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Gantz: AQP

Javier Ávila es un estresado universitario que llegó a un restaurante, donde sus planes se frustran por los malos tratos de las personas que lo rodean. Agobiado por la situación, un inesperado incidente pone fin a su ordinaria vida y así comienza su lucha por sobrevivir. Ahora está envuelto junto a otras personas, en una matanza nocturna de la cual no pueden escapar. Un enorme agradecimiento a Edward Trulooks, quien alegró mi día dedicando la hermosa portada que pueden apreciar. Si gustan, les sugiero seguir su pagina y apoyar su arte. Basado en el manga original Gantz de Hiroya Oku, todos los derechos pertenecen al autor original. Esta historia es ficción, cualquier parecido con lugares o situaciones no tiene nada que ver con la realidad y solo son tomados de referencia.

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Pas assez d’évaluations
14 Chs

Capítulo 5: Siseos de alambre

Las personas de la habitación se separaron en grupos bien marcados, Javier se había ido junto al hombre de traje elegante y esa pareja de amantes. Yesica, Cesar y María, ahora estaban juntos ya que la última fue excluida por sus "amigos", lo hicieron al verla como un lastre inservible por su estado emocional. Los otros dos de la pollería estaban jugando con las armas, aquel adolescente sádico se unió a ellos junto con el delincuente para enseñarles a disparar, incluso le dieron al mocoso una pistola para que use.

—Estas cosas parecen juguetes pero sí que son potentes. —Decía el compañero de Katy tras dejar huecos grandes en la calle.

—¿Y qué dicen chicos? ¿Se animan a probarlas en algo más interesante? La bola negra dijo matar a ese tal alíen espinas ¿No? —Mencionó el adolescente con una sonrisa de oreja a oreja.

—Más que matar a ese tal alíen espinas, preferiría dispararle en la cabeza a cierta perra. —Mencionó Katy mirando de reojo a Yesica que estaba metros atrás.

—Podría usar estas cosas para algunos trabajos, solo es cuestión de probarlas como dice este mocoso. Yo me apunto a matar a esa mierda de alíen, con estas armas no hay nada de que temer... Tal vez si lo matamos volveremos a la habitación y podremos coger los trajes negros. Apuesto de que ese mocoso raro rompió esa pared gracias a que se lo puso. —El delincuente parecía ansioso por encontrar al alíen, fue quien lideró a los demás de su grupo para buscarlo.

Por su parte, Yesica y Cesar miraban con mala cara como ese grupo actuaba, María aún estaba sollozando por lo cual Yesica preguntó el porqué, pero como no le daba una respuesta, fue Cesar quien la puso al tanto.

—¿Solo por eso estas así? Tu novio valía mierda, no vas a ser la primera ni la última a la que un hombre decepcione. Yo tengo casi 30 años y he pasado por experiencias similares, claro que a mí no me arrojaron a la muerte, pero aprendí que una misma se busca esos problemas. —Decía Yesica pero María no le daba ninguna respuesta.

—Parece que tienes variada experiencia con los hombres, Yesica, debes atraer mucha clase de atenciones. —Dijo Cesar viéndola de arriba abajo.

—Tengo la justa y necesaria, tampoco soy una perra en celo para andarme acostando con cualquier inútil que me coquetee. En cuanto a ti, chica, apuesto que tu novio te atrajo con sus dulces palabras, te sedujo con su apariencia y ese aire mayor que siempre los rodean, te encantaban los riesgos y emociones que tenías a su lado y en la cama debió ser excelente, porque según sé andaba con muchas mujeres. Hombres como ese no valen la pena, lamentablemente estamos condenadas a caer en su redes, eso hasta que te des cuenta de que necesitas un tipo de hombre diferente, uno que no te engañe con su seductora apariencia, emociones vánales y lujos que presuma. Así que deja de llorar y acepta que te equivocaste, te lo dice alguien que pasó por lo mismo y ahora esta... ¿Viva? pero feliz consigo misma. —Las palabras de Yesica tocaron en algo a María, esta reflexionó sobre ellas y se dio cuenta que todo era verdad, pero muy profundamente no quería aceptarlo.

—No me conocías, sin embargo, me apoyaste mejor que aquellos que decían ser mis amigos, muchas gracias... Pero es difícil, le di todo de mí a Gustavo y aún no puedo creer lo que me dijo Katy —mirando alrededor—. ¿No estaba un sujeto raro con ustedes? —María se refería Javier, ambos se miraron entre ellos y Yesica soltó un suspiro.

