Después de ver la reacción de Leila al escuchar que Gerald había despertado, estaba muy nervioso, a lo largo de su vida jamás la había sentido tan despegada ahora parecía que se había pasado a segundo plano, recordaba como era su amistad tal vez no había puesto la suficiente atención al respecto se concentró y empezó a revivir los recuerdos.
Su expresión cambio la había visto en la escuela en el desayuno y también estaban en la salida recordaba que varias veces Jenny había dicho que Gerald quería verla y que por eso iban seguido, las veces que los había encontrado en la cocina, algo que había llamado su atención y que lo hacia sentir incomodo desde el principio era la forma que lo entendía, era en verdad que se preocupaba por él, que estaba sintiendo, tenia que hacer algo al respecto.
Sabia lo que tenia que hacer pero era muy egoísta para hacerlo, deshacerse de Jenny sería la mejor opción, así su vida regresaría a ser la misma, pero a pesar de no estar en enamorado de Jenny le ayudaba a controlar la necesidad de efecto físico, era cruel para la chica pero no era como que en estos tiempo los primeros novios fueran a casarse, además sabia que al terminar la escuela, el Gran Duque podría obligarlo a regresar con él.
Podría ser capas de seguir las reglas de su padre, en verdad estaba tan profundamente enamorado de Leila, sabia que no tenía opción debía ayudar a su familia no podría permitir que callera en desgracia solo por un capricho, si no quería ser dado como intercambio tenia que forzar la entrada de Leila y esa era su única prioridad, no podría perderla era de el y siempre lo seria, pero este chico ahora lo hacía perder la paciencia.
Si en verdad Leila se había enamorado también de Gerald no cometería ningún error, tenía que sacarlo de su corazón, obligarla a perder ese sentimiento, solo iba a enfocarse en eso.
El taxi paro en la entrada del hospital, Leila bajo casi inmediatamente, olvidándose de Heinrich por completo.
- Espera Leila no puedo seguirte el paso –
- Disculpa, no quise ser grosera, déjame ayudarte –
- Creo debí tomar el medicamento mi cuerpo me duele mucho –
- Espera pediré una silla de ruedas, no te muevas –
- Si, no puedo seguir más –
Corrió a la entrada y un enfermero la acompaño
- Puede ayudarme a sentarlo –
- Si claro, a que consultoría van –
- Al cuarto 305 ahí esperaremos al doctor –
- Bien –
- Yo puedo llevarlo solo ayúdeme a subirlo –
- Claro –
Tuvieron que tomar el camino largo ya que la rampa para la silla de ruedas le daba la vuelta al edificio además cada vez que Leila intentaba ir más rápido Heinrich se quejaba de dolor, lo cual tenia que disminuir la velocidad, después de tanto teatro por fin llegaron a la habitación.
- Enfermera puede llamar al doctor, Heinrich no se siente bien –
- Claro que si señorita –
- Leila, cariño como estas –
- Tonto Gerald, sabes lo preocupada que estaba, sentía que moriría, porque no despertabas –
De su cara caían lagrimas sinceras, mientas que Gerald trataba de consolarla
- Perdóname, pero te dije que iba a estar mejor después de dormir, lo recuerdas –
Con la mano derecha toco la mejilla y trato de quitar las lágrimas lo cual era casi imposible parecía que no dejaban de brotar
- Me alegra que estés bien, tenías muy preocupada a Leila –
- Heinrich ¿cómo estas tu? –
- Aun duele, pero estoy mejor que tu –
- Y ¿dónde esta Jenny? –
- No me hables de ella no estoy dispuesto a perdonarla –
- Calma Heinrich la gente a veces puede equivocarse, a demás eso esta fuera de contexto, lo que paso fue ase mucho tiempo, solo un loco obsesionado, ¿no lo crees? –
- No me sorprende que la defiendas, lo único que se es que esta fuera de mi comprensión –
Cuando mas se tornaba la plática extraña el doctor llega y el aire de tranquilidad
- Heinrich, me dice la enfermera que te sientes mal –
- Doctor buena tarde, estoy teniendo problemas a la hora de respirar, cuando quiero caminar rápido, el dolor es muy fuerte –
