canales que le gustaban, la revisa y limpia por si se ha ensuciado y se queda a su lado un rato para acompañarla después de darle de comer. Es gracias a estos cuidados que puede estar tranquilo de dejarla sola mientras estudia, incluso por las noches se da tiempo de hacerle ejercicios y moverla de sitio para evitar posibles yagas.
Siendo más de la mitad de la tarde, él estaba dándole de comer y en la televisión pasaban las noticias más importantes.
—La autoridades siguen en búsqueda de "Los injertos de Caracha", autores del asalto a la pollería que dejó alrededor de 10 muertos y muchos heridos de gravedad, según nos indican a uno se le cayó la máscara que portaba y terminó por eliminar a los testigos, la policía nacional está haciéndoles un arduo seguimiento. En otras noticias, aún se desconoce la causa de la tragedia sucedida en Enace Cayma, pero se le atribuye a una falla en el sistema de gas y las autoridades no nos han permitido el ingreso. Por último, la histeria colectiva se sigue incrementando por el número de víctimas nocturnas con signos d... —Javier cambió a otro canal donde comenzaba las novelas de la tarde que miraba su madre, se levantó para irse y le dio un beso en la frente para dejarla descansar tranquila.
Aunque no quería demostrarlo siendo apático, Javier estaba demasiado estresado por el duro estilo de vida que lleva y tenía tiempo sintiendo fuertes dolores de cabeza. El timbre de un celular sonó, él lo sacó de su bolsillo, dudo un poco viendo que no reconocía el número y aun así atendió la llamada.
—Hola buenas tardes...
—Ho-Hola... Disculpe, hablo con Javier... —Aquella voz femenina le sonó conocida.
—Sí, con el mismo ¿Con quién hablo? No reconozco su número.
—So-Soy yo, Delia, nos conocimos anoche durante... Bueno, ya sabes, llamaba porque este perrito que me traje está extrañándote, se encuentra cómodo en mi casa pero creo que te tomó mucho cariño... Quería saber si podía pasar a visitarte para que lo veas y de paso... uhm, hablar un rato sobre algunas cosas. —La voz de Delia sonaba algo nerviosa, cerca de ella estaba el perro comiendo las croquetas que le compró.
—Disculpa por no reconocerte, ayer llegué tan cansado que olvidé anotar sus números en el celular. Me da gusto que Copetín este feliz a tu lado, es un buen perro y de no ser por el habría muerto contra esos... monstruos. Sabes, también me gustaría tener a alguien con quien hablar, dame media hora para ordenar mi sala ¿Aún recuerdas donde vivo? —De alguna forma Javier parecía más calmado.
—Sí, Cesar nos llevó a todos en su auto y conozco tu dirección. Te llamo cuando este cerca, hasta entonces. —Delia cortó la llamada.
Javier dio un tranquilo suspiro, toda la mañana se había sentido muy estresado y tal vez hablar con alguien le ayudaría a relajarse, miró su casa y encontró algunas cosas desordenadas, rápidamente comenzó a ordenar la sala para que quedara decente, le demoró unos 15 minutos hacerlo, ya que estaba en eso también dio una liguera limpieza a su habitación y tomó una rápida ducha.
Él recibió la llamada de Delia cerca de 40 minutos tras la última, fue inmediatamente a la puerta de su casa donde la encontró al frente y llevaba al Copetín sujetado por una correa. A Javier le sorprendió verla muy bien arreglada.
Delia es una mujer alta casi llegando a los 1.75 metros, tiene un cuerpo delgado por llevar una dieta saludable, su cabellera negra es lacia llegando hasta media espalda, tiene una piel trigueña bien cuidada, busto un poco más grande del promedio, caderas moderadas y unas sexys piernas largas. Llevaba puesto un vestido blanco, un sobrero crema, botas de color arena con medias nilón negras, en su mano sostenía una chaqueta de cuero negra y como accesorio una cartera blanca. Javier solo vestía su ropa casual, nunca esperó que ella viniera tan deslumbrante. Tras saludarse el muchacho la invitó a pasar, con algo de timidez ella lo hizo y se sentó en la sala que él había preparado.
—Este perrito sí que se comporta muy bien, pensé que se alteraría al verme pero esta calmado. —Dijo Javier acariciando la cabeza del perro, este movía la cola feliz pero no se exaltaba.
—Debió ser bien entrenado ¿Cómo habrá llegado a manos de ese degenerado? ¿Crees que lo haya robado? —Mencionó Delia dejando la incógnita en la mente de ambos.
—Puede que haya sido así, sus dueños pueden estarlo buscando. Lo mejor sería poner carteles de que fue encontrado, su familia debe estar triste. —Las palabras de Javier tenían algo de melancolía mientras lo acariciaba.
Delia había traído algo de comida para el perro, Javier por su parte trajo un recipiente para que lo usara y tras terminar su comida, Copetín se quedó echado en silencio a un costado de donde ellos hablaban.
—He estado viendo las noticias, mencionan mucho sobre el asalto donde moriste y el desastre en Enace Cayma, parece que alguien está encubriendo lo segundo. —Mencionó Delia algo preocupada.
