webnovel

El despertar de los niños

La sociedad es injusta, el mundo se basa en los fuertes dominando a los débiles y entre los fuertes se encuentran los Renacidos, personas superiores a cualquier humano común, con poderes increíbles y con leyes distintas a los demás, que controlan al mundo y hacen lo que quieran con este, muchos años la sociedad ha sido controlada por los Renacidos y tal vez es momentos de que las cosas cambien, es momento de que los niños despierten y se levanten en contra de su injusto sistema.

karyan2 · Fantaisie
Pas assez d’évaluations
22 Chs

Capitulo 8 parte 2: Vergüenza

Bran se sentía en un abismo oscuro, cayendo y cayendo mas rápido cada vez, su cuerpo se siente caliente, tembloroso, como si este no soportara mas, como si estuviera a punto de decaer, de perder el control. Cada vez mas profundo e incontrolable, Bran sentía como su cuerpo no respondía... No, era como si Bran no pudiera controlarse u propia mente, esta se dejaba llevar por una sensación parecida a un remolino, un remolino creciente en lo mas profundo de su ser... Un remolino que golpea furiosamente su cuerpo constantemente sin final...

«Un remolino de furia...»

Bran sabia lo que pasaba, sabia donde se encontraba y que es lo que hacia, pero también era incapaz de detenerse, todo su ser era llevado por una corriente de la que no podía escapar... Y a pesar de que todo dolía, de que todo fuera horrible y asquerosa, a pesar de que Bran quería que todo terminara... Al mismo tiempo, Bran no quería parar, quería seguir hacia adelante, no quería parar, no al menos hasta que aquello se acabara, hasta que aquello que lo molestaba y causaba el remolino en su interior desapareciera, aquella molestia...

«Aquel hombre»

Bran avanzaba hacia el abismo por su propia voluntad, avanzaba una y otra vez repetidamente, cada vez que lo hacia, era devuelto, cada vez que trataba de destrozar esa molestia, era detenido y el torbellino de su ser se hacia mas grande y amorfo. Su consciencia ya no aguantaba mas, era como sin importar lo que hiciera, nunca era capaz de llegar a su meta, a su satisfacción, al final inalcanzable que lo acabara todo...

Bran continuo su interminable cruzada mientras que su ser se convertía cada vez mas rápido en un ser amorfo, en un ser solo capaz de sentir una furia profunda e infinita. Ya no podía parar, pero nunca podía terminar, su destino estaba sellado, su ser estaba acabado y su futuro convertido en un vacío profundo del cual nunca podría escapar... Y aun así, con todo acabado, Bran no podía evitar pensar en su maestro, en su bello, increíble, grandioso y sorprendente maestro. Bran nunca había conocido a una persona tan grande, tan deslumbrante, tan pura, incluso en aquel infinito abismo, su maestro seguía siendo la única luz que iluminaba su oscuro mañana...

La única persona que había logrado no sacarlo del abismo, pero al menos retrasarlo... La única persona que había podido acabar con aquella cosa que lo arrastraba a lo mas profundo de su miseria y pesadumbre, aquella cosa que después de tantos años, seguía sosteniendo sus piernas y lo empujaba hacia lo mas horrible, aquel ser, su «Pah», su todo...

«Padre...»

Aquel pensamiento solo hacia mas fuerte el el remolino, hacia girar mas fuerte su ser amorfo en una abstracción de locura y furia, como una pintura negra y roja formada por trazos descuidados y desgarradores. Bran ya no era una persona, Bran ya no era un ser... Bran era la nada, el vacío infinito donde depositar toda aquella furia...

Y aquella furia era interminable, siempre aumentando hasta que Bran se convierta en la nada infinita... Y Bran deseaba aquello, porque al menos, aquello seria un "final"... Pero la imagen de aquel hombre, de aquellos cuerpos, de aquellas heridas, de aquellos cuchillos, de aquellas sombras, de aquello seres, de aquellos futuros, de aquellos miedos que lo consumen sin acabar, aquellas injusticias que llenaron toda su vida y que no lo dejan dar un final... Y eso solo hacia mas interminable su tortuosa transformación en aquello que no debe nacer...

