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El Renacimiento de Omega

``` —¿Qué podía ser peor que la muerte misma? —Pues morir sabiendo que nadie te echaría de menos, sabiendo que tu muerte era un favor para todos los que alguna vez conociste. —Así fue exactamente como me sentí el día que morí. —Era el hijo amoroso del Rey Alfa de Eclipse, en una época donde el vínculo de pareja se consideraba sagrado, un hijo nacido fuera del matrimonio no era nada menos que sacrílego... —Fue su culpa, él amó a alguien más que a su compañera... —Fue su culpa, tuvo conocimiento carnal de una mujer humana. —Todo fue su culpa, mi único crimen fue nacer de su lujuria. —Pero, ¿por qué ese Rey Alfa que era mi padre estaba perfectamente seguro, mientras que yo era odiado, despreciado y culpado por todo en su lugar? —¿Por qué tenía que ser la ficha de cambio de mi padre, utilizada para lograr sus objetivos? —¿Por qué no pude obtener un rechazo como todos los demás, sino que en cambio fui asesinado por mi propio compañero? —¿Por qué fui asesinado antes de tener siquiera la oportunidad de vivir? —Tenía mil preguntas y sin embargo no había nadie para responder y así fue exactamente como morí... —Entonces, ¿por qué mis ojos se abrieron de repente a ese día, un mes antes de mi muerte? —¿Fue a causa de mi pequeño secreto? —Un secreto que no le contaré a nadie más que a ti... —Por el título de mi relato, debes pensar que soy un lobo Omega... —No, te equivocas... No soy un lobo Omega, soy un lobo Alfa y mi nombre es Omega. —Segundo libro en la serie Renacimiento de los Hombres Lobo. —No es una precuela o secuela de 'El Némesis del Rey Alfa', ambos libros no están relacionados salvo por el escenario del mundo y el concepto de Renacimiento de los Hombres Lobo. —El arte de la portada obtenido de internet, todos los créditos al artista original. ```

JHeart · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
583 Chs

Asiento Vacante (Ch.530)

Un viento frío se colaba por la ventana, despertando a Neveah y sus ojos se abrieron lentamente.

Neveah parpadeó para disipar la borrosidad en sus ojos, el montón de archivos en su campo de visión le decían todo lo que necesitaba saber, se había quedado dormida en su oficina... de nuevo.

Un quejido silencioso escapó de Neveah mientras levantaba la cabeza del escritorio, lanzando una mirada a la ventana con la esperanza de determinar la hora del día, Neveah encontró que las cortinas habían sido cerradas y ni siquiera una rayita de luz se colaba.

—Yo... No recuerdo haberlas cerrado... —murmuró Neveah para sí misma.

Neveah siempre dejaba las cortinas abiertas a propósito, para que la luz la despertara si alguna vez se quedaba dormida mientras trabajaba.

Levantándose de su silla, Neveah se detuvo un instante cuando una bata exterior se deslizó de sus hombros y cayó al suelo.

Neveah arqueó una ceja, inclinándose para recogerla, no necesitó mucho para saber a quién pertenecía.

Chapitre verrouillé

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