Esa noche, Li Yao y Venina entraron en pánico mientras eran arrestados. Fueron enviados directamente a la sede mundial del Dojo de Límites esa misma noche.
Mientras tanto, Luo Feng y Xu Xin se estaban acurrucando juntos mientras hablaban de lo que había sucedido durante el año anterior.
—¿Te quedas a dormir aquí esta noche? —preguntó Luo Feng abrazando a Xu Xin mientras sonreía.
—En tus sueños —repuso Xu Xin en un tono de disgusto. Después de eso, miró la hora en su reloj—. Ya son las doce, Luo Feng, envíame de vuelta.
—Ok —dijo sonriendo Luo Feng. Los dos habían conversado durante tanto tiempo, por lo tanto se habían calmado un poco.
Se subieron el jet automático y dejaron el sector Ming-Yue de la ciudad Yang Zhou y se dirigieron hacia la casa de la familia Xu, en el sector principal de la ciudad. En solo unos minutos, el jet llegó a los cielos de la casa de la familia Xu.
Dentro del jet automático que flotaba en el cielo:
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