Bran prefería morir, que convertirse en el futuro que su padre había previsto... Y aquella injustica lo hacia sufrir mas y mas...

Recuerdos tenebrosos, recuerdos hermosos, momentos horripilantes, momentos bellos, momentos tristes, momentos confusos, un padre, un maestro, una sombra, una luz... Bran quería olvidar, pero aquello también era un final..

Su padre golpeándolo, su maestro curándolo, su padre cortándolo, su maestro entrenándolo, su padre insultándolo, su maestro apoyándolo, su padre llorando, su maestro riendo, su padre matando, su maestro salvando... Bran quería que solo la luz prevaleciera, pero sin oscuridad, no puede existir la luz, sin su padre, Bran no hubiera tenido a su maestro...

Y Bran trataba de recordar a su maestro, realmente lo hacia, siempre que perdía el rumbo o se sentía como si nada tuviera sentido, trataba de recordar a su maestro... Pero como si su cerebro lo odiara, cada vez que lo hacia, también recordaba a su Pah...

«¡Limpia la sangre del suelo idiota!», exclamaba su padre cada vez que su trabajo terminaba...

«No olvides recoger todo después de cada entrenamiento Bran», recordaba su maestro recto pero cariñosamente cada vez que este le enseñaba un nuevo movimiento.

«¡Carga el cuerpo bien o te cortare mas veces!», gritaba su padre cada vez que aquellos hombres llegaban a casa a recoger el "paquete". Bran siempre temblaba cuando su padre lo amenazaba con cortarlo, porque sin importar que realmente hiciera el trabajo bien, cuando lo amenazaba, siempre lo cortaba.

«¡Si logras hacer un crochet seguido de un gancho mas de cinco veces, te llevare a comer tu helado favorito!», incentivaba su maestro cada vez que aprendía algo nuevo y aunque no lo lograra, su maestro era tan bueno, que de todas formas lo llevaba...

«¡Limpia la sangre de tu cuerpo, no quiero que la gente me vea caminando con un niño lleno de sangre!», decía su padre cada vez que tenían que salir de su casa por alguna razón... Bran nunca recordaba para que salían, pero si sabia que siempre tenia miedo del exterior ya que cada vez que regresaban, su padre se volvió anormalmente violento...

Y Bran recordó la sangre... La sangre que creyó haber olvidado...

Bran pudo jurar, que en aquel lugar que era un abismo, pero al mismo tiempo un lugar lleno de gritos irreconocibles, vio en sus manos, la sangre de todos ellos, no su propia sangre, pero la de todos aquellos que había ayudado a acabar con sus vidas...

Aquella madre que lloraba por sus hijos, aquellos niños que lloraban por su madre, aquel anciano que por alguna razón no dejaba de sonreír, aquel hombre que no dejaba de gritar, aquella mujer que trataba de cortarse a si misma, esa niña que golpeaba el suelo, esa pareja que murieron juntos... Un hombre alto, un mujer joven, un anciano a punto de morir, un hombre de rostro extraño...

El padre de Bran lo castigaba cada vez que Bran no era capaz de acabar el trabajo por su propia cuenta, lo cortaba, lo golpeaba, lo asfixiaba, lo ahogaba, lo quemaba, lo aplastaba, le gritaba y lo mataba de hambruna... Y Bran nunca podía terminarlo todo el solo, sin importar cuantas veces tratara, sin importar cuantas veces ignoraba los gritos, los llantos o los horribles sonidos... Siempre estaban los rostros...

Tantos rostros, tantos cuerpos, tantos gritos, tanta sangre... Bran recordaba a todos, rostros sin nombres, solo uno de ellos tenia un nombre, el mas bello de todos los cuerpos, el mas satisfactorio y la pesadilla mas larga que jamás haya tenido Bran, aquella muerte que sigue acosándolo, la única que pudo hacer solo y la mejor de todas...

