—No tengas relaciones sexuales con ninguna mujer durante el próximo año y mantén la salud en mente después —Te he recetado treinta cursos de medicina, recuerda tomar la dosis correcta todos los días. Ni un poco más, ni un poco menos. Si desarrollas más problemas, estaré impotente —terminó de golpe William Cole.
—¿Treinta cursos de medicina? —La cara de Kirk Cole se volvió oscura.
—¿No entiendes que la buena medicina sabe amarga? Si no quieres tomarla, no lo hagas. Nadie te está obligando —miró a Kirk Cole con sorpresa William Cole—. Pero si encuentras problemas de nuevo, no vengas a buscarme.
—¡La tomaré! ¡La tomaré, de acuerdo? —Kirk Cole, con el rostro sombrío, agarró una gran bolsa de medicina, listo para irse.
De repente, William Cole habló:
—Joven Maestro Cole, ¿has olvidado algo?
—¿Olvidado qué? —Kirk Cole se detuvo en seco, se volteó y miró a William Cole con vacilación.
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