Al seguir el sonido, William Cole corrió a la cocina para encontrar a Ruth Amanecer agachada en el suelo con una expresión dolorida.
La sartén de aceite estaba volteada en el suelo.
Ruth llevaba unos shorts cortos, sus piernas justas y hermosas expuestas, y tenía una quemadura en su pantorrilla.
William se apresuró, apagó el gas y levantó a Ruth del suelo.
—¿Qué estás haciendo? —Ruth se resistió un poco.
Sin hacerle caso, William sostuvo a Ruth por la cintura con una mano y por las piernas con la otra y la llevó fuera de la cocina para acomodarla en el sofá.
Agarró algo de hielo de la nevera y sacó aceite de cártamo e yodo.
William se agachó a los pies de Ruth, tomando su hermosa pierna, la piel estaba fría y delicada, frágil y sin hueso como la seda.
Un sentimiento inusual lo invadió.
Pero no pensó mucho en ello y aplicó el yodo y el aceite de cártamo.
—Ay—duele.
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