La muerte de su Pah fue lo que comenzó su final...

Y Bran sintió como todo exploto, su Pah era como una flecha que nunca dejaba de perseguir a su objetivo, siempre con el constante saber de que en algún momento, la flecha daría en el lugar...

Bran trato y trato de acabar con la oscuridad, pero era incapaz, era infinita, era inútil, Bran no pudo soportar y dejo que toda su oscuridad saliera e invadiera aquel mundo donde habitaba, era horrible, era asqueroso... Era lo peor que había sentido, su mundo interno y externo se fusionaban en uno solo, aquella oscuridad ya no era solo parte de su interior, su mundo interno estaba expuesto a todo el mundo real...

Y entonces Bran vio algo que casi lo hizo desear morir... Bran vio el rostro de sus amigos, de sus primeros amigos, de las primeras personas que alguna vez se habían preocupado por el. La cara de Amanda, de Kazu, de Nana...

Y Bran no quería ver esos rostros, aquellos rostros con ojos como platos, labios temblorosos... Esos rostros estaban llenos de una sensación que Bran conocía, una sensación inconfundible para el, una que había visto una interminable cantidad de veces...

Aquellos rostros estaban llenos de terror... Y para Bran aquel fue el momento donde sintió la peor sensación que jamás había tenido, una sensación de exposición y dolor inimaginable, una sensación de inseguridad, combinada con terror y expectativa. Una sensación nueva y que Bran deseo nunca en su vida haber conocido...

Aquella sensación era vergüenza...

—Yo... Yo no... —Bran trato de explicarse... Pero ya era muy tarde, estaba echo...

Entonces todo se puso negro...

Y Bran descansó...

Pero entonces, unos gritos interrumpieron su descanso, unos gritos que nunca acallaban, Bran creyó que ahora se encontraba en el infierno y aquellos gritos eran los de sus victimas a través de los años, pero Bran se dio cuenta que aquellos gritos no eran de terror o dolor... Aquellos gritos eran de felicidad...

—¿Crees que quedaran algunas marcas? —Bran alcanzo a escuchar una voz cercana a el, una voz aguda pero cálida y conocida.

—No... No creo que pase nada... Los... Los golpes no son tan malos... Casi todos son superficiales... —Aquella voz sonaba entrecortada, asustadiza y temblorosa, como si estuviera constantemente aterrada de lo que sucedía...

Bran sintió un calor que recorrió su cuerpo y un corrientazo que de repente activo con fuerza todos sus sentidos. Entonces Bran se levanto de golpe golpeando algo duro con su frente y encontrándose cara a cara con un sorprendido Kazu.

Bran desvió inmediatamente la vista, pudo sentir como su rostro se enrojecía y su cabeza se ponía caliente, volvía a sentir vergüenza, esta vez combinada con arrepentimiento y tristeza. Bran sentía un dolor tremendo en su garganta, como si esta tuviera miles de alfileres atravesándola, sus ojos parecían grifos apunto de estallar y su cuerpo temblaba como un perro pequeño... Bran no quería ver los ojos de Kazu... Tenia miedo, sentía dolor, no quería que nadie descubriera quien era, que es lo que había echo, los terrores que había causado... Bran no quería que lo odiaran...

Bran finalmente había descubierto lo que siempre había querido pero no conocía... Bran solo quería tener amigos...

Bran no quería que Kazu tuviera miedo de el...

Bran solo quería tener amigos... Pero ya era muy tarde, ya todo estaba expuesto, Bran no podía seguir ocultando su pasado, no podía seguir ocultando lo que el era, por mas que doliera, por mas difícil que fuera, este tenia que hacerlo y es que ya no hay vuelta atrás...

Pero aun así... Es muy difícil...

Con su corazón a mil y todas las fuerzas que su lastimado cuerpo pudo producir, Bran aventuro su vista para afrontar la verdad que tenia que combatir. Kazu estaba frente a el y habia visto todo lo que había pasado y eso era algo que no podía ser borrado...

