—Me quedaré —dijo Evie con una suave sonrisa—. Sin embargo, Gavriel podía ver el dolor y la tristeza reflejados en sus ojos mientras lo miraba. Él la entendió y la razón detrás de esa mirada en sus ojos muy bien. Era una mirada nacida de sus pensamientos de que pronto estarían separados el uno del otro.
—Él agarró sus muñecas; aunque desesperadamente, aún era delicado con ella. Y sus mandíbulas se apretaron con fuerza. Luego sacudió la cabeza, sus ojos intensos. —Nunca te dejaré atrás, Evie —le dijo directa y firmemente—. El tono que usó indicó que no había nadie, ni siquiera la propia Evie, que pudiera cambiar su decisión. —No importa lo que pase, te llevaré conmigo, ¿entiendes? —Evie pudo notar por el tono que él usó que estaba completamente serio y que ya no habría más discusión sobre este asunto.
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