Lin Fan sonrió con calma. Aquel fue un resultado que predijo desde el principio. No obstante, incluso en tales circunstancias, tenía que conservar su imagen.
Después de todo, la imagen de uno siempre era lo más importante. Tenía que asegurarse de que aquella imagen de ser poderoso y misterioso se conservara para siempre, para que así irradiara con perfección. Además, ¿cómo iba a dejar que cualquier ser de las miles de razas abrazara sus muslos a la ligera así como así?
De repente, Lin Fan empujó con serenidad con su palma. Con eso, parecía como si hubiera colocado un manto sobre todos, mientras el silencio se extendía a través de la muchedumbre.
Todos y cada uno de los seres de las miles de razas contemplaron boquiabiertos aquella respetable imagen de un hombre en el cielo.
Dentro del Mundo Santo Ancestral, ¿cuántos seres de las miles de razas se atreverían a matar a un millón de soldados de la Raza Ancestral como aquel Gran Emperador de la Raza Humana?
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