Y Bran encontró algo aun mas aterrador de lo que creyó. Kazu estaba de rodillas en el suelo, con la cabeza agachada, el cuerpo temblando y sus puños apretando sus piernas. Era obvio que Kazu tenia miedo de mirarlo a los ojos, quien seria capaz de ver a un monstruo a los ojos, de ver a la misma muerte... No, Bran lo entendía, lo entendía perfectamente y no lo culpaba, por mas increíble, maravilloso, valiente, amigable o puro que Kazu pudiera ser, nadie podría hacer frente al monstruo en el que Bran se estaba convirtiendo... O tal vez el que ya era...

Era algo completamente normal...

«Pero aun así... Duele mucho...»

Bran no sabia que decir, ni siquiera sabia que decir o si debía realmente hacer algo, por lo que hizo lo que siempre hacia cuando no tenia nadie que le ordenara que hacer. Simplemente se quedo allí, paralizado, sin moverse, observando a Kazu, por mas difícil que fuera, Bran no sabia que mas hacer...

—Maldición... —Después de unos segundos, Kazu finalmente hablo y alzo la vista...

Kazu estaba llorando... Tenia los ojos rojos, de su nariz salía cantidades exageradas de moco y parecía que era incapaz de pronunciar una palabra sin gemir... Aquello aterro aun mas a Bran..

—Yo no... No quería... —Bran no sabia que decir, ¿Qué iba a decir?, ¿Disculpa por ser un monstruo?, ¿No quería matar a nadie?, ¿No era mi intención acabar con la vida de tantas personas?

No, no tenia sentido...

Kazu se sacudió los mocos y se seco las lagrimas, agarro todo el aire que pudo y hablo.

—¡Creí que esta vez te habíamos perdido de verdad...! —exclamo Kazu con un grito cortado por su propio llanto...

Y entonces, Kazu se abalanzo sobre Bran... ¿Y lo abrazo?

—¿Qu... Que...? —Bran quedo perplejo ante aquello, no entendía que ocurría...

Pero entonces sintió como alguien lo abrazaba por la espalda y cuando volvió la mirada, encontró a Nana llorando y tartamudeando unas palabras que Bran no era capaz de entender.

Kazu lo libero de su abrazo y trato de secarse las lagrimas que salían de sus ojos. Bran lo miro confundido y observo a Skull, el cual los miraba con una muy extraña sonrisa. Bran estaba asustado, pero mas aun perdido.

—Yo... Tu... ¿No estas asustado? —Aquellas palabras fueron muy difíciles de pronunciar, era como si ninguna palabra quisiera salir de su garganta—. ¿No estas enojado...?

Bran sintió como lagrimas cayeron de sus ojos, tenia miedo de la respuesta... Realmente no quería saberla... Pero esta fue una que no esperaba...

—¿Que...? —Kazu lo miro confundido mientras seguía tratando de recobrar su compostura—. ¿Por que estaría asustado o enojado contigo?

Bran miro anonadado ante aquella respuesta...

—Que... ¿No tienes miedo de que? —Bran no podía creer lo que Kazu decía... Era imposible...

Kazu se quedo pensativo unos momentos y entonces, pareció entender lo que Bran quería decir... Entonces Kazu comenzó a reírse a carcajadas, Bran nunca había visto reír tan fuerte a Kazu y este seguía sin entender que ocurría...

Kazu se acerco a Bran y lo volvió a abrazar, pero esta vez, el abrazo era mas cálido y fuerte...

—Todo esta bien Bran... —Kazu sonrió y Nana se unió al abrazo también—. No tienes que tener miedo... Todo esta bien ahora... No creo que haya una forma en todo este mundo o en alguno alternativo de que pueda odiarte... —Kazu lo soltó y lo observo a los ojos... Y Bran vio una luz que creyó no volveria a ver jamás, la misma luz que emitía su maestro—. Eres mi mejor amigo después de todo.

