Desde que Biggra se convirtió en una habilidad, le fue infundida una voluntad propia, y sus efectos medicinales también mejoraron. No obstante, apenas sería suficiente contra los poderosos seres Celestial Desolado Pináculo, pero Lin Fan ya había planeado formas de mejorar sus efectos.
Después de todo, siempre y cuando fuera una habilidad, Lin Fan estaba seguro de que podía hacerla funcionar.
De repente, un trágico gemido resonó desde el interior de la cueva. Lin Fan, quien estaba ocupado tragando Biggras, se sorprendió por el grito a la par que se detuvo.
«¡Ese grito ha sonado muy trágico!»
Lin Fan se agarró el pecho como si acabara de cometer un crimen salvaje.
«¡Chicos, no culpéis a un humilde servidor! ¡La culpa solo es de vuestros actos crueles e inhumanos! ¡Un humilde servidor no tuvo más remedio que haceros esto!»
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