Tal vez era la culpa oculta que Mu Jiang sentía por su hijo Mu Jie y por eso le recordaba en sus últimos momentos...
Justo cuando la mano fantasmal estaba a punto de cerrar alrededor del cuello de Mu Jiang, un grito agudo atravesó el aire.
El fantasma, con una mirada de terror en sus ojos, soltó su agarre en la garganta de Mu Jiang y se agarró su propia mano con dolor.
Confusión y alivio inundaron a Mu Jiang mientras miraba hacia arriba, tratando de comprender lo que acababa de suceder.
Su mirada cayó en su bolsillo, de donde emanaba una luz brillante.
Actuando por instinto, metió la mano en su bolsillo y sacó un pequeño trozo de papel doblado.
Para su asombro, era un talismán, un amuleto de protección que había tirado con frustración justo hoy.
Mientras sostenía el talismán en su mano temblorosa, se dio cuenta de la increíble verdad: su hijo, Mu Jie, debió haber colocado secretamente este amuleto de protección en su bolsillo.
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