- Es normal sufriste de múltiples golpes, no esfuerces tu cuerpo, después de la ultima vez que te atendí te dije que esa fiebre había causado debilidad en tu cuerpo, a si que no sé qué hagas aquí deberías de estar descansando –
- Estaba preocupado por mi amigo –
- Lo entiendo, pero este lugar no es bueno para tu salud si te expones a un lugar que tiene mucho flujo de enfermedades, tu sistema podría deteriorarse más –
- Si doctor –
- Saluda, pero no te quedes mucho tiempo, el paciente estará aquí algunas semanas después pueden llevarlo a su casa –
- Leila, ayúdame para que este jovencito entre en razón, no quiero que pase algo malo –
- No se preocupe doctor eso no pasara –
- Enfermera surta esta receta y traiga al paciente le daremos algunos antibióticos y algo para ayudar con el dolor –
salen de la habitación y la enfermera se lleva a Heinrich
- Creo que después de que llegue Heinrich debería regresar, estoy bien, además la enfermera es buena conmigo –
- Me agrada que te guste la enfermera –
- Es buena chica a demás es muy simpática –
- Estaba preocupada por ti –
- Me dijo, pero no tienes que serlo yo voy a estar bien, solo ayúdame con las clases puedes hacerlo, no quiero atrasarme –
- Avise a la escuela ellos están conscientes –
- Si, pero no quiero atrasarme, prometí que terminaría este año debo de cumplir –
- Claro que puedo ayudarte –
- ¡oh!, por cierto, ya puedes decirme que te paso en el rostro –
- Te lo dije la última vez, tropecé y me golpe con las escaleras –
- Debes tener cuidado creí que te había golpeado Heinrich –
- No, como dices esas cosas –
- Lo sé, mi loca cabeza a veces pierde la cordura –
- No pude traerte de comer, salimos a toda prisa –
- Linda, tiene amigas en la cocina y se encargara de eso –
El corazón de Leila se estruja al parecer ella no era tan especial como lo creía que era para Gerald,
- Leila, agradezco tu ayuda y todas las atenciones, estoy teniendo un trato tan bueno creo que me recuperare pronto –
- Me alegra escucharlo me preocupé mucho cuando te vi en la puerta de mi casa –
- La mentó eso, eras la única persona en la que podía confiar, lamento si eso te hizo sentir incomoda –
- No para nada solo me preocupe, pero estas mejor –
- Es todo gracias a ti –
La enfermera entra a la habitación con Heinrich y los encuentran tomados de la mano, esto hace enfurecer lo
- Me alegra que ya estés bien, tu recuperación es rápida –
- Es todo por los cuidados –
- Eso me alegra entonces dejaremos que la enfermera se encargue de ti asta que te sientas mejor, eso ara que Leila se sienta más tranquila –
- Tu preocupación me conmueve –
Repentinamente Heinrich empieza a toser, sabe que eso provocara que Leila se preocupe
- Disculpen el aire acondicionado y el olor me provocan irritación en la garganta –
- Señor Heinrich el doctor dijo que sus pulmones no esta recuperados del todo, creo que debería ir a descansar –
- No es para tanto –
La tos repentina regresa
- Gerald creo que tendremos que irnos, espero no te haga sentir mal –
- Como podría estoy tan agradecido, además no estoy solo no te preocupes –
- Pediré otra enfermera para cambio de turno, no quiero que te quedes sin vigilancia –
- ¡oh!, señorita eso no es necesario, yo puedo encargarme de todo –
- Pero tendrás que regresar a tu casa y … -
- No te preocupes Leila es muy competente además ya me he a costumbrado a ella –
- Pero es mucho –
- Leila creo que es mejor así, el cambio de enfermera puede provocar mal entendidos además los dos están cómodos con eso –
- Si está bien –
La tos repentina de Heinrich regresa
- Señor quiere que lo lleve abajo al patio mientras platican Gerald y la señorita –
- No es necesario enfermera no quiero que Heinrich se sienta mas mal, debemos irnos si llegan a necesitar algo vallan con el administrador ya hable en la mañana y si necesitan algo más avísame de inmediato, lo dejo en sus manos –
- Claro que si señorita se puede ir sin algún pendiente –
Leila camina asta la silla de ruedas de Heinrich y salen de la habitación.