—Decidió irse por su cuenta, creo que terminamos fastidiándolo mucho. Es alguien difícil de leer, actúa tímidamente algunas veces, otras parece sombrío como alguien sin autoestima y como vimos puede explotar de la nada... Tú no lo viste pero después de que moriste, únicamente él se enfrentó al asaltante sin miedo alguno, no retrocedió y fue a atacarlo sin dudarlo. —Yesica recordó a Javier y soltó una pequeña sonrisa.

—Vaya, vaya... Uhm ¿Quién diría que ese chiquillo lograría hacerlo? Parece que alguien siente un cariño especial por ese tipo de hombrecillo Ja,Ja,Ja. —Cesar hablaba de forma burlona, haciendo que Yesica se enojara.

—¿En serio te sientes así por ese rarito? —Agregó María mirándola con sospecha.

—Paren con eso, debo ser siquiera 9 años mayor que él. Es un buen chico y será un gran hombre cuando llegue a formar su personalidad, tal vez si eso llegara a pasar, pensaría en él de esa forma. —Respondió Yesica sorprendiéndolos.

—Ejem... Bueno, en estos tiempos no tiene nada de malo la diferencia de edad, es más, podrías formarlo para ser tu hombre ideal ¿No? —Dijo Cesar ganándose una mirada acusadora de Yesica.

—Eso es muy pervertido, me da la impresión de que tú ya has "formado" de esa manera a muchas jovencitas —Cesar desvió la mirada—. Y de hombres como este debes cuidarte, María, son del tipo que va tras jovencillas inexpertas y las hacen sus esclavas. Shuu, Shuu va de retro satanás, que lleno de perversiones estas. —Yesica lo espantaba como si de un perro se tratara.

Repentinamente los tres se dieron cuenta de que el grupo que iba adelante se topó con algo increíble, pegados a una reja de malla se encontraban unos ocho capullos, eran similares a una enredadera que florecía con espinas, junto a una textura metálica, estos capullos parecían resplandecer desde su interior y podía verse la silueta de algunas cosas moviéndose dentro.

—¿Qué nadie nota estas cosas? —Preguntó el tipo de la pollería.

—El rayo X indica que hay cosas con huesos adentro ¿Qué hace...? —Katy estaba viendo con el rayo X, cuando de la nada un capullo explota chirriando.

—Wow explotó, salió mucho jugo de ese capullo... Estas armas son geniales, quiero dispararle a más cosas vivas. —El adolescente parecía excitado con haber despedazado ese capullo.

—No me va ganar un mocoso, yo también mataré algunos. —Dijo el delincuente usando el rifle para explotar otro capullo, de este cayó un ser parecido al de la imagen pero era de color transparente y de textura suave, este hombre piso en el suelo el pequeño ser y continúo disparando al capullo.

Por su parte, los dos de la pollería también habían destrozado otros capullos, ahora solo quedaban dos y entre ellos peleaban sobre quien los haría explotar. Los otros tres de la habitación miraban asqueados como rompieron los capullos con crueldad, Cesar detuvo a Yesica de avanzar hacia ese sitio.

—Sera mejor irnos rápido, esas cosas son huevecillos con crías adentro... La madre no estará contenta cuando venga. —Dijo Cesar preocupado, él giró para salir de ahí con las chicas pero se quedó frío del miedo y vio que detrás de ellos estaba algo acercándose con pesados pasos.

Era un ser parecido al alíen espinas de la foto, solo que este era de color blanco con ojos azules, su cuerpo estaba compuesto por lo que parecía ser alambres de púas entramados en una forma humanoide de cinco extremidades. Al avanzar hacia un ruido similar a metal raspándose y unos filamentos gruesos que caían de su nuca se tambaleaban a los lados.

—No-Nos va matar por culpa de esos idiotas, y-yo no quiero morir, no-no otra vez... —Susurraba María sintiendo como su alma la abandonaba por el miedo.

—Shhh... Date cuenta que no nos está viendo, solo no lo mires y de seguro nos dejará en paz. —Sugirió Yesica temblando aterrada, ese ser solo pasó por su lado sin hacerles nada, ellos lentamente retrocedieron a la esquina, desde donde vieron que venían otros dos de esos seres y se detuvieron nerviosos con el corazón acelerado.

