Todos los magos estaban reunidos en la sala del Gremio para la subasta. Cuando Lin Li entró en el laboratorio de alquimia, estaba tranquilo y sin nadie a la vista.
Sintiéndose seguro, abrió el anillo de la tormenta infinita.
Al mirar esa deslumbrante variedad de lingotes de metal, hasta el propio Lin Li tuvo que admitir que era una especie de friki coleccionista. Poseía desde los lingotes de cobre y hierro más económicos, hasta los más costosos lingotes de adamantina y mithril, además de todo tipo de metales mágicos, los cuales rara vez se veían en la vida cotidiana. En realidad, había conseguido docenas de tipos distintos...
Lo que Lin Li tenía que hacer ahora era seleccionar los materiales para la vara de oro de entre esas docenas de metales.
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