- Adiós Gerald diviértete –
- Gracias –
Mientras caminan Heinrich pasa su brazo por atrás y lo coloca en la mano de Leila que sostiene la silla de ruedas.
- Me siento inquieto –
- ¿Te duele algo? ¿en algún lugar? –
- No es eso –
- Entonces –
- Tus tenías ganas de estar con Gerald y yo arruine tu visita me siento mal por eso creo que soy un estorbo para ti –
Al escuchar esas palabras, detuvo la silla bruscamente, el corazón de Leila se helo, había recordado como lo había tratados y los desplantes que le había hecho cuando estaba con Jenny sus celos tontos habían provocado que Heinrich se sintiera miserable, a demás el estaba enfermo y en vez de preocuparse por su salud se comportaba como una mujer sin sentimientos, debía aclarar sus pensamientos y poner sus prioridades en orden.
Camino enfrente de la silla y se puso de cuclillas
- Perdóname, hermano, eh sido mala contigo, no lo volveré a ser –
- No me pidas perdón, tu no eres una mala persona, tal vez mi comportamiento tuvo algo que ver no quiero saber nada mas de ese asunto, quiero estar como siempre, ya casi son las vacaciones y saldremos a un lugar hermoso, podrás ver a los abuelos, que te parece si vamos de viaje unos días en velero, solos tu y yo –
- Si hermano eso me gusta –
- Bien, levántate y vayámonos me duele mucho mi pecho –
- Si hermano –
Heinrich se sentía satisfecho ahora ella había dejado de estar enojado la repentina motivación de Gerald con la enfermera había ayudado, solo faltaba Jenny en la próxima vez que la viera habría que arreglarlo ya no lo seria.
- Leila, estos días quiero que estemos solos en la casa, por que no pasamos y hacemos las compras y pedimos unos tarros enormes de nieve y algunos postres –
- Si está bien –
- Creo que seria mejor si salimos a la ciudad que te parece –
- Hermano, pero tu salud –
- No te preocupes le hablaremos a mamá para que vengan por nosotros, de verdad quiero estar solo contigo –
- Si hermano aremos lo que quieras, solo déjame hablar con el hospital –
- Claro –
Tomaron el taxi y pasaron a algunos lugares, en especial a la heladería que amaba Leila. Al llegar a la casa Heinrich se recostó en el sillón, para esperar la cena, estaban tranquilos conversando de cosas tan triviales, hasta que llamaron a la puerta.
- Iré yo tu sigue cocinando –
- Está bien, hermano solo ten cuidado –
- Si –
Camino lo más rápido que pudo quien mas que Jenny para importunar su paz, abrió la puerta y efectivamente era ella
- Jenny que sorpresa –
- Heinrich tenemos que hablar –
- Si tienes razón tenemos que hablar, espérame afuera –
Camino hasta la cocina y abrazo por la espalda a Leila
- Acaba de llagar Jenny, no te enojes, quiere hablar y yo también, antes de que acabes la despachare para que nos deje solos, te lo prometo –
- Hermano yo… –
- No tienes que decir nada, solo quise que lo supieras –
Se inclino y beso en la mejilla, su rostro no pudo contener la vergüenza y se ruborizo.
- No tardo, espero mi cena sea rica –
- Si –
Camino y salió de la casa Jenny daba vueltas en la entrada
- Dime ahora si de que querías hablar –
- Quiero disculparme, el no significa nada para mí, lo sabes verdad yo quiero estar contigo –
Heinrich no pronuncio palabra alguna y Jenny lo miraba esperando que la corriera o dijera algo.
