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Guardián protector

El denso silencio que se produjo entre ambos era palpable. Incluso Mey sintió que no podia respirar. Ella miraba que el hombre estaba más irritado.

- En serio que no estoy para juegos. ¡Dile que salga de una vez!. - exclamó Caleb, lo cual provocó que Mey retrocediera por la fuerte voz.

Los ojos zafiros se Caleb eran ardientes por su furia interna.

Mey se enderezó rápidamente, no dejaría que este hombre le hablará asperamente en su propia casa. No entendía que le sucedía a Caleb pero tampoco dejaría que las cosas se salieran de control.

- T-Te vuelvo a repetir que no te entiendo. ¿A quién estás buscando?. - ella mencionó con firmeza.

Su expresión apacible demostraba sinceridad. Sin embargo, Caleb cegado por la furia de no encontrar a su hermana, no fue consciente que Mey le decía la verdad.

Así que él, agarró con fuezas el picaporte se adentró sin importarle las consecuencias.

- Ya veo, entonces tendré que buscarla yo mismo.

Mey: - ¡¡...!!

Y al siguiente segundo, Caleb se abrió paso y Mey quedó atónita ante la acción deliberada de él. Ni siquiera tuvo tiempo para reaccionar cuando Caleb la agarró de la muñeca.

Mey sólo pudo parpadear.

- No entiendo por qué ocultarla. Ahora me llevarás hasta...

Lou: - ¡Sueltala ahora mismo!

Ambos quedaron aturdidos por la voz proveniente del fondo.

Era el ser inmutable que emanaba una aura oscura; sus ojos violáceos de él, se tornaron oscuros.

Enseguida Mey, quedó boquiabierta al instante de ver a Lou. Ella no podía creer lo que veía.

Lou estaba con el torso desnudo, mostrando la perfección de sus abdominales y sobretodo dejando al descubierto esas marcas en su escultural cuerpo.

Ella estaba totalmente en shock al admirar a Lou. Por otra parte, Caleb no se inmutó para nada al ver la imponencia de él.

No le asombro en absoluto que Lou apareciera ante ellos. A decir verdad, era una buena oportunidad para preguntarle directamente dónde se encontraba Rubí.

Su furia inquebrantable de Caleb lo estaban sobrepasando sin que se diera cuenta.

Al instante que Lou se postró ante Caleb, le dio otra oportunidad para que soltara por las buena a Mey. Sin embargo, Caleb no la soltó para nada.

- Dile que salga. Dile a Rubí que venga aquí mismo. - ordenó Caleb con furia.

Entonces Mey hizo memoria. ¿Acaso este hombre busca a la chica pelirroja? Pero, ¿por qué en su hogar?

¿Qué era lo que realmente sucedía?

Claro que Mey quedó más confundida.

Lou no contestó porque tampoco tenía idea que estaba diciendo el hombre.

Caleb no soporto ni un segundo más; cada segundo para él era importante y esencial para encontrar a su hermana. Sin ser consciente, apretó con más fuerza la muñeca de Mey.

- Aaay. - se quejo ella en voz baja.

Inmediatamente Lou atisbo la expresión de dolor que hizo Mey. Y entonces sucedió lo inesperado.

- Te dije que la soltaras.

En una fracción de segundo Lou tenía del cuello a Caleb, haciendo presión, provocando que él sólo gruñera débilmente.

- No escuchaste, te dije que la sueltes. La estas lastimando. - ordenó él fríamente, ejerciendo más presión, tanto que si Lou lo deseaba, le cortaría el cuello.

Mey entró en pánico al ver la cara glacial de Lou. Sabía perfectamente la fuerza brusta y descomunal que poseía Lou; temía que lastimara al hombre.

Caleb volvió a gruñir y su furia que lo cegó, lentamente fue desapareciendo de sus ojos. Entonces recobró sus sentidos y enseguida soltó la muñeca de Mey.

Ahora era consciente de lo que ocurría.

Caleb: - ¡Mal...dición!

El dolor de su cuello estaba provocando que cayera de rodilas; se llevó sus manos para zafarse pero era inútil. Lou estaba más que determinado al lastimar al humano.

En ese instante, Mey supo que Lou era otro, así que tenía que actuar rápido para detenerlo.

- Er...Lou, déjalo. Eeh yo estoy bien. Por favor Lou, ya sueltalo. - musito ella con los nervios de punta.

Lou escuchó la voz suave y débil de ella. Sin más demora, decidió soltar el cuello de Caleb, no sin antes advertirle.

- No la vuelvas a tocar.

Caleb no dijo nada al respecto, solo sobarse su cuello y tomando una distancia pertinente. Lou se coloco al lado de Mey y sin previo aviso, la tomó delicamente de su muñeca.

Lou al ver la marca rojiza en la piel de ella, su aura fría y mortal tomó fuerza.

<<E-Esta molesto, en serio que lo está.>>, pensó ella, nerviosa por sentir las frías manos de Lou y porque tenia en sus ojos el escultural torso de Lou.

- ¿Te duele?

- N-N-No, para nada.

- ¿En serio no te duele?

- Eeh no, estoy bien Lou... - contesto firmemente ella, sonrojada porque Lou cada vez estaba más cerca.

Él todavía observaba minuciosamente la muñeca de Mey, buscando indicios de dolor.

Era extraño esa sensación de ver nuevamente a la chica quejarse de dolor. Prometió protegerla en todo momento, pero, había bajado la guardia.

Entonces se dijo a sí mismo que de ahora en adelante no se separará ni un segundo de Mey.

El ser alienígena ahora sería el guardián protector de la chica humana, día y noche, olvidando sus expectativas hacia a los seres humanos.

Mientras tanto, Caleb bajó su vista al suelo ante dicha escena, ahora se culpaba por su mal temperamento y la furia que lo cegó.

Nunca antes se había dejado dominar y ahora lo hizo. No creía que su furia lo convirtiera en otro, a tal punto de lastimar a alguien.

Mey no soportó más tener el cuerpo resplandeciente de Lou, así que lentamente apartó su muñeca de él.

También necesitaba despejar las dudas que la abrumaban por cuestión a Caleb. Saber el por qué Caleb buscaba desesperadamente a la chica pelirroja.

Así que Mey se recompuso y se dirigió a Caleb, quien lucia deprimido.

- E-Este...dices que buscas a Rubí. - inquirió ella en un hilo de voz.

Lou sólo observó a Mey sin decir una palabra.

- A ella... - contestó Caleb.

Bueno, Mey entendió. Antes de preguntar algo más, quería calmar la tensión entre él y Lou. Y entonces hablar con más claridad.

- Ella no está aquí, puedes al me---

- ¿Qué le pasó? ¿Por qué la buscas humano?. - interrumpió Lou, mirando fijamente a Caleb.

Mey ladeo a verlo y se desconcertó al atisbar que Lou tenía una expresión fría y fulminante.

¿Acaso ahora él le preocupa Rubí?

Mey no supo qué ocurrió en ese segundo, pero sintió como si acabará de recibir una puñalada en su corazón.

¿Eran celos, enojo o solo su imaginación...?