—Val, lamento el castigo. Siento que me pasé. ¿Me perdonas? —habló Denzel sinceramente.
Valerie soltó una risita, pensando que era algo serio pero tocada por su arrepentimiento.
—No hay nada de qué disculparse. Honestamente, lo disfruté, excepto por la última parte.
El corazón de Denzel se calentó, sabiendo lo que ella deseaba. Habría cumplido sus deseos allí mismo, pero sabía que Don Viggo dejaría el club en una hora.
—Cuando esto termine, te lo compensaré.
—¿En el coche? Me gusta la aventura —guiñó Valerie, poniendo a Denzel de buen humor.
—Donde quieras, Val, estoy a tu servicio —respondió él con una sonrisa mientras Valerie contestaba.
—Te tomaré la palabra.
—Te amo —dijo él honestamente.
—Igual aquí —respondió Valerie de manera seductora.
—Ve y mata al bastardo, pero oye, llévate esto —le dio una botella de whiskey, pero ella sabía que era agua.
—Gracias.
Como de costumbre, Tahir la esperaba en la entrada, y esta vez, le extendió su mano.
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