- Porque no dices nada –
- Dijiste que tenías algo que hablar, estoy escuchado –
No juegues conmigo, por favor –
- Jugar, te refieres de que yo juegue contigo –
- No, no quise decir eso, yo solo… -
- Jenny, me agradas –
- Heinrich por favor no lo hagas –
- Pero no podemos seguir con esto, no somos novios ni nada por el estilo, pero quiero que sepas que termino, no quiero seguir involucrado con alguien que no puede tener su vida arreglada, odio a las personas que son como tú, fue lindo y lo que quieras decir dilo ahora, te voy a agradecer que no vuelvas a venir a menos de que seas invitada, me gusta respetar la privacidad y que respeten la mía –
- Es por Leila, verdad –
- Que tiene que ver ella aquí explícame –
- Se enojo por eso tienes que correr y hacerla contentar no es verdad –
- Jenny te creo una mujer fuerte y me agrada mucho eso de mi así que por favor no pierdas tu dignidad con algo que no podrás ganar, ella es mi familia y sabe respetar y comportarse a la altura, te agradezco no la mezcles en problemas tan mezquinos –
- Siempre defendiéndola, siempre haciendo lo que quiere con su cara de mosca muerta –
- Dime algo, que culpa tiene ella de que te seas una golfa y que le des entradas a todos los hombres y no sepas darte tu lugar con tal de conseguir lo que tú llamas "lo que deseas "–
- ¡Heinrich! –
- Acaso me crees lo suficientemente estúpido para no saber de qué tipo de mujer eres, crees que cuando estuvimos en el bar no vi que te fuiste con él a los baños –
- Pero… -
- No hay pero que valga, tomaste tus decisiones y nos arrastraste a Gerald y a mí, no quiero que dejes de ser quien eres, creo que es lo único bueno que puedo encontrar en ti, así que vete antes de que mis palabras sean ofensas y olvide el caballero que soy –
- Pero yo… -
Heinrich empezó a desesperarse la verdad esta platica ya tardando mas de lo que estaba dispuesto a tolerar.
- Si, puedes llegar a tener mil peros, pero eso no quiere decir que tenga que escucharlos todos, estaremos fuera de la ciudad, espero que puedas respetar nuestra privacidad y te comportes como una dama y cuides tu dignidad, adiós es tarde y necesito comer Leila estará esperándome –
No pudo decir nada y solo agacho la cabeza, al no ver respuesta de seguir poniendo objeción se giró y camino a su casa antes de dar un paso adentro Jenny, lo tomo de la mano.
- Dime que después de las vacaciones pensaras mejor las cosa, que todavía tengo una oportunidad, puedes decirlo –
- No… Adiós –
De un jalón soltó su mano entro a la casa y cerro la puerta, Jenny desconsolada camino a la salida con lágrimas en los ojos.
- Ya esta servido, tarde mucho, perdóname –
- Está bien todo –
- Si, por que no podría estarlo es una chica inteligente y también sabe que hay consecuencias de sus decisiones, lo único agradable es que no estarán más tocando la puerta y nos dejaran solos –
- Te refieres también a Gerald –
- El es nuestro amigo y no tiene nada que ver con Jenny –
- Si entiendo –
- Cenemos tengo tanta hambre, además quiero ver una película de terror y después dormir mucho, se que lo necesitas –
- Bien como quieras –
Su velada no fue para nada fuera de lo normal la película como muchas veces hacia dormir a Leila, pero esta vez no pudo cargarla para llevarla al cuarto a así que solo se recostó en el sillón y ahí pasaron la noche.
Temprano por la mañana Heinrich no pudo seguir durmiendo había olvidado tomar la pastilla para el dolor así que ahora su cuerpo le recordaba porque no debería ser tan osado.
No quería despertarla se veía tan hermosa durmiendo, su peculiar forma de llevarse la mano a sus labios era tan tierna como pudo sin hacer tanto movimiento logro pararse y fue directo a tomar la pastilla con un poco de jugo luego subió las escaleras y fue al baño, con gran esfuerzo lleno la tina tal vez un baño tibio podría mitigar el dolor del cuerpo.
