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Voy a dormir contigo esta noche

- ¡Mayra! -Samara entro ansiosamente y vio a Mayra persiguiendo a un hombre con una escoba. La figura del hombre era algo familiar para ella. - ¿Víctor? -Samara lo llamo con cierta incertidumbre.

Al escuchar que una voz familiar lo llamaba, Víctor se escondió rápidamente detrás de Samara, la agarro del barco con fuerza y dijo:

-Mi amor, tienes que protegerme. Esa mujer es una bárbara.

Mayra estaba a punto de golpearlo con la escoba, pero se sorprendió al ver que los dos eran tan cercanos.

-Samara, ¿lo conoces?

Samara se sintió confundida.

- ¿Qué estás haciendo aquí? -Samara saco a Víctor de atrás de ella.

Víctor respondió con un tono triste:

-No has aceptado esconderme en tu habitación, por eso tendré que encontrar un lugar donde quedarme. Si no, ¿Dónde me alojo? Fuera hace tanto frio y tu no me recibes. Así que tengo que encontrar otra salida.

Estas palabras sorprendieron a Mayra… ¿Qué estaba pasando?

-Samara, tu y el…

- ¡No, no, no tengo nada que ver con el! -Samara explico rápidamente y tapo la boca de Víctor.

Ese hombre estaba acostumbrado a decir tonterías. Aunque a Samara o le importaban sus palabras, no quería que otros las malinterpretaran. Justo en ese momento se escucho la voz de Eduardo.

-Mama, ¿este es tu novio? Pues a mi no me parece guapo. -su pequeña figura estaba allí con los brazos cruzados sobre su pecho, mirando a Víctor. Esa mirada le parecía familiar.

-Eres el hijo de Catalina, ¿no? Hola, mi nombre es Víctor, ¡encantado de conocerte! -Víctor quiso establecer una buena relación con el niño.

Eduardo, sin embargo, no lo aprecio. Solo lo miro y luego lo ignoro directamente. Después se dirigió a Samara y Mayra.

-He visto venir al instructor Isaac cuando estaba viniendo hacia aquí. Mama, ¿Qué hacemos con este hombre?

Samara se sorprendió.

- ¿Va a venir Isaac?

Esto quería decir que Víctor podría exponerse en cualquier momento. Si se expusiera, las consecuencias serian inimaginables. Samara miro ansiosamente a Eduardo y dijo:

- ¿Tienes alguna idea? Nadie debe saber que Víctor está aquí.

-Lo entiendo. -Eduardo hizo una mueca a su madre abrió el gabinete de Mayra y luego le dio una señal con la cabeza a Víctor para insinuar que se escondiera dentro.

Víctor miro el pequeño gabinete frente a él y pegunto sospechosamente:

- ¿Quieres que me esconda ahí?

-O debajo de la cama, o aquí. Puedes escoger. Pero te advierto, que el instructor Isaac siempre mira bajo la cama. -dijo Eduardo con indiferencia, pero su tono era algo desdeñoso. Era simplemente incomprensible para el que un hombre tan miserable pudiera hacer que su madre le tratara de una manera tan especial.

Víctor sintió que había sido despreciado por un mocoso, pero ahora no era momento para discutir. Todavía estaba vacilando, pero Samara le dio una patada en la espalda sin pensar, y esta patada lo hizo entrar en el gabinete directamente.

- ¡Joder!

- ¡Cállate! -Samara le grito de manera autoritaria y cerro la puerta del gabinete.

-Mayra, ¿tienes cerradura? Pónselo. -Samara todavía tenía miedo de que algún accidente sucediera.

Mayra se conmovió un poco. Al parecer, Víctor media 1,85 y el gabinete menos de 1,60. Ya era muy incomodo para el esconderse dentro y ahora incluso había que ponerle cerradura. Mayra utilizo la cerradura para cerrar el gabinete y empatizo un poco con Víctor.

Justo cuando terminaron de esconder a Víctor, Adriano y Isaac entraron,

-Hermano, escuché un ruido aquí y me encontré con el instructor Isaac cuando venía, así que lo traje también. ¿Qué ha pasado? -Adriano miro a todos nerviosamente.

Eduardo realmente quería abofetear al niño.

-Tranquilo. Es que la maestra Mayra vio una cucaracha y grito asustada. Mama y yo hemos acudido a su ayuda y lo hemos resuelto. -Eduardo atribuyo la causa del alboroto a Mayra tranquilamente.

Mayra se descontento, sin embargo, al ver la mirada de Isaac, Mayra tuvo que decir sonriendo:

-Si, lo siento. Me siento avergonzada por esto.

-No se preocupe. El clima de la isla es húmedo, así que es normal que haya cucarachas. Después le doy un insecticida, maestra Mayra. -después, volvió a mirar a su alrededor, se levantó y se marchó.

Mayra suspiro con alivio, se giro y quiso agarrar a Eduardo.

-Eduardo, ¿Quién le tiene miedo a las cucarachas?

Eduardo parecía haber previsto lo que iba a pasar y rápidamente huyo corriendo al otro lado. Él sonrió y dijo:

-Pues en tu gabinete esta escondida una muy grande.

- ¡Mocoso!

-Ya. -Samara los impidió de seguir discutiendo. Pero Adriano pregunto confuso:

- ¿Cucaracha? ¿Dónde está?

Eduardo suspiro ligeramente, agarro el brazo de Adriano y le dijo:

-Vamos, te acompañare a entrenarte en el campo.

-Pero acabo de entrenar… -Adriano se entristeció, pero Eduardo igualmente se lo llevo al campo.

