En el tranquilo resplandor del sol, sus bellos rayos iluminando las aguas y la arena, Isola se encontró acurrucada contra el fornido pecho de Asher, una fina lámina de tela delicadamente envuelta alrededor de sus formas desnudas después de compartir una ronda de calor y pasión.
El murmullo ambiental de las olas susurrantes acompañaba su serena imagen, con Asher reclinado contra una roca antigua y escarpada, mudo testigo de su momento aislado.
Isola, con los ojos reflejando emociones complejas, dirigió su mirada hacia Callisa, quien todavía pretendía esconderse en las aguas, aunque sus ojos abultados emergían de vez en cuando.
Debido a su naturaleza altamente curiosa, Isola sentía que era bueno que ella hubiera usado una cortina de agua como velo hasta que terminaran.
Con una voz teñida de curiosidad titubeante, Isola rompió el silencio mientras abrazaba sus manos:
—Entonces…aparte de contar sobre nosotros, ¿le contarás todo a Rowena una vez que regresemos?
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