—Puede ser el gobierno o una organización, viste que esos trajes y las armas son algo nunca antes visto, quien esté detrás ocultó muy bien todo rastro... Esto suena a una especie de conspiración, ya sabes, de esas que hacen en películas en Hollywood. —Javier se imaginó algunas de las películas con esta temática.
—¿Algo así como "Hombres de Negro"? Sería mejor llevar un terno que esos látex tan indecentes, para mi gusto son desagradables... Me probé el mío en casa y no podía verme al espejo de la vergüenza, entalla mucho la figura y parecía estar hecho a mi medida.... Quien los fabricó debe ser alguna especie de pervertido. —Delia estaba notoriamente sonrojada al recordarse vistiendo ese atuendo.
—Pero en "Hombres de Negro", todos eran agentes especiales encargados de luchar contra extraterrestres, los que fuimos reunidos ahí éramos personas comunes que acabábamos de morir... Prácticamente nos mandaron al fuego sin nada más que información casi inútil, aunque las armas fueron de gran ayuda, siquiera hubieran explicado su funcionamiento ¿Y que hay con eso de los puntos? ¿Crees que sirvan para algo? —Javier estaba algo enojado por el modo en que los mandaron a pelear.
—Sabemos que algo pasara al llegar a 100, sacaste 37 puntos y esa esfera decía "63 más y estas fuera", lo más lógico sería que con 100 te dejen de enviar contra esos monstruos... Yo no obtuve ningún punto por estar de miedo todo el tiempo... Me hubiera gustado ser como tú o Yesica, no solo un estorbo para el grupo. —Delia estaba desanimada por su desempeño.
—Es algo normal tener miedo en esa situación, pero tengo que darte las gracias pues si no fuera porque rompiste el hidrante, hubiéramos terminado atravesados los dos. —Javier se levantó de su asiento y sirvió gaseosa para ambos.
—Gracias, pero eres tu quien se lleva las palmas... Hiciste todo lo posible para salir vivo, luchaste a pesar de tus heridas y me salvaste la vida dos veces. Se sinceró conmigo, Javier ¿Por qué arriesgarse tanto por alguien que ni conoces? —Preguntó Delia con algo de nerviosismo.
—Cuando te salvé de salir del área limite, esperaba también salvar a tu pareja pero al ver cómo te trataba dejó de importarme, solo puedo suponer el tipo de relación que tenían y te consideré alguien más digna de vivir. La segunda vez no tenía opción, te resignaste a morir y aun así confié en tus disparos... Fuiste valiente a tu manera, Delia, eso es lo que importa... Y estoy seguro de que tomé la decisión correcta al salvarte la primera vez. Eso es lo que sinceramente creo. —Javier dijo todo de manera calmada y veraz, Delia lo miró y agachó la mirada por las palabras de ese joven.
—Eres un buen hombre, Javier, mucho mejor que varios que conocí. A pesar de no conocerme, de no tener nada que ganar y arriesgando tu bienestar, solo tú te preocupaste por sacarme con vida... Nunca podré pagarte lo que has hecho por mí, pero al menos... Siento que quiero conocerte mejor, Javier. —Delia estaba avergonzada, él muchacho no entendió bien esas palabras y solo dio un si con una sonrisa.
Así pasaron más de una hora hablando sobre ellos mismos, las escuelas a las que fueron, secundarias y la vida con sus familias. Delia le dijo que ella es oriunda de la capital, solo que no era de su agrado el ritmo de vida agitado de esta, así decidió mudarse a Arequipa y comenzó a trabajar inmediatamente como secretaria para una importante empresa. Fue entonces que comenzó a hablar sobre la relación con su jefe, se sentía algo incomoda por ello, pues nunca se había abierto tanto delante de un hombre, pero muy en el fondo sentía que quería compartir esta parte de su vida y recibir un juicio por parte de Javier, incluso le contó acerca de su muerte y el problema en el que estaba ahora.
Por su parte, Javier casi no se sorprendió al escuchar esto, permaneció en silencio durante toda la historia de Delia, podía verla asustada e incluso avergonzada de hablar sobre su vida privada. El muchacho esperó a que terminara de hablar, entonces comenzó a contarle sobre como su familia se vino abajo, esto cuando su padre abandonó el hogar, supuestamente con otra mujer y de cómo es ahora él quien tiene que encargarse de su madre enferma.
«De-Debe pensar que soy la peor basura del mundo, su familia se arruinó por una infidelidad... Este chico resultó ser más responsable por cargar todo ese peso solo... ¿Si él hubiera sabido mi historia, me habría salvado?», pensaba Delia sintiendo un nudo en la garganta al ver que Javier se levantó de su asiento y este simplemente llenó los vasos con más bebida.
—No soy nadie para juzgarte, Delia, por tu cara puedo intuir que creíste que te consideraba igual a esa mujer que rompió mi familia. Veras, mi padre tomó sus decisiones, decisiones equivocadas pero únicamente suyas. Lo que tú eres y lo que hizo esa mujer con mi familia son cosas muy distintas, nunca las consideraría iguales. —Dando un suspiro, Javier bebió de su vaso.
