Seraphina, al notar a alguien acercarse, levantó la mirada y reconoció a su antigua alumna, Lissara. Con un tono cálido pero firme,preguntó.
Seraphina: "Han pasado diez años, Lissara. ¿Has regresado para retomar tus estudios?"
Lissara se inclinó en reverencia hacia su maestra y respondió con respeto
Lissara: "Sí, ha pasado el tiempo acordado, maestra. Pero también he venido a hablarle de mi hijo Aeryn. Es un chico muy inteligente..."
Antes de que Lissara pudiera seguir hablando, Seraphina la interrumpió y le entregó varios pergaminos.
Seraphina:"Estudia estos pergaminos y escribe tu análisis. Quiero saber si aún recuerdas mis enseñanzas", dijo Seraphina con seriedad.
Lissara asintió con determinación y se sumergió en las tareas encomendadas por su maestra. Horas más tarde, Lissara finalizó su trabajo y caminó hacia su maestra con nostalgia en su corazón, recordando los días en los que se perdía entre libros y pergaminos.
Seraphina recibió los pergaminos sin siquiera revisarlos y se levantó de su asiento. Envuelta en una hermosa capa de seda bordada con diseños exquisitos, se dirigió hacia la salida. Lissara, quien no había olvidado su propósito inicial, comenzó a hablar mientras descendían por la escalera helicoidal y salían al exterior.
"Maestra, mi hijo tiene diez años y me gustaría..." Lissara fue interrumpida nuevamente por Seraphina, quien sin detenerse en su caminar, respondió de manera concisa: "Tráelo mañana".
La maestra Seraphina continuó su camino, dejando a una Lissara sonriente y llena de esperanza. Aunque las palabras de su maestra fueron breves, Lissara entendió que su solicitud había sido aceptada. Con el corazón rebosante de alegría, Lissara se preparó para llevar a su hijo Aeryn al encuentro con Seraphina al día siguiente, sabiendo que este sería el comienzo de una nueva etapa en la vida de su hijo y en su propio camino como sanadora.
Lissara regresó a casa rápidamente, emocionada por las buenas noticias y con el plan de llevar a su hijo Aeryn a conocer a la maestra Seraphina al día siguiente. Entró por la puerta con una sonrisa en su rostro, donde Aeryn la esperaba con curiosidad.
Lissara: "Aeryn, tengo algo emocionante que contarte. He hablado con la maestra Seraphina, una sanadora muy sabia y talentosa. Le he mencionado tu interés por aprender y ella está dispuesta a conocerte".
Aeryn: "¿De verdad, mamá? ¡Eso suena increíble!"
Lissara: "Sí, querido. Seraphina es una experta en el arte de la sanación y estoy segura de que podrías aprender mucho de ella".
Aeryn miró a su madre con entusiasmo y algo de nerviosismo.
Aeryn: "Pero mamá, ¿y si no tengo el talento o la habilidad para usar la magia de sanación?"
Lissara le sonrió tranquilamente y le acarició el cabello.
Lissara: "Aeryn, nunca sabrás lo que eres capaz de hacer hasta que lo intentes. Seraphina podrá evaluar tus habilidades y, si no tienes el don de la magia, siempre hay otros caminos que puedes explorar para ayudar a los demás".
Aeryn asintió, sintiendo un fuego interno arder dentro de él. Estaba decidido a descubrir su potencial y, si había algo en él, aprender a controlarlo.
Aeryn: "Entonces, mamá, estaré listo para conocer a la maestra Seraphina y ver qué posibilidades hay para mí".
Lissara sonrió con orgullo y lo abrazó con cariño.
Lissara: "Estoy segura de que te irá bien, querido. Solo recuerda ser abierto y paciente en este viaje".
El sol se ocultó lentamente mientras madre e hijo continuaban hablando sobre el próximo encuentro con Seraphina.