A medida que la luz cegadora de las runas se atenuaba, toda la sala caía en silencio.
Muchos ojos se fijaron en el lugar donde Whisker había estado antes, cada una de sus miradas llenas de completa incredulidad. Después de todo lo que había sucedido, ¿realmente se había ido así? ¿Así no más?
Era insano. Era exasperante, enfurecedor. Durante unos segundos, nadie habló, cada persona procesando una oleada diferente de emociones.
Para Jenera Flux, el paragón Evolari, aunque su mirada permanecía impasible, internamente estaba muy complacida por los eventos.
La raza Evolari siempre había encarnado la evolución. Amaban y anhelaban el cambio. Para ellos, el pecado más grande en este mundo era permanecer estancados.
En su creencia, no existía la perfección verdadera; el cambio siempre era necesario y la evolución no tenía límite.
El dominio humano había permanecido estancado, en Eldoralth habían estado en el fondo de la escala de poder durante siglos.
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