Cuando Mayra vio salir a los niños, le pregunto a Samara que estaba pasando. Samara le conto todo.

-Entonces, ¿he sido realmente una trampa de Álvaro?

-Tal vez. -Samara no podía decir que estaba muy segura, pero estaba convencida de que sí.

- ¡Escoria! -Mayra grito enfadada, pero también susurro -Ese Víctor puede quedarse aquí. No tengo experiencia en quedarme sola con un hombre, así que me sentiré incomoda y no podre dormir si estamos en la misma habitación.

- ¿Qué? ¿Tienes miedo de que te haga algo malo? Ya lo has encerrado en el gabinete, así que no tienes que preocuparte por nada. -Samara estaba confusa.

-Tengo miedo de sentir algo por él, es muy guapo. -susurro Mayra.

Samara se quedó atónita al instante, luego se cubrió la boca y se rio.

- ¡No te rías! -Mayra tenia miedo de que Víctor la escuchara y le tapo la boca a Samara rápidamente.

Sin embargo, Samara sonrió y dijo:

-Esta bien. Si tienes alguna idea, hazlo. Incluso si lo consumieras totalmente hasta que muriera de cansancio en la cama, no pasaría nada… de todos modos, nadie sabe que está aquí.

Víctor pudo oír su conversación claramente. Se descontento al saber que dos mujeres hablaban de ese tipo de cuestión.

-Ey, todavía puedo escuchar. ¿Podrían dar un poco de importancia a mis sentimientos? -palmeo el gabinete y hablo con voz descontenta.

- ¡Cállate! Ahora no eres mas que una cucaracha. ¿Las cucarachas pueden hablar? Oye, si sigues desobedeciéndonos, iré a buscar a Isaac y le diré que te estas escondido aquí. A ver si te arroja al mar para alimentar a los peces. -dijo Samara con firmeza.

Víctor de repente sintió que estaban en el lugar equivocado.

-Estate quieto, este es mi territorio. Tiene que quedarte claro que fui yo quien te acogió por amabilidad. Si no fuera por que soy buena, te habría tomado por un pervertido y te habría castrado.

Al oír las palabras duras de Mayra, Víctor no pudo evitar cubrir aquella parte de su cuerpo. Nació en una familia noble, por eso no había ninguna mujer que no lo adulaba. Mayra era la primera que se atrevió a amenazarlo.

- ¡Dime tu nombre si te atreves!

- ¿Y por qué no me atrevo a hacerlo? Mi nombre es Mayra. ¿Y qué? ¿Qué vas a hacer? -a Mayra no le importaba quien era él.

Al ver que los dos estaban discutiendo, Samara se retiró en silencio. Después de volver a su habitación, Samara se sorprendió al ver a Eduardo.

- ¿No fuiste a acompañar a Adriano en el entrenamiento? -Samara prefería no haber vuelto. Mirando los ojos de su hijo, Samara se sintió incomoda. -Te equivocas. Ese hombre es solo un amigo, de verdad.

Samara explico rápidamente, pues no quería que su hijo lo malinterpretara todo. Eduardo sonrió y dijo:

-Mama, ¡estas nerviosa!

- ¡Eduardo! -Samara se dio cuenta de que su hijo estaba bromeando con ella. -Todavía eres un niño, ¿Quién te ha enseñado esto? ¿Cómo te atreves a hacer este tipo de cosas?

Mientras Samara hablaba, rápidamente se acerco a Eduardo. Luego, coloco las manos bajo sus axilas y movió un poco los dedos. Eduardo se reía asfixiado por las cosquillas.

-¡Mama, perdóname, perdóname! ¡deja de rascarme las axilas! -Eduardo continúo riendo y resonaba por toda la habitación.

Después de un rato de diversión, Eduardo sintió sueño. Se quito los zapatos y se subió a la cama. Luego tiro de la colcha, se cubrió y dijo en un tono atrevido:

-Mama, hoy quiero dormir en tu cama. -después de decir eso, Eduardo se quedo dormido enseguida, impidiendo que Samara lo rechazase.

En realidad, ella no lo rechazaría. Había pasado tantos días sin ver a su hijo, por lo que se sentía bastante aliviada y segura pudiendo dormir junto a su hijo. Samara miro dulcemente a Eduardo, que estaba durmiendo profundamente, le toco la cara y fue al baño a ducharse. Luego, se puso un pijama y salió.

Álvaro estaba muy ocupado, pero oyó sonar su teléfono. Lo examino y vio un video transmitido desde la base. En realidad, no le pidió a Isaac que le mandara videos de Samara. Solo quería saber la situación de Eduardo. Pero ya que ahora Eduardo dormía en la habitación de Samara, naturalmente ella aparecía en el video.

Álvaro vio a Samara salir del baño. Ella ni siquiera se seco el pelo y solo lo balanceo. Las gotas de agua saltaban traviesamente en el aire, el pelo ondulado de Samara también dibujo un arco perfecto en el aire y finalmente aterrizo en su cuello.

Lo que mas le gustaba era el cuello de Samara, era delgado, blanco y sensible. Todavía podía recordar que cuando exhalaba el olor de Samara, su piel enrojecía. Tan seductora, tan atractiva.

En ese momento, Samara no sabía que Álvaro la estaba espiando. Se sentó en la mesa, debido que el tiempo era un poco caluroso y sofocante, se desabrocho los botones del pijama. Su pecho medio escondido hizo que Álvaro tragara saliva y sintiera calor.

Una seductora escena entro en la visión de Álvaro y este sintió que un líquido cálido salía de su nariz. Ese liquido era tan cálido y su flujo no podía parar…