El grupo de los cuatro que estaba exterminando a los capullos, notó tardíamente al ser que estaba a unos dos metros tras ellos.

—Este es más grande que los mierdecillas dentro de los capullos, aunque es diferente al que la esfera mostró. —Dijo el tipo de la pollería apuntándole con su arma, usando el rayo X vio que tenía huesos dentro de un cuerpo que parecía metálico.

—¿Estas esperando una invitación? ¡Dispárale a esa maldita cosa de una vez! —Gritó el criminal haciendo que el tipo de la pollería se distrajera, no notó que la criatura había levantado su brazo estirándolo y volviéndolo un látigo.

—En eso estoy carajo, quiero matarlo de un golpe para que no pele... ¡Mierda, muere! —El tipo de la pollería dio dos disparos contra el cuerpo de esa criatura, pero está bajó rápidamente su brazo por medio del hombre.

Segundos después los disparos explotaron dañando la mitad del abdomen de la criatura, sin embargo, quien disparó fue partido a la mitad de arriba abajo por entre su hombro y cabeza, sus órganos se desparramaron por el suelo y las dos partes de su cuerpo cayeron exponiéndolo completamente.

Katy, el delincuente y ese adolescente gritaron horrorizados, cada uno corrió por su lado. Aquel delincuente corrió cerca de la segunda criatura que apareció, llamando su atención esta comenzó a corretearlo. El sádico adolescente lloraba como una magdalena mientras corría, terminó por caerse en un zanjón donde se metió lo más rápido que pudo dentro de la tierra. Katy se quedó sola contra el ser que estaba herido, a ese alíen se le cayó el brazo con el cual partió a la pareja de la muchacha y se acercaba lentamente hacia ella.

—¡A-Aléjate! ¡Vete! ¡Muérete de una maldita vez! —Katy disparaba una tras otra vez contra ese ser, muchos de sus disparos terminaron en tierra pues ella cerraba los ojos cuando disparaba.

La criatura estiró su único brazo como cuando mató a hombre anterior, esta vez dio un latigazo de forma horizontal pero antes de que parta a Katy, ese brazo explotó al igual que gran parte de su cuerpo. La muchacha solo fue golpeada con algo de fuerza, la suficiente como para estrellarla contra las rejas, dejándola inconsciente y el ser que la atacaba terminó muerto dando un fuerte chillido.

Tras el estruendoso sonido que soltó la criatura recién fallecida, las otras dos comenzaron a temblar haciendo sonar sus cuerpos y el ruido era similar a restregar alambres. El tercero de esos seres divisó a Yesica, María y Cesar, corría hacia ellos estirando sus brazos a lo ancho como látigos. Frenó abruptamente frente a Yesica y comenzó a latiguearla, la enérgica muchacha se cubrió como un boxeador por su instinto de entrenamiento, Cesar tomó de la mano a María y saltó a duras penas escapando de los otros golpes de ese ser, ambos vieron como dejaba enormes zanjas en el concreto sólido y temían ver cómo habría quedado la pobre Yesica.

—Ye-Yesica... ¿Cómo rayos aún está viva? Estas aguantando golpes que parten cemento. —María era ayudada a levantarse, Cesar la llevó a un lugar seguro pues vio que Yesica le hizo un gesto de que estaba bien.

«Esto es tan raro, siento mis brazos como si me pegaran solo con una rama, sin embargo —viendo el cemento partirse alrededor de ella—. Estos golpes podrían destrozarme, de-debe ser por el traje... Rayos si vuelvo a ver a Javier voy a besarlo, de no ser por él no me habría puesto esta cosa», pensaba Yesica mientras avanzaba lentamente hacia su atacante, el traje se había hinchado volviéndose extremadamente duro.

Yesica logró estar a menos de un metro de esa criatura, esperó el momento entre el intervalo de los latigazos y se lanzó dando un golpe con toda su fuerza al pecho de ese ser, así logró mandarlo unos metros atrás. No permitió que su oponente tenga tiempo de recuperarse, ella media algo de 1.50 metros y esa criatura casi 2.30 metros, aun así Yesica saltaba para darle puñetazos en la cabeza. Juntando ambas manos entrecruzó los dedos, dio un contundente golpe a la cara de esa criatura y terminó por mandarla al suelo, rápidamente sacó la pistola que cargaba en su pierna y disparó consecutivamente, segundos después el cuerpo de ese ser explotó, pero nuevamente soltó un chillido que esta vez hizo temblar el suelo.

