webnovel

ꗃ ɢᴏᴊᴏ sᴀᴛᴏʀᴜ

Sonriente, y casi saltando por la gran alegría que emanaba, se dirigía hacia su tienda de dulces favorita. Tarareaba incluso, sin desviar la mirada del camino ... Si es que se supone que le presta atención a la dirección en la que iba, tenía en mente perder algo de tiempo hablándole a la cautivadora mujer que yace en aquel local, y quien robó el corazón de Gojo.

Ese día era como cualquiera, incluso dejaría a Fushiguro esperando como comúnmente lo hace y se escabulliría al sitio en donde su amada trabajaba.

Un olor exquisito inundaba el ambiente tan resplandeciente y pacífico de allí, y con solo divisar una pequeña proporción del lugar, logró identificar a la mujer. Acercándose hacia ella con las manos en los bolsillos de sus pantalones, y una traviesa sonrisa, la contraria simplemente esbozó esa tierna expresión que adoraba Satoru.

─¿Lo de siempre, Gojo-san? ─cuestionó algo inquietante por la presencia del albino, a pesar de que exteriormente se viera calmada y feliz por su llegada.

─Oh vamos, te dije que dejaras de llamarme así, (N)-chan... Y, ¡Sip! Llevaré lo de siempre. ─actuando de forma juguetona, Satoru seguía a la fémina con la mirada, fuera a donde fuera.

Aunque repentinamente, sintió una profunda curiosidad por acariciar las manos ajenas que lucían tan delicadas y frágiles. Ese pensamiento se vio interrumpido por la única encargada del negocio, quien permanecía quieta en su lugar, analizando el rostro del más alto y, a la vez, estaba algo asustada por el silencio que formó.

─¿Te encuentras bien? ─le preguntó. Al darse cuenta de que el otro salió de trance y nuevamente formó una sonrisita, un suspiro de alivio escapó por su boca.

─Estoy bien. ─susurró. Se quedó quieto por un momento, viendo las manos de la mujer recargadas sobre su compra, y sin rodeos, las tomó.

Este sorpresivo movimiento provocó que la chica se exaltara, y un vergonzoso rubor cereza se tiñera sobre la palidez de sus mejillas. Pero a pesar de que aquella acción le agarró desprevenidamente, jamás le reclamó al hombre, se zafó, o golpeó sus manos. Dejó que el tiempo pasara lentamente, apreciando las características que habían entre sus manos; a diferencia de las de Gojo, sus dedos eran cortos, y un tinte rosa pálido cubría sus uñas. Y las de Satoru, obtuvieron unos largos dedos, y su piel era un poco rasposa.

─Es cálida. ─el pequeño murmullo de la empleada captó la atención del albino, levantando su cabeza para apreciar de cerca la suave sonrisa de su acompañante.

─Lo es. ─fue lo que le respondió. Se había quedado sin palabras desde que el primer tacto entre ambos, y solo pedía internamente que quedaran así, por un rato más.

Nota ; Mas tarde tratare de publicar otro escenario.