—Entonces dime algo, Javier, sabiendo mi pasado... ¿Aún me hubieras salvado? —Preguntó Delia esperando una mala respuesta.
—Ya te lo dije, tú no eres la mujer que destruyó mi familia. Al menos conociéndote ahora, tú vida me parece más valiosa que la de ese tipo con el que estabas, si alguien merecía morir es aquel que engañó a su esposa, no una mujer que fue seducida y después tratada como un objeto. —Javier fue sincero con ello, él no guardaba ningún rencor contra Delia y ella lo sintió así.
—Muchas gracias por esas palabras, Javier, me dijiste que estabas acumulando mucho estrés por la situación en la que estas, yo tengo unas tres semanas de vacaciones y me gustaría mucho poder ayudarte con eso. Por este tiempo quisiera cuidar de tu madre para que te centres en tus estudios, es lo mínimo que puedo hacer por ti después de que me salvaras. —Delia lo dijo decidida, su proposición sorprendió a Javier.
—No tienes que llegar tan lejos, deberías aprovechar este tiempo para centrarte en ti y como salir de tu problema, no agobiándote conmigo. —Respondió el muchacho pensando en ella.
—En verdad quiero hacerlo, Javier, si me permites me gustaría pasar este tiempo aquí contigo y tu madre. Prometo que no ser una molestia... —Ella miró al muchacho fijamente a los ojos y parecía decirle con esa mirada que la aceptara.
«Rayos nunca me hubiera imaginado esto ¿Qué debería hacer? Parte de mi siente que si la rechazo algo malo podría pasar, sin embargo, tenerla en mi casa podría poner otro tipo de estrés sobre mis hombros, después de todo yo también soy un hombre y ella es una mujer muy hermosa... Pero si me ayuda, me quitaría un peso de encima ¿En verdad estoy considerándolo?», pensaba Javier sobre la situación.
—Está bien, Delia, podrás quedarte como dices y te prometo intentar no hacer las cosas incomodas para ambos. En verdad estoy muy cansado, no quería aceptarlo pero la carga que llevo está siendo mucho para mí solo. Te agradecería tu ayuda. —Javier se acercó a Delia extendiéndole la mano.
—Estaré contenta de ayudarte, Javier. Entonces iré en un taxi por mis cosas básicas y volveré en una hora. —Delia aceptó la mano de Javier con una sonrisa.
Como fue dicho, Delia regresó al hogar de Javier en poco más de 1 hora, solo traía consigo un bolso de viaje. Por su parte el muchacho había acomodado una habitación para que ella la usara, aún estaba nervioso por cómo se desarrollarían las cosas desde ese instante. Javier decidió presentar a Delia con su madre, aunque tal vez ella no podría siquiera entender que pasaba y esto fue algo que Delia le pidió por respeto a su madre.
—Mamá, buenas noches, una amiga muy especial se va quedar con nosotros estos días, amablemente se ha ofrecido a ayudarme a cuidarte y quiero presentártela. Su nombre es Delia, confió mucho en ella y espero podamos llevarnos bien todos juntos. —Javier le indicó a Delia que pasara.
—Mucho gusto, señora Tania, su hijo me ayudó hace unos días y le estoy totalmente agradecida, es un buen chico y estaré contenta de serle de devolverle el favor. —Delia se presentó cortésmente, se sintió como una novia siendo presentada ante la familia de su pareja y ese sentimiento la llevó a su adolescencia.
Tras esto, Javier le explicó rápidamente los cuidados a tener con su madre, sobre peinar su cabello, lavárselo, limpiarle el cuerpo, ejercicios, darle de comer y moverla de posición para evitar yagas. Delia escuchó las indicaciones atentamente, no podía evitar sorprenderse al saber de todo lo que se hacía cargo Javier. Fui así que Delia comenzó con los cuidados básicos de Tania, por otra parte en la cocina Javier se encargaba de la cena.
La noche la pasaron sin inconvenientes, dejando a la madre de Javier arropada y lista para dormir, ambos fueron a descansar a sus habitaciones. Pero Delia estaba algo inquieta, dormir en un sitio desconocido la ponía nerviosa y en medio de la noche fue a la habitación de Javier, él estaba medio dormido pero sintió que alguien entró en su cuarto. Al despertarse terminó sorprendido viendo que se trataba de Delia, ella le dijo que le permitiera pasar esa noche junto a él y Javier así lo hizo, se fue hacia un lado de la cama dándole espacio para que ella se recostara.
Durante esos momentos el libido de Javier estaba como el de cualquier hombre en esta situación, sin embargo, al recordar como Delia fue tratada antes, Javier optó por no ser como ellos. El muchacho simplemente le dio su brazo a Delia, la cual se acomodó ahí sin verlo a la cara, por primera vez aquella mujer se sintió verdaderamente protegida por alguien, sin intereses ni condiciones de por medio, solo era alguien que lo hacía porque este tranquila y en calma.