—Yesica, eso fue increíble, la forma en que peleaste fue-fue sorprendente... ¿Esa cosa esta muerta de verdad? —María se acercó a ver a Yesica, la cual jadeaba de cansancio.

—Si debe estarlo, pero me da mala espina que cuando mueran griten de manera tan horrible, tengo un mal presentimiento de esto. Sera mejor irnos por donde se fue Javier, este lugar no es seguro. —Sugirió Yesica y los otros dos la siguieron.

—En verdad ese traje sirve de mucho, los dotó a ambos de una fuerza abrumadora y te hizo aguantar golpes que rompían cemento... Rayos de saber que esta locura ocurriría, me lo habría puesto sin importar lo vergonzoso que es. —Decía Cesar viendo los rastros de la pelea de Yesica.

Al mismo tiempo que Yesica se encontraba soportando los brutales golpes de su oponente, aquel delincuente de la habitación era perseguido por el último ser espinoso. El truhan intentaba darle con el rifle que cargaba pero su enemigo esquivaba ágilmente los disparos invisibles, centró su atención contra el arma y contrajo su brazo derecho para usarlo como una liga, este movimiento terminó por amputarle el brazo al delincuente. Estando herido y desangrándose comenzó a perder velocidad, fue ahí donde Javier junto a la mujer que salvó de salir fuera del área vieron como lo mataban.

La criatura comenzó a contraer sus piernas de la misma manera que lo hizo con su brazo, usándolos como resorte alcanzó al delincuente, luego lo envolvió con sus brazos y lo partió a la mitad dejando caer todos sus órganos. La mujer junto a Javier gritó por lo ocurrido, incluso vomitó cerca del muchacho y esto hizo que tras matar al delincuente, este ser fijara su atención en ellos.

—Tonta, ya nos cagaste a los tres —notando que ella estaba mal—. Quédate aquí, intentare hacer algo. —Javier salió del escondite, se quedó frente a ese ser mirándolo detenidamente.

«¿Mierda puedo hacer algo contra esta cosa? Mató a ese sujeto en un santiamén, si dejo que me atrape estoy acabado... Al menos sé que este traje da algo de defensa, pero una cosa son arañazos de gato y otra latigazos de un monstruo ¿Qué está esperando? ¿Acaso quiere que ataque primero o prepara algo para matarme de un golpe?», pensaba Javier analizando, entonces vio que su enemigo estiró sus brazos hacia atrás y el muchacho se preparó para esquivar.

La criatura usaba sus brazos como ligas, los estiraba todo lo que podía hacia atrás para lanzar ataques rápidos y fuertes, sin embargo, Javier estaba logrando esquivar. En la mente del muchacho recordó como jugaba en su computadora juegos que requerían una enorme habilidad visual, algo que muchos consideran una tontería, estaba ahora salvándole la vida. Para hacer este movimiento de liga, la criatura tenía que estar quieta y eso fue aprovechado por Javier para darle disparos continuos pero la distancia bajaba la precisión, repentinamente uno de los disparos explotó en el abdomen de ese ser desestabilizándolo.

«¡Ahora! Si lo golpeo como lo hice con aquella pared podré matarlo», Javier corrió a toda velocidad alistando su puño, pero la criatura volvió sus piernas resortes y los usó para alejarse hacia los techos de las casas.

—Oh no, esto no es bueno. —Decía Javier mientras veía como la criatura saltaba de tejado en tejado, desde esa distancia daba latigazos que terminaron por golpear al muchacho.

«No siento dolor, esto debe ser por el traje... Pero de qué sirve aguantar si no puedo matarlo», Javier se defendía con sus antebrazos de esos ataques, algunos le daban en la espalda pero el daño era mínimo, cabe resaltar que los golpes de este ser, eran más fuertes que los que daba el que se enfrentó Yesica.

Javier se quedó quieto soportando los golpes, estaba intentando descubrir el patrón de ataque de su enemigo, se dio cuenta del intervalo entre cada uno de los azotes y calculó el siguiente. Cuando el latigazo iba hacia él, lo esquivó al último instante para tomar el brazo de su oponente y comenzar a tirar de este. El traje comenzó a hincharse de las piernas y brazos mientras más fuerza ejercía Javier, la criatura no iba a dejar que lo bajara del techo, entonces ese ser levantó una de sus piernas y pensaba en usarla como látigo, así lanzó su ataque contra el muchacho pero fue detenido por el perro que lo interceptó en el aire y al igual que Javier comenzó a jalarlo, de la misma forma que el traje de Javier, el traje del perro se hinchó y entre los dos hicieron caer al ser espinoso.

