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5.

﹏﹏﹏﹏﹏♡⋋♡⋌♡﹏﹏﹏﹏﹏

| CAPÍTULO CINCO. |

Si así era, entonces... ¿Debía perdonarlo?

Su mente divago buscando una respuesta para aquella pregunta que comenzaba a atormentar tanto a su corazón como a su mente.

Miró un punto fijo de aquella habitación, estaba perdida en sus pensamientos, con todo lo que había pasado antes y después de llegar a aquel lugar.

—¿Puedo pasar?— la voz de un peliblanco la saco de sus pensamientos.

Levantó la vista encontrándose con aquel hombre al que tanto amaba... ¿Ya lo había decidido?

—¿Te sientes mejor?— preguntó el ex capitán mientras se adentraba a los aposentos de la mujer, acercándose a ella con una mirada de preocupación.

—Sí, ya estoy mejor— respondió la pelinegra sonriéndole suavemente —¿Dónde estabas?, Aizen me dijo que estabas en una misión...— agregó jugando con sus manos nerviosa por la cercanía del peliblanco.

—Así es, pero eso no tiene mucha importancia ahora— respondió éste sonriendo —Lo siento Tara...

—No te disculpes Gin— interrumpió la teniente —No fue tú culpa— se acercó a él.

¿Eso era de lo que Aizen estaba hablando?

Quizá si tenía razón, espera... ¿Aizen teniendo razón?

Suspiró, después lo maldecía, ahora solo podía pensar en unir sus labios con los de su amado, ansiaba el momento en el que se volvieran a unir en un cálido beso.

Pero nuevamente eso nunca paso, solo pudo soltar un jadeo y entristecida bajó la mirada. Tenía que dar el primer paso ¿cierto?, después de todo no lo había perdonado por lo que había hecho. Dándose valor a sí misma, tomó a Gin del cuello de su traje y lo acercó a ella, bruscamente unió sus labios con los de él en un desesperado y ansioso beso. Que tanto Tara como Gin habían esperado por mucho tiempo.

Al separarse Gin la miró a los ojos, una vez más podía apreciar esos hermosos ojos azules. Los cuales comenzaban a ser sus favoritos.

—Tara... Te voy a sacar de aquí— susurró contra sus labios antes de volverlos a unir.

La teniente suspiró disfrutando de esa agradable sensación, quizá debía dejarse llevar ante las caricias del peliblanco. Pero aquella sensación se detuvo cuando Gin se alejó de ella mirándole con tristeza.

—Acompáñame— dijo mientras le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse.

—Gin...— le miró dudando.

—Por favor, solo por esta vez... Confía en mí— agregó suplicante.

Tara asintió tomando su mano y bajó de la cama con cuidado. Comenzaron a caminar por los pasillos con cautela. Ella no entendía que estaba pasando, mucho menos lo que Gin quería hacer con ella. Hasta que llegaron a una garganta.

—Regresarás a la Sociedad de Almas, sé que te podrías enfrentar a muchos problemas. Pero haya hay personas que te aprecian Tara, te ayudarán más que yo— dijo sin mirarla —Aunque quisiera no puedo ir contigo, soy un traidor del Seireitei. Lo mejor para ambos es separarnos.

Aquellas palabras le dolieron, ¿por qué le parecía tan conocido ese momento? ¿Acaso no le había bastado con la primera vez que terminó con ella?

Iba a protestar, estaba a punto de hacerlo, pero todo fue tan rápido y ahora ya estaba en el Gotei 13.

El shock no la dejó reaccionar a pesar de que Kira y Matsumoto le hablaban, solo pudo mirar a Gin dedicándole una sonrisa que sabía ella, era el disfraz del dolor que sentía. Ella igual lo sentía, separarse había sido la mejor decisión para ambos; pero no podían negar que dolía.

Miraba el techo de aquella blanca habitación parecida a la de algún hospital humano. Le seguía afectando lo que había pasado hacía algunas horas. ¿Eso había sido todo? ¿Su relación con Gin terminaba ahí?

—¿Estás bien Tara Kobayashi?— la capitana del cuarto escuadrón la llamó con aquella dulce y gentil voz que tenía.

Ésta miró a la capitana, pero no dijo nada. No quería hablar, pues estaba segura que en el momento en el que abriera la boca las lágrimas comenzarían a salir. No quería dejar que nadie la viera tan afectada por lo que había pasado.

—No debes de temer a demostrar tus emociones, nadie te juzgará— habló la de ojos azules con tranquilidad.

Quizá eran todas aquellas emociones acumuladas en su interior, la mirada que Gin le había dedicado al igual que sus palabras o incluso lo que la capitana Retsu Unohana le había dicho. Pero simplemente ya no pudo contenerse más y estalló en lágrimas. Su corazón lo necesitaba.

Unohana la abrazo. Eso era lo que necesitaba desde que había llegado, un abrazo.

¿Por qué era tan doloroso? ¿Qué no se suponía que ella ya no estaba enamorada de Gin Ichimaru?

A quien engañaba, lo amaba, pero sabía muy bien que no podían estar juntos. Sus bandos eran distintos, él estaba con Aizen y ella con la Sociedad de Almas; la guerra estaba avecinándose, y sabía muy bien que sería un problema para ambos una relación siendo ellos ahora enemigos.