—Iris apartó la vista, era obvio que estaba molesta. -¿Hay alguien más? —preguntó con una pequeña voz cuando Caña estaba a punto de alejarla.
-¿Qué? —Caña detuvo su movimiento y dejó que Iris se recostara sobre su pecho.
—¿Tienes a otra mujer?
—¿Qué tipo de tonterías son esas?
—Has estado poniendo una cierta distancia conmigo. Me rechazaste sutilmente. ¿Crees que no lo sé? —Iris apretó los dientes para contener su tristeza.
—No hay forma de que te haya rechazado, Iris. —Caña la tranquilizó, se relajó un poco y jugueteó con su cabello.
—Lo hiciste. —Iris se levantó de su pecho y estaba a punto de irse, pero Caña la retuvo, giró su cuerpo y la inmovilizó contra la cama—. ¿Ya no soy atractiva para tus ojos? —quería sonar valiente e indiferente, pero la voz salió tan lastimosa.
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