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Recuerdo fugaz

En el hogar de Caleb...

Rubí estaba impaciente; sentada en una cama individual sobre el suelo. Su habitación provisional era en el sótano donde ahora mismo se encontraba con una luz tenue de una lámpara y con un montón de cosas a su alrededor.

Estaba aislada en ese sótano frío y solitario. Prácticamente Caleb fue directo para advertirle que no se atreviera intentar hacer algo fuera de lo normal; él la había dejado encerrada desde la mañana cuando salió hacia el bosque Darkness. Caleb sólo le dejó de provisiones una manzana, unas galletas y una botella de agua que previamente ella se había terminado.

Ya eran más de la diez de la noche y él no llegaba. Rubí se encontraba en un problema, ella necesitaba ir baño pero era imposible salir si la puerta estaba con seguro.

- No aguanto más... Ellos ¿cuándo regresarán?. - musito al mismo tiempo que se dejaba tumbar en el pequeño colchón, haciendo una mueca de dolor.

Minutos después...

Caleb entró junto con su hermana Etna.

Al adentrarse hasta la sala de estar, Etna inspeccionó de inmediato y se dio cuenta que no había rastro de Rubí.

Arqueo sus cejas y preguntó confundida:

- Caleb ¿dónde está ella?

Etna le había tomado mucho aprecio a Rubí a pesar de ser una desconocida y la consideraba como su familia.

Ella sintió que ya no estaría tan sola cuando su hermano se fuera a trabajar.

Estaba en confusión al no verla por la habitación y claro, ella desconocía que el frío de su hermano la había dejado en el sótano y encerrada. Caleb frunció su entreceja y se sentó en el sofá.

- Suspiró... Ve a bañarte. - espetó Caleb.

Tenía un dolor de cabeza, lo del accidente y de la nave que era desconocida y más por la simple presencia de Rubí, lo tenía confundido. Él ya no tenía idea que sucedía a su alrededor.

Etna sólo hizo un puchero sin replicar más a la orden de su hermano. Se marchó a zancadas hasta a su habitación.

De mientras, Caleb colocó su billetera y su móvil en una pequeña mesa que se encontraba junto al sofá.

Hecho eso, se levantó y fue directo al sótano. Sacó las llaves de su bolsillo y enseguida abrió la puerta. Bajos unos cuantos escalones y se percató del gran silencio que había tanto como la penumbra a su alrededor. Bajo hasta el último escalón.

De inmediato, encendió la luz de esa lámpara cuadrangular. Vislumbró a la pequeña figura que estaba tumbada en el colchón.

Él quería dar respuesta a todas su dudas y en este instante era el momento para hacerlo. Así que con determinación se acerco a la chica pelirroja aparentemente dormida y cauteloso camino quedando justo al borde del colchón. Estaba a punto de abrir su boca pero se detuvo frunciendo su entreceja cuando escucho los quejidos provenientes de Rubí.

- Sniff... Sniff... - sollozaba Rubí.

Ella no percibió que Caleb estaba justo a su lado. Ella tenía un dolor enorme que se apoderaba de su cabeza. Sus manos se aferraban a su rostro. Su corazón latía tan lento que no podía respirar.

Caleb se acerco a su otro extremo para verla mejor y se coloco en cuchillas.

Confundido pregunto: - Oye, ¿Qué te pasa?

Sin embargo, Rubí no tenía a 100% sus sentidos. Para ella simplemente era estar en otro universo.

Caleb al no ver respuesta de su parte, suspiró y tendió su mano sobre su brazo, haciendo que Rubí deslizara débilmente sus manos.

De pronto, ella pestañeo no siendo consciente que Caleb estaba justo enfrente. Por otro lado, Caleb retiro su mano, cuando se disponía hablar, se quedó inmóvil cuando Rubí, murmuró el nombre de "Lou".

Él de inmediato puso su expresión sombría.

<<¿Lou?... ¿Quién será?>, se preguntó.

Volvió a verla y cuando atisbo que Rubí cerró sus párpados y seguí murmurando cosas sin sentidos, él palmo su frente de ella que estaba sudorosa y muy caliente.

En efecto, Rubí ardía en fiebre.

Él sólo chasquio sus dientes y consideró que a eso se debía que ella hablará palabrerías aunque no se podía quitar de la mente ese nombre que lo confundió e irritó.

No le quedó de otra que cargarla mientras que escuchaba sus quejidos entre jadeos por su fiebre.

Él salió del frío sótano y se dirigió directo a su habitación.

La acostó con cuidado sobre el colchón suave, mientras que la cubría con una manta. Rubí vestía solo un vestido de flores que le llegaba hasta su pantorrilla.

Caleb sólo se irritó más al verla vestida de esa manera.

Sin preámbulos, se fue a su baño para llenar la bañera con agua fría para después hacer que Rubí entrará y ayudará a bajar su fiebre.

Por otra parte, Rubí tenía una especie de alucinación, sin embargo ese era un recuerdo fugaz...

En un enigmático mundo llenos de seres con aspectos misteriosos se paseaban en una enorme sala donde monitoreaban a tres seres alienigenas que enviarían en un par de días al planeta tierra.

- Todo esta en perfecto orden para su viaje. - comentó un ser de baja estatura.

Tres especies se quedaron en dicha sala.

- No es de alagar que siempre envíen a novatos como ustedes. - espeto un ser con un temperamento atroz.

