—Está bien, está bien, ¡déjame a mí! —dijo Ning Xi y le dio unas palmaditas en el pecho con confianza. Cuanto más miraba a estos dos, uno grande y otro pequeño, más emocionada se sentía.
—Aiya, no puedo soportarlo más, ¡realmente quiero tomar fotos de ustedes dos! Vengan aquí, vengan juntos, un poco más cerca, tómense de las manos...
Con cada instrucción que dio, padre e hijo posaron para ella muy cooperativamente.
Con cada foto que tomaba Ning Xi, se volvía más y más adicta, y se convirtió completamente en una fangirl. Afuera en el balcón y en el pequeño jardín, tomó fotos sin parar de la pareja de padre e hijo.
De pie junto a ella, Lu Tingxiao se inclinó para echarle un vistazo y la elogió.
—Buena toma.
Ning Xi agitó sus manos modestamente.
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