—No te lo pondré difícil, Iris —dijo Lou después de encontrar un lugar tranquilo, donde los cambiantes y los Caballeros no podrían escuchar su conversación.
Iris estaba un poco inquieta, porque Lou no solía ser tan serio. Siempre sonreía y llamaba a su nombre como si estuviera cantando, pero ahora podía ver cuánto estaba reprimiendo sus emociones.
—¿Qué sucede, Lou? —Iris entrecerró los ojos. No tenía idea de lo que este comerciante quería hablar con ella y comenzó a pensar si debía decir algo primero, por si el tema que Lou llevaba era demasiado pesado y no podía confirmar su sospecha sobre la marca de nacimiento.
Sin embargo, Lou no permaneció en silencio mucho tiempo antes de decirlo, de manera muy clara.
—¿Kellan te hizo algo horrendo cuando eras pequeña? —preguntó Lou, sus ojos penetraron en los de ella, como si pudiera leer su mente, lo que hizo que Iris se tambaleara.
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