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Esposa Sustituta del Rey de la Mafia R18

[ADVERTENCIA: CONTENIDO MADURO EXPLÍCITO] Dahlia pensó que se casaría con el hombre de sus sueños cuando tomó el lugar de su hermana gemela en un matrimonio político. Después de pasar una noche apasionada con su esposo, se despierta y descubre que él no era quien ella creía. En lugar de casarse con el prometido de su gemela, quien era su primer amor prohibido, terminó casándose con Bradon, el hombre conocido como el Rey de la Mafia del mundo subterráneo. Con su hermana huida después de fugarse con su amante y con la estabilidad económica del país en juego, Dahlia no tiene otra opción que continuar desempeñando el papel de la esposa complaciente de Bradon. Poco sabe ella que ser la esposa del Rey de la Mafia sería tan física y emocionalmente exigente. Estar casada con el frío, calculador y dominante Rey de la Mafia cambia la vida de Dahlia para siempre, ya que sus seductoras caricias doman su cuerpo y encienden su alma. Con cada beso y caricia, él le enseña placeres como nunca antes había conocido y le muestra una forma de escapar de su oscuro pasado. Rechazada por la sociedad y sus padres desde la infancia por ser siempre la segunda después de su hermana gemela, la vida de Dahlia nunca había sido fácil. Sin nadie que la apoyara, Dahlia estaba acostumbrada a defenderse por sí misma, pero ¿y si su única manera de sobrevivir esta vez es encontrar la clave para desbloquear el corazón frío de su esposo?

Realfantasies · Urbain
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Tú empezaste esto

—Estás exagerando —dijo fríamente.

—No, no lo estoy... —murmuré a la defensiva.

A pesar de su actitud un tanto fría, Bradon me ofreció su mano mientras se paraba al lado de la cama. Tras mirar su mano extendida y dudar por un momento, finalmente deslicé mi mano en la suya para permitirle ayudarme a levantar de la cama.

Fue así como terminé sentándome frente a Bradon en la larga y gran mesa de mármol del comedor. Era tan tarde en la noche que me sentía mal por interrumpir el descanso de Jenna y algunos del personal porque tuvieron que preparar la mesa para nosotros y servirnos comida. Para mi sorpresa, Jenna estaba toda sonrisas e incluso tarareaba una melodía propia mientras colocaba muchos platos en la mesa. Hizo que pareciera que estábamos desayunando en una mañana soleada y brillante con buen tiempo en vez de en plena madrugada.

—¡Buen provecho! —dijo antes de sonreírnos brillantemente.

—Gracias... —la agradecí educadamente.