—Ella mintió —Raine frunció el ceño mientras miraba a Clarice, quien la miraba de vuelta con una cara de sorpresa.
—¿Qué quieres decir Luna? —La voz de Clarice temblaba mientras le preguntaba a Raine y retrocedía con cuidado.
—Tú sabes dónde está —Raine afirmó. Ella lo sabía con certeza. Su voz era tan decidida como si tuviera una prueba que respaldara su acusación.
—Deténganla —dijo Torak con gravedad. Torak reaccionó rápido al esconder a Raine detrás de él y gruñó.
Sin esperar otro segundo, una vez más Clarice fue separada de su hijo y presionada contra el suelo.
—¡No sé! ¡No sé! —Clarice sacudía la cabeza vehementemente, las lágrimas que se habían secado en su rostro comenzaron a correr de nuevo por sus ojos —. ¡Déjenme ir! ¡Déjenme ir! Intentó liberarse, pero fue en vano.
—¿Cómo te atreves a mentirle a tu Alfa! —El Licántropo que la mantenía presionada contra el suelo rugió. Hubo un fuerte sonido de huesos rotos por la presión mientras Clarice ahogaba sus sollozos.
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