Bran fue deslumbrado por la luz de Kazu, toda aquella oscuridad que lo rodeaban retrocedieron y el mundo volvió a tomar la forma que alguna vez tenia. Por un momento sintió como si todo su ser fuera a salirse por sus ojos. Bran tuvo que usar toda su fuerza para no llorar, tenia que recordar lo que su maestro decía, «Los niños buenos no lloran»... Pero aun así, algunas gotas cayeron de sus ojos...

Bran no podía creerlo... Pero allí estaba, frente a el, lo que creyó había perdido estaba frente de el. Su futuro, su camino... Su luz...

Kazu es su nueva luz... Sus amigos eran su luz ahora...

Bran vio como Nana agarraba uno de sus brazos y curaba los moretones que Bran no había notado que tenia. Cuando vio todo lo que ocurría y pudo volver plenamente en si, encontró que su cuerpo estaba peor de lo que creía, sus piernas estaban agotas, sus puños llenos de sangre y un dolor general que evitaba que pudiera moverse mucho. Vio como aquel guardaespaldas lo observaba de manera extraña y un hombre de pelo rosado que no conocía parecía reírse de su condición... Y vio como Skull ahora observaba otro lugar, observaba el ring...

Entonces Bran se dio cuenta que había un combate en marcha y después de girar su cabeza en todas direcciones, se percato que Amanda no estaba por ningún lado...

Bran trato de levantarse del suelo, fue difícil y Nana trato de detenerlo, pero este le pidió que lo dejara. Bran camino forzosamente hasta acercarse a las cuerdas del ring... Y lo que encontró fue aun mas difícil de creer que cualquier cosa que hubiera visto aquel día...

En el centro del ring, peleando contra aquel hombre con el que había luchado, se encontraba Amanda, la cobarde y asustadiza Amanda. Bran no era capaz de creer que Amanda fuera capaz de pararse en un lugar tan alto frente a tantas personas... Pero entonces vio los ojos de la Renacida... Y vio un fuego en sus ojos que solo había visto una vez, un fuego ardiente y poderoso, uno que no se apaga sin importar que. Bran sintió como aquellos ojos lo inundaban y podía sentir como lo quemaban. Aquellos ojos llenos de valor y determinación, unos ojos que Bran creía incapaz de alcanzar...

Aquellos eran los mismos ojos que su maestro...

Entonces Amanda, en contra de lo que creía imposible, utilizando una estrategia que a Bran nunca se le hubiera ocurrido, venció en pocos segundos a aquel hombre que ni siquiera el con todas sus fuerzas había podido. Amanda acabo con aquel hombre y fácilmente quedo victoriosa frente a todos. Con la luz iluminándola solo a ella, con una apariencia fuerte y un rostro lleno de determinación, alta y sus brazos delgados llenos de sudor, con el pelo colgando de una coleta ondeando sobre su espalda, Amanda pareció casi una obra de arte que ninguna persona era capaz de replicar...

Y en un extraño suceso, al ver a aquella chica, Bran sintió como su corazón latía mas rápidamente de lo que debía y su cara se ponía roja. Bran no entendía porque, pero al ver a Amanda en aquel momento, pensó que jamás había visto algo tan bello en su vida...

Y Bran se encontró sonriendo al ver la fuerza que sabia que Amanda tenia. Los ojos de Bran y Amanda se encontraron y esta pareció asustada, confundida y perdida, como si no supiera donde se encontraba... Y Bran por un momento estuvo a punto de reírse a carcajadas de la chica, la cual pudo entender rápidamente que había echo todo aquello de improvisto... Y Bran sintió una alegría tremenda, una sensación egoísta al descubrir que ambos eran iguales...

Bran levanto el puño al aire en forma de victoria, para que Amanda pudiera ser capaz de entender lo que ocurría, la única verdad que en ese momento existía, una verdad que lleno de un gozo parecido al que su maestro debió alguna vez sentido...

Amanda había ganado, tal vez por primera vez en su vida y finalmente, había dado el primer paso, un paso que gracias a su valor Bran, sabia que también debía dar...

Amanda finalmente estaba cambiando y esa victoria, marcaba su nuevo comienzo...