El tiempo había pasado y las cosas que le habían pasado a Malia y a sus amigos aún seguían latentes es su memoria. El que la hayan internado en un psiquiátrico no ayudo a su situación porque que ella no estaba loca, ni nunca lo estuvo, hasta que llego aquel lugar. El psiquiátrico se encargó el mismo de enloquecerla cuando su función era curarla, pero no se puede curar algo que no se tiene.
Para Malia las noches parecían eternas, aunque agradecía que el interior de su acolchonada y blanca habitación permaneciera completamente a oscuras cuando llegaba la hora de dormir. Así no se creaban sombras ni reflejos que pudieran perturbarla aún más.
Mientras que las horas en las cuales el son brindaba su agradable compañía se iban tan rápido como venían. Trayendo de nuevo su mayor temor, la oscuridad de la noche. Donde ella solo pedía una cosa, llegar a su oscura habitación para intentar dormir, ya que era el único lugar donde se sentía completamente a salvó, porque los demás lugares le parecían las trampas perfectas de sombras y zonas oscuras donde Shadow Man podría volver a aparecer. Aunque hasta ahora no lo había hecho.
El día de los sucesos al salir el sol la sombra desapareció hasta el día de hoy o al menos ella ya no la había visto más. Solía irse a su habitación mucho antes de que se ocultara el sol y en su interior pasaba horas hasta que al fin se quedaba dormía, aunque su sueño no era muy duradero ya que las pesadillas donde Shadow Man venía de nuevo a por ella eran recurrentes, también en las que volvía a vivir aquel día que realizó con sus amigos el ritual y fueron muriendo uno a uno hasta que se quedó sola u otras diferentes que se encargaban de atormentar su hora de descanso.
Se despertaba jadeando y aterrorizada, por lo que no podía volver a pegar ojo en todo la noche y solo le queda esperar al preciado amanecer para repetir consigo la misma rutina cada día.
Al pasar los meses la paranoía y el miedo eterno se volvieron parte de su personalidad. Ya pasaba semanas sin dormir y solo contaba los segundos hasta que amaneciera. El no dormir no ayudo mucho a su deprimente situación y su cerebro ya agotado comenzó a alterar su realidad mostrándole cosas que no eran ciertas comenzando a ver sombras fugaces en las paredes o la sensación de una presencia a sus espaldas como la que sintió aquel día.
Al final todas situaciones fueron el detonante de aquél pensamiento que se hizo más frecuente en su mente, el suicido.
Después de 6 meses de todo lo sucedido Malia fue encontrada en su habitación del psiquiátrico, por uno de los médicos que se quedó horrorizado por la escalofriante escena que presenció y las palabras que yacían escritas con sangre en la pared. Las cuales decían "El Sigue Aquí".
Malia se terminó arrancando las venas con sus propios dientes y eso lo demostró las mordidas que tenía en sus muñecas y la sangre seca que tenía alrededor de su boca.
La última sobreviviente del encuentro de Shadow Man yacía muerta y la propia criatura no tuvo que hacer nada para aquello fuera posible, ya que el trauma que trajo consigo aquel encuentro fue el que la llevo a quitarse su vida.
La escalofriante historia de Malia con Shadow Man llegó su final. Pero bueno todas la historias acaban, aunque unas mejor que otras. Ahora solo nos queda aprender que no todas las leyendas tienen que ser inventadas, que algunas son reales, pero no por eso se debe intentar comprobar su veracidad, sino que es mejor dejarlas a un lado y no internar jugar con fuerzas que no controlamos.
Y una última cosa que te quiero decir o mejor dicho advertir antes de terminar esta historia, ten cuidado hasta de tú propia sombra porque no sabes si desde ella te acecha Shadow Man, esperando a ser llamado nuevamente...