El agua se sentía agradable y se sentía tan bien que se quedó dormido, cuando despertó Leila estaba sentada en la tasa del baño
- Me asustaste –
- Entre por que llamé a la puerta y no me constaste, creí que estabas mal –
- Creo que me dormí –
- Ya tienes mucho tiempo, el desayuno esta listo, necesitas ayuda –
- No yo puedo –
- Bien entonces te espero abajo –
- Si está bien –
Al bajar solo se había puesto otro pijama
- Tu atuendo es muy diferente hoy –
- Mmm… hoy no vamos a salir así que desplegare el sillón y veremos televisión –
- Todo el día que aburrido –
- Quieres que te ayude a cambiar de opinión –
- Como arias eso –
- Que te parece si vamos y compramos la cubeta mas grande de palomitas con caramelo y vemos el maratón de películas que mencionaste la otra vez –
- En serio las veras conmigo –
- Si, quiero hacerlo –
- Bueno me has convencido –
- Tomemos el desayudo y salgamos de compras –
- Excelente idea –
Todo paso con forme a lo que había deseado, se sentía feliz era como si nunca hubieran conocido a eses dos que les había provocado tanto dolor de cabeza la paz había regresado a sus vidas, la cara de Leila se empezaba a recuperar y el dolor de Heinrich con forme pasaban los días era menos.
Las visitas al hospital eran menos frecuentes la enfermera se encargaba casi de todo siempre que había algo importante no perdía tiempo y marcaba por teléfono, a veces cuando llegaba de la escuela tenía mensajes en la contestadora, según lo que había dicho el doctor esa semana ya lo darían de alta y podría regresar ala escuela y presentar los exámenes, Jenny por su parte se había vuelto la misma de antes ahora no le importaba y sus examigos de la ciudad la visitaban, algunas veces se saltaba las clases, eso no importunaba para nada a Heinrich, su única preocupación era que el tiempo corrió demasiado lento.
Tenia una semana que su mamá había regresado, había vuelto de un seminario y estaba haciendo los preparativos para que los tres salieran de viaje. Cristina la madre de Leila había renegado mucho pero después de hablar con su amiga se calmó y estuvo de acuerdo.
Heinrich se había salido con la suya, todos estaban apurados, la escuela haciendo sus eventos de cierre de clases, los negocios con las ventas navideñas, los alumnos habían hecho una proposición para salir de viaje antes de clases seria un viaje lindo y agradable a la ciudad para las compras navideñas.
Leila estaba preocupada por Gerald donde pasaría las fiestas navideñas, había pagado su renta y enviado a una chica hacer la limpieza, la familia que rentaba el cuarto saldría de vacaciones, no quería que la pasara solo.
Cuando llego al hospital estaba decidida a preguntar.
- Leila como estas, hace frio no deberías haber venido –
- Gerald –
- Dime pequeña –
- Puedo preguntarte algo –
- Claro que si –
- ¿Con quién pasaras estas fiestas?, si aquí no tienes a nadie y a demás no puedes viajar –
- Mmm… me imagine que me preguntarías –
- Disculpa si soy entrometida –
- Te conozco es una de las cosas que te hacen ser tú, pero no quiero que te preocupes encontré con quien pasar las navidades –
- Si no es falta de respeto a tu privacidad me gustaría saber, sé que eres capaz de mentir para tranquilizar a los demás y… -
Una risa gutural se escucha en la habitación.
