- ¿Qué hora es?...
Dije sin abrir los ojos, muevo mi mano derecha buscando mi celular
- ¿Mmm?...
No lo encuentro, muevo mi mano izquierda tentado y sigo sin encontrarlo… momento, ¿mi cama siempre fue así de espaciosa?, pensé
Abro mis ojos y veo dos capas de cortinas que cubren la cama, la primera capa de la cortina era de color blanco, delgada y un poco transparente lo suficiente como para ver a la persona que duerme sin ningún problema, la siguiente cortina era más gruesa d un color vino en la orillas tenía un margen color dorado, cuando enfoque mi mirada, me di cuenta de que era oro, una parte de esa cortina en la parte de los pies estaba un poco abierta, atravesaba de esa abertura pude ver una puerta de madera color blanco, finamente pulida
- ¿He?... ¿en donde estoy?
Al siguiente instante vi la puerta abriéndose, de ella salió una bella dama de entre 20 y 25 años, muy bella, su cabello era de color naranja que llegaba hasta sus hombros, sus ojos color azul cielo que daban una mira cálida, tenía una falda color negro que le permitía moverse libremente, sobre su falda tenia lo que es un mandil corto de color blanco que llegaba hasta sus caderas, sobre su blusa de color blanco un poco ajustada por su voluptuoso busto tenía un moño de color rojo, en otras palabras era una sirvienta, en sus manos lleva unas toallas que dejó sobre un pequeño mueble, cuando su mirada se giro hacia la cama se sorprendió pues yo estaba sentado observando todos sus movimientos sin hacer ruido
- Su alteza, ¿ se encuentra bien?
- ¿Mmm?, gire mi cabeza a todos lados para ver a quien más le hablaba, cua do no vi a nadie más dije, ¿me hablas a mi?...
- Si alteza, me alegro que haya despertado, dijo la sirvienta con una cara llorosa, en un momento regreso. Después de esas palabras salió de la habitación, yo me quedé pensando porque me dijo su alteza, luego de unos momentos regreso la sirvienta acompañada de un señor de alrededor de unos 40 años, vestía un pantalón negro con una camisa blanca y sobre ella una bata a lo que deduje que era un doctor, pues llevaba un maletín de piel color negro
- Saludos a su alteza, dijo el doctor, le haré un chequeo y le cambiare el vendaje. Ahora que lo pienso sentí que tenía algo en mi cabeza, subí mis manos para sentir mi cabeza, observando mis brazos se veía que hacía ejercicio pues tenia los músculos un poco entrenados y no solo de mis brazos los de todo mi cuerpo en general, viendo detenidamente mi vestimenta me quedé en sorprendido pues solo era una bata ligera que era muy cómoda, no tenía ropa interior puesta, pensando en eso mi cara se pone un poco roja
- ¿Le duele alguna parte príncipe?, pregunto el doctor
- No, no me duele nada, respondí, ¿solo que les puedo preguntar algo?, dije tratando de no pensar en eso
- Adelante su alteza, respondió el doctor
- ¿Quiénes son ustedes y cómo me llamo?, ambos se quedaron estupefactos ante mi pregunta, viéndose entre ellos, la sirvienta habló
- Usted es el príncipe heredero de este reino, su nombre es Edward Von Montanna, yo soy su sirvienta personal, me llamo Sara, y el es el doctor Vicent , que sirve a la familia real
- ….
- ¿Doctor hay algo malo con el príncipe?, pregunto Sara
- Supongo que es un efecto secundario por el golpe, esperaremos a ver como reacciona los siguientes días, dijo el doctor, bien, parece que ya sano la herida, le quitaré el vendaje, aún está un poco débil por lo que debe de guardar reposo por unos días, puede dar paseos por su habitación y salir al balcón a tomar aire para que pueda caminar con normalidad, dijo el doctor
- Yo me encargaré de su cuidado doctor, dijo la Sara
- Bien, entonces me retiro, iré a ver a su majestad para darle la noticia, dijo el doctor, con su permiso su alteza
Después de despedirse salió de la habitación
- Le traeré algo de comer, dijo la Sara, con su permiso
- Bien, dije, …, ¿un príncipe?, es en serio!!! Grite mentalmente
Después de media hora regreso Sara, con un carrito con comida, detrás de ella venía otra sirvienta de la misma edad que Sara, su cabello al contrario de Sara, estaba atado en una cola de caballo que le llegaba hasta su cintura era color rosa al igual que sus ojos que daban una mirada juguetona, el color de su moño sobre su pecho que no perdía contra el de Sara era de color blanco, su personalidad era muy alegre y juguetona, por otro lado la personalidad de Sara era bastante relajada, suave y un poco sobreprotectora
- Me alegra que haya despertado su alteza, dijo la sirvienta
- Ella es Lucía, dijo Sara
- Mucho gusto, respondí
- ¿Mucho gusto?, pregunto Lucía inclinando un poco su cara
- Su memoria está un poco confusa, le susurro Sara
- ¡oh!, perdóneme su alteza
- No te preocupes, le respondí tranquilamente dándole una mirada suave
Al siguiente instante Lucía abrió las cortinas de la cama, mientras que Sara acomodaba una mesa de cama para que pudiera comer
Después de comer, Lucía se retiro llevándose con ella el carrito en donde trajeron la comida