No entendía, como podía estar aquí otra vez. Fred había hecho que se marchara y ahora había vuelto. Miré nuevamente en la dirección donde estaba parado hace unos segundos y ya no estaba. No podía moverme; el miedo me lo estaba impidiendo nuevamente, pero el quedarme quieta no me ayudaría a salvarme a mí y a mis amigos. Respiré profundo y comencé a despertar tan rápido como pude a los demás.
—¡Chicos despierten, está aquí otra vez! —les comencé a gritar desesperada, logrando así que se despertaran todos.
—¿Quién está aquí Mali, qué demonios pasa? —preguntó Mike asustado por la abrupta manera en que lo desperté a él y a los demás.
—Si. ¿Mali, qué está pasando? ¿Di algo? —dijo Fred aún más preocupado y asustado. Ya que aún yo no había podido decir palabra alguna, puesto que no encontraba la manera de empezar. Acomodé mis ideas mejor y hablé.
—Él volvió, Shadow Man. En realidad, al parecer nunca se fue. Estaba parado ahí en frente ahora mismo, pero ya no está—les logré explicar y sus expresiones cambiaron a verdadero miedo como el que tenían hace varias horas.
—Pero, como si Fred hizo que se fuera, todos lo vimos desaparecer—añadió Brin
—No Brin, no se fue al parecer. Se los puedo jurar, yo lo vi, estaba ahí parado frente a la cama. Después de que me despertará porque había comenzado a tener frío, ya que estaba destapada. Al principio pensé que habían sido vosotros, pero después de que me tapé nuevamente me quitaron la cobija de un tirón y al mirar a los pies de la cama vi algo que comenzaba a subir. Cerré los ojos porque creía que estaba aún dormida, para que así eso se fuera y al abrirlos nuevamente ya no estaba—hice una pausa para tragar saliva y continúe—Después escuché una voz que reconocí instantáneamente, era la de él. Entonces apareció ahí enfrente y me miró unos segundos y cuando volví a mirar en su dirección ya no estaba —Les terminé de decir, aunque ellos aún parecían no creer nada.
«¡Digan algo!» les espeté algo molesta, ya que permanecieron en silencio.
—Yo te creo—agregó Brin después de unos segundos.
—Yo también—dijo Mike seguido.
—Yo creo que lo mejor es que salgamos de la habitación, tal vez el haber realizado el ritual aquí allá vinculado a la sombra con la habitación de cierta manera—terminó de decir Fred, mientras se paraba de la cama para ir a encender la luz.
Todos nos paramos seguidos de Fred para irnos, pero la luz se apagó de repente.
—Fred, tú has apagado la luz—murmuró Brin a mi lado.
—No chicos, corran, debemos salir ya de aquí—gritó Fred para después echar todos a correr hacia el pasillo. Fui la primera en salir, posteriormente Brin, Mike, pero Fred no lo hizo.
Al darme cuenta fui corriendo de vuelta a la habitación, pero justo cuando iba a entrar la puerta se cerró abruptamente en mi cara. Impidiéndome entrar, comencé a intentar abrir el yale, pero este no cedía. Brin y Mike aparecieron tras de mí.
—¡Chicos, rápido, ayúdenme a abrir la puerta! ¡Fred aún sigue adentro! —ordené desesperada, todos comenzamos a pegarle patadas a la puerta, pero está parecía de metal y nuestros esfuerzos no parecían hacer nada.
—Chicos ayúdenme por favor, esa cosa está aquí—escuchamos gritar a Fred desde el otro lado de la puerta.
Seguimos pegando más fuerte que antes, pero no lográbamos abrirla y no podíamos permitir que esa cosa le hiciera algo. Especialmente yo porque la culpa no me dejaría vivir, ya que esto lo provoque yo por haber hecho algo de lo cual no tenía el menor control y ahora me doy cuenta...