- Pequeña me encanta tu forma de hablar, es tan diferente, no se como decirlo, se ve que me conoces bien, bueno ya que sigo siendo paciente de la enfermera Linda, ha decidido invitarme a su casa con su familia –
- ¡oh! Eso es diferente a lo que creí –
- Bueno, nos hemos hecho muy buenos amigos además sus hermanos son muy lindos y pequeños –
- ¿Ya conoces a su familia? –
- Si, vinieron a dejar algo de ropa y así sucedió –
- Me alegra que no estés solo –
- Tu saldrás de viaje supongo –
- Si visitare a los abuelos de Heinrich –
- ¿Cuándo sales? –
- En dos semanas, escuche que tienen una salida de grupo ¿iras? –
- No iré, tenemos muchos preparativos a partir de esta semana ya no iremos a la escuela, hemos recibido varias invitaciones debido a la última participación con el Conde Faure-Dumount y Heinrich ha confirmado la asistencia de todas, ya pedimos el permiso –
- Ahora entiendo por que tu preocupación, ven acércate –
Leila se levanta de la silla y camina a la camilla y Gerald le extiende las manos para abrazarla
- Leila, no tienes que sentirte culpable por mí, entiendes yo puedo valerme por mi mismo cuando me pueda levantar de la cama, aunque tengo una gran deuda contigo y Heinrich, que luego saldare cuentas, pero lo que quiero decir que eh encontrado alguien con quien puedo estar y me siento cómodo –
- Estas saliendo con alguien –
Se aleja de sus brazos para verlo a la cara
- No es eso, pero me agrada su compañía –
- Pero yo… -
- Leila, tu y yo tenemos un bonito sentimiento y estoy reacio a perderlo, pero yo no encajo en tu mundo, quiero que sepas que como amigo siempre contaras conmigo y estaré ahí para ti, aunque tenga que llegar cincuenta veces mi tanque de la motocicleta iré por ti si eso quieres –
- Gerald, yo… -
- Se que tu corazón es puro y no tienes nada de malicia contra mí, no te preocupes cuídate y se feliz, pero quiero decirte algo, que como amigo no puedo callar –
- ¿Qué es? –
- Trata de amar a quien merezca tu amor, lo más importante en esta vida eres tú, si algún día quieres huir de Heinrich búscame –
- ¿Pero por que me dices esto? –
- Porque soy tu amigo y eso dicen los amigos, ok, no te lo tomes tan a pecho, pero quiero que nunca lo olvides estaré ahí para ti, aunque ya no estemos juntos como antes –
- Gerald, tu…-
Sin poder controlar sus lágrimas salieron como lluvia de primavera sin aviso y siendo refrescantes para un corazón afligido, Gerald la abrazo y beso su frente, fue largo ya que, dejar ir al amor que le había enseñado a ser alguien de bien, le rompía el corazón, no pudo decirlo pero ya tenía una relación con la enfermera, era buena y a pesar del gran compromiso de cuidar a sus dos pequeños hermanos aun tenía una sonrisa y el corazón tan puro para aceptarlo, era imposible para el ganarle a Heinrich y en vez de embarcarse en una sangrienta batalla que sabia que seria el perdedor decido quedarse con algo de su amor aunque fuese solo de amigos, si no se detenía en este instante la perdería para siempre y eso era peor.
La enfermera llego y toco la puerta.
- Perdón que los interrumpa, pero el baño aquí tiene horario y si se pasa… -
- Enfermera buena tarde, disculpe usted la escena, soy una sentimental me estaba despidiendo de Gerald ya que saldremos de viaje, me dijo que pasaría las fiestas con usted, agradezco desde el fondo de mi corazón que pueda ofrecer su amistad, a pesar de ser trabajo pudieron encontrar la oportunidad para tener una mistad –
- Señorita, no hay nada que agradecer, además yo… -
- No digas nada más, Gerald, cuando te darán de alta –
- Mañana por la tarde –
- Será difícil que podamos estar aquí para acompañarte, pero que te parece si te hacemos una visita a tu nueva residencia –
- ¡oh!, señorita –
- Si quieres está bien, no te preocupes linda, solo dale la dirección –
- Eh, bueno si esta bien iré a buscar lápiz y papel –
- Te esperamos aquí –
- Espero no ser tan brusca, pero quiero estar segura, entiendes –
- Claro que si quiero que te vallas en paz conmigo –
- Gracias, sabía que lo entenderías –
La enfermera llego y le dio un papel doblado donde venia la dirección, se despidieron y Leila salió del hospital, todo el camino a casa lloro tanto que su garganta empezó a doler, tuvo que bajar del taxi y pedir que la dejaran en el parque, no podía contener el llanto sentía que había perdido el amor de Gerald, lo había sentido distante y también demasiado cómodo con la enfermera, pero no podía dejar que su codicia destruyera un futuro tranquilo para él, había roto cualquier objeción, no podía ganarle le dolía el alma, pero por que se sentía tan triste si ella estaba enamorada de Heinrich.
Se quito el gorro y la bufanda, dejo que el aire frio despejara su mente y que las lagrimas se llevaran aquel amor egoísta que sentía por Gerald si en verdad lo amaba debía respetar su decisión, su amor debía terminar.