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Enredados en Luz de Luna: Inalterados

—Ser el defecto de la manada ya es bastante malo. ¿Pero ser rechazada? ¿Por tu propio compañero destinado? Sí. Eso es un nivel completamente nuevo de miseria. Ava Grey es el defecto de la manada, una cambiante sin lobo. Lucha por la vida con el sueño vago de la libertad. Su oportunidad llega cuando de repente le informan que asistirá a la Gala Lunar, un baile anual para los cambiaformas jóvenes adultos para encontrar a sus compañeros destinados. Y ella lo encuentra. Él es hermoso e intenso, y sus besos le envían deseo por las venas como una droga. Hasta que él la rechaza. Ava no está por volver a su aburrida vida. Escapa y fragua una nueva identidad lejos de su manada, y lejos de su compañero alfa. Hace nuevos amigos y hasta es adoptada a la fuerza por un husky hilarante. Pero justo cuando se acomoda y encuentra la felicidad, comienzan a ocurrir cosas extrañas... Su husky ha estado guardando secretos. Escucha rumores de que las manadas de cambiantes por todas partes la están buscando. Y puede oler un aroma familiar en su apartamento, lo cual no tiene sentido alguno... porque el hombre al que pertenece la rechazó. [Entrada de Cupids Quill Mar 2024] --------- Este es un romance de cambiantes lobo con múltiples desencadenantes que gustan de pasearse de la mano con todos los temas oscuros por un prado de flores muertas. En este libro encontrarás los picos más altos y los valles más profundos. Ríe, llora, enfúrate; puedes hacerlo todo mientras sigues a Ava en el viaje bastante peligroso de ser un cambiante lobo en esta generación de romances de hombres lobo. Hay escenas R18 esparcidas por este libro como dulces saltando de una piñata. Por favor, lee de manera responsable. ------- DISCORD DEL AUTOR: https://discord.com/invite/ApNZDux8kj

Lenaleia · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
407 Chs

Ava: El Legado de Mamá (V)

El hospital está inquietantemente silencioso, nuestros pasos resuenan a través de los pasillos. Las horas de visita ya terminaron, y el turno de noche reina.

Vanessa no se inmuta por la calidad inquietante del lugar a altas horas, pero yo pego un brinco cuando el elevador suena, señalando su llegada frente a nosotros.

—¿Estás bien? —pregunta ella, la preocupación entrelazando sus cejas.

Selene—quien finalmente salió de debajo de mi cama, aunque se niega a hablar de por qué me evitó por el resto del día—se apoya en mi pierna en silencioso consuelo. —Es que está tan tranquilo. No estoy acostumbrada a hospitales sin gente moviéndose de un lado para otro.

Hay una máquina gigante que avanza por el pasillo en nuestra dirección, limpiando el suelo con cualquier algoritmo que dirija su movimiento.

Siempre me pregunté cómo mantenían los hospitales sus pisos tan limpios. Supongo que hoy en día todo está automatizado.

Chapitre verrouillé

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