Un silencio mortal reinó entre muchos Reinos de Dioses en el cielo. Nadie supo cuándo comenzó, pero la risa surgió de uno de ellos. ¡Lo que siguió fue una risa sin fin! Cada Nuevo Dios mirando esta escena estaba convulsionándose de risa.
Pero un rugido vino de una sombra en un rincón.
––¡Todavía se atreven a reír! Si el Tiempo de Muda es robado…
Una voz interrumpió la declaración de Glynos: –– Ya dije yo que hubiera sido mejor dejarme ir a Feinan con el Tiempo de Muda.
––¿Qué puedes hacer tú aparte de asesinar furtivamente a gente? ––se quejó el Dios Bárbaro de la Guerra––. Tu débil Poder Divino solo puede ser poco efectivo contra un hechizo como el Enlace del Espacio-Tiempo.
–– No importa. Originalmente queríamos ver si podíamos matar a algunas Leyendas. Desafortunadamente, esos poderes son más obstinados de lo que imaginamos ––dijo una voz orgullosa desde la distancia––. Glynos, no debes preocuparte, esto no es tu culpa.
El Dios del Sueño.
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