Esta repentina interrupción hizo que todas las cabezas se giraran hacia la fuente de la voz y fue Raine quien lo reconoció primero.
—Aeon —Raine miró al guerrero sombrío con una expresión complicada—. ¿Qué haces aquí?
Era comprensible que Raine estuviera alarmada por su aparición. La última vez que lo encontró, fue cuando el diablo los engañó y extrajo su sangre, lo cual entonces causó todas estas calamidades.
Raine no quería que eso se repitiera de nuevo, aún así no permitiría que esos Licántropos hirieran al guerrero sombrío tampoco.
—¡Alto! —Raine ordenó con severidad a esos Licántropos que estaban en tensión al ver a Aeon.
—¡Él es un guerrero sombrío! —El Alfa mayor reconoció a Aeon de inmediato—. Se suponía que su especie había muerto hace mucho tiempo.
Por supuesto, porque fueron los Licántropos quienes los masacraron sin misericordia cuando les quitaron a los ángeles guardianes. Raine había experimentado esa pesadilla de primera mano para saberlo muy bien.
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