Los otros dos se quedaron en silencio por tal comentario.

Uno era hembra mientras que el otro era macho.

- ¿Cuál es tu código?. - inquirió dicho ser con una aura de superioridad.

La otra especie hembra, se incomodo porque tal ser magnético le dirigiera la palabra.

- A79. Originaria del planeta Venus. - respondío la tímida especie.

No podía creer que estuviera cruzando palabras con ese ser que comandaba en su planeta de origen "Marte".

- ¿Cuál es tu nombre para el planeta Tierra?. - inquirió el mismo ser.

Ella de inmediato respondió: - Lo desconozco. Ellos me dijeron que cuando llegará me darían un nombre propio.

Dicho ser la vio y por su aspecto era destacable para su planeta Venus. Él le informó: - Entiendo. Él mío será "Lou". Mi tiempo será determinado así que ya me informaron.

Ella quedó sorprendida por tal afirmación y al mismo lo veía con gran admiración. En todo caso ella tenía en cuenta que cada ser tenía una misión pero por ser novatos, su tiempo sería diferente. A pesar que ambos fueran novatos hacia al planeta Tierra, ella se sentía identificada con él.

Desde entonces, se grabo ese nombre de él ya que desconocía su código.

De tal forma, "A79" recordaba a dicho ser misterioso y lo único que en su mente resonaba era el nombre de "Lou".

Rubí jadeaba mientras que gotas de sudor se resbalaban en su frente.

Caleb regresó y contempló como ella murmuraba de nuevo cosas sin sentidos pero aún escuchaba muy bien ese nombre de "Lou", por lo qué lo irritó más.

La cargo sin que Rubí fuera consciente de ello. Caleb camino a zancadas al baño y de un solo movimiento la sumergió a la helada agua.

De repente, ella se despabilo por completo, parpadeando consecutivamente por el extremo frío que la paralizó.

Caleb: - Tienes fiebre. - espetó.

Rubí solo bajo su mirada. <<¿Fiebre?...no pensé que fuera muy pronto>>, pensó al mismo tiempo que se aferraba a sus rodillas. Caleb sólo la observó con frialdad.

Para él era un fastidio tener que lidiar con esta chica desorientada.

Frunció su ceño y le comentó: - Te quedaras aquí hasta que tu fiebre baje un poco. Luego de eso te daré algún medicamento. - dicho eso, él salió del baño dejando a la chica pelirroja en un silencio profundo.

....

Rubí estaba sentada en la sala de estar, envuelta con una manta mientras que tenía un termómetro en su boca.

A pesar de que Caleb la dejó en la fría agua, su fiebre no cesaba. Entonces se dispuso a preparar un té mientras que su hermana Etna la ayudaba.

En la cocina...

Etna: - Hermano... ¿Por qué la dejaste encerrada en el sótano? Mira lo que has hecho, por tu culpa se enfermó. - reprochó con su voz aguda.

Caleb solo le dirigió una mirada fría porque no sabía que responder y claro, se culpo por su imprudencia.

Luego de preparar el té, ambos se dirigieron a la sala de estar. Etna de inmediato se acerco a Rubí con mucho cuidado. Le quito el termómetro de su boca y se asombro por la temperatura que marcaba 38.9° C.

- ¡Ahh! Hermano, ella arde en fiebre. - dijo exaltada Etna. Rubí solo podía observar; estaba en un estado fuera de sí por la misma fiebre con su rostro color carmín.

Caleb: - Ten. Bebe esto, te ayudará un poco. - dijo inexpresivo. Rubí cogio la taza de té con ese aroma de la hierbabuena.

Ella sorbio un poco, percibiendo ese sabor peculiar de dicha infusión.

Etna: - Hermano, será mejor que ella duerma en mi habitación. No la puedes mandar allí otra vez. - expresó muy elocuente.

Estaba a lado de Rubí, dándole palmadas suaves en su espalda. Caleb solo podía suspirar ante la petición de su hermana. Sin embargo, Etna estaba muy preocupada por la salud de Rubí y haría lo que sea para convercer a Caleb.

Caleb: - No. Ya veré que hago con ella. Mejor ya vete a dormir.

Etna hizo un puchero de inconformidad y replicó: - No. Piénsalo bien, ella puede empeorar, así que será mejor que ella esté conmigo, puedo velar y....

Etna seguí hablando, tratando de que su hermano cediera. Caleb solo se negaba ante tal petición. Rubí seguía bebiendo su té, contemplando la pequeña discusión que tenían ambos hermanos; hasta que se durmió sin que ellos se dieran cuenta por estar discutiendo por donde dormirá ella. A los siguientes segundos, ambos se fijaron que ella dormía profundamente con la taza en su mano.

Caleb: - Etna, por favor solo ve a dormí. Yo me encargo de ella. - comentó.

Etna no le quedó de otra que darse por derrotada y sin más se marchó, no sin antes quitar la taza entre la mano de Rubí y darle un pequeño beso en la frente de ella.

Etna: - Hasta mañana. - murmuró y se retiró de la sala de estar.

<<Está niña...es muy confiada>>, pensó Caleb.

Él sólo le quedó una opción: que Rubí durmiera en su habitación, en su propia cama y por alguna extraña razón eso lo hizo flaquear ante tal pensamiento que le cruzó en su mente.