—Bien hecho, muchacho, ahora es mi turno de acabarlo. —Javier dio un gran salto hasta donde cayó su oponente, fue ayudado por el traje y aterrizó con todo su peso sobre el monstruo, así comenzó a golpearlo repetidamente en la cabeza con la fuerza que le daba el traje, los ultimo golpes destrozaron a este ser, al igual que los otros soltó un chillido que movió violentamente la tierra.

Javier jadeaba de cansancio, se estaba sujetando su pecho como esperando algo, sin embargo, se sorprendió al notar que nada pasaba. El perro a su costado le hacía gestos de cariño, la mujer que salvó de salir del área llegó para estar a su lado. En la esquina se encontraba Yesica junto a Cesar y María, habían visto la pelea desde lejos, aunque estaban dispuestos a ayudarlo llegaron tarde.

—Tú y Yesica son lo máximo, ambos mataron a esas cosas de forma increíble. —Decía Cesar celebrando la victoria.

—¿Ustedes están bien? ¿Dónde están los demás? —Preguntó Javier recuperando el aliento.

—El tipo de la pollería murió partido a la mitad, solo vi a su novia desmayada cerca de unos capullos rotos, aquel adolescente salió corriendo apenas vio al monstruo y no sé donde desapareció. —Viendo que solo estaban él y aquella mujer—. ¿No se fueron con otros dos? —Yesica los puso al tanto pero se extrañó de ver solo a ellos.

—Es cierto, tenemos un mapa y hay algo que tengo que decirles —Javier les contó de su descubrimiento y les mostró el mapa—. Ahora solo muestra dos puntos pequeños y esa gran cosa algo transparente. —Dijo el muchacho preocupado por lo último.

—Los pequeños, fue ahí donde estaban los capullos. ¿Entonces tenemos que matarlos? —Mencionó María recordando el sitio.

—Javier, pensemos bien esto, aunque matemos a los capullos aún queda el alíen de la imagen, no nos hemos topado con uno de color negro en ningún momento... Lo que pienso es que está enterrado en toda esa área roja que nos marcan, de ser así no vamos a poder hacerle frente a algo tan grande. —Cesar expuso sus observaciones preocupando al grupo.

—No nos queda otra opción —un nuevo terremoto los sacudió—. Debe estar saliendo y no va estar feliz cuando se muestre, si dices que nos explotara la cabeza al salir de esa área... Solo nos queda la opción de hacerle frente, suena a suicidio pero es la única oportunidad que tenemos para sobrevivir. —Yesica dio su opinión y nadie en el grupo parecía estar desacuerdo.

—Suena desalmado pero estoy a favor de pelear, no tengo un traje pero puedo usar los rifles desde lejos para darles fuego de cobertura —viendo a María y la otra mujer—. María y... Disculpa no se tu nombre, pueden ayudarnos también. —Dijo Cesar, un temblor aún más fuerte se hizo presente haciéndolos caer al suelo y rápidamente se pararon para ir a un sitio que indicaba Cesar.

—¡E-Es! ¡Delia! y yo nunca he disparado algo en mi vida, de-de pensar en las cosas he visto me siento enferma... —Delia tapaba su boca y se le notaba con mala cara.

—No es tan difícil, solo tienes que apuntar y apretar los dos gatillos —mostrándole con el rifle como debía hacerlo—. Sería bueno que Yesica se quede junto a ustedes tres por si acaso, yo estaré llamando su atención y solo tendrán que dispararle de lejos. —Javier tenía miedo de lo que sucedería pero vio esto como el mejor modo de proceder.

Un nuevo terremoto sacudió el terreno, a causa de este las personas salieron de sus casas para ver que sucedía, pero ellos miraban todo completamente vacío. El mapa mostró que aquella marca roja se hizo pequeña y nítida al concentrarse, las cinco personas de esa habitación vieron cómo se formaban zanjas por el suelo, de las cuales salían espinas que atravesaban los vehículos estacionados en su camino.

Una madeja de alambres negros fue formándose, lentamente tomó una forma humanoide de al menos 15 metros de alto, hizo un fuerte sonido similar a un siseo cuando terminó de armarse y ese era el verdadero enemigo.