Los segundos parecieron ser eternos y Mey con una expresión en blanco; absorta a esa pregunta de Lou «que fue tan directo y con tanta honestidad», ella retrocedió con su rostro ruborizado y escondiendo su cara, ella le habló temblorosa: - N-No hay necesidad de eso.
Lou ante la respuesta de ella, no hizo otra cosa más que sentarse en el sofá con su expresión de siempre.
Por otro lado, Rubí no dejaba de sollozar en los brazos de Caleb.
<<No imagine que ella fuera capaz de ejercer una fuerza sobrenatural. Esto es increíble para mí.>>, pensó Caleb mientras le seguía palmeando la espalda de ella y pensaba más a fondo para tomar una decisión pertinente respecto a Rubí.
- Rubí, tranquila, nos iremos de aquí. Ya no tengo más que seguir investigando. - entonces dijo Caleb con una voz apacible. Eso se significaba que él no la dejaría para nada.
Al siguiente segundo, Rubí se zafó de los brazos de él y curvó sus labios rosados en una sonrisa llena de alegría que incluso provocó que Caleb se asombrara y entonces dentro de él, una chispa destello y ese corazón frío y vacío se sintió cálido aunque sólo fuera por unos segundos.
Él rápidamente desvío su mirada de ella.
- Cof...cof, nosotros nos vamos. - dijo Caleb.
Lou y Mey voltearon al mismo tiempo hacia ellos. Rubí tenía el rostro escarlata y sus ojos hinchados por estar llorando.
<<Esa chica sonríe y llora al mismo tiempo. ¿En serio esta así por qué él no se atrevió a dejarla? ¿Estará enamorada de ese hombre sombrío?.>>, se cuestionó Mey al ver la pequeña figura de Rubí que se mantenía limpiando sus lágrimas. También Mey se preguntaba si ella era diferente a Lou; si ella podía sentir o no, emociones.
Por otra parte, Lou no dijo nada al respecto. Él sabía que Rubí debía cuidarse por sí sola y que no sería capaz de revelar su código y menos afectar su misión.
Caleb: - Cuidaré de ella cierto tiempo pero si algo como esto vuelve a suceder, la vendré a dejar con ustedes. - advirtió con firmeza y determinación. Sin más preámbulo, él se dio la media vuelta y camino hacia el pasillo, retirándose de la sala de estar.
Rubí: - Er... ¡Lo lamento mucho! Lou por favor, perdón. Adiós. - se despidió al mismo tiempo que inclinaba su cabeza hacia ellos por lo apenada que se sentía.
<<Él estará bien, yo debo resolver mi problema. Lleva su salvación.>>, pensó Rubí haciendo énfasis al pendiente de Lou. Ella sabía que eso le ayudaba en mucho y era una fuente de poder muy grande.
Lou solo asintió con su cabeza mientras que Mey se limitó hablar. Rubí se retiró de la sala de estar, siguiendo a Caleb que se encontraba en la puerta principal, esperándola.
Mey suspiró. Recorrió con su vista toda la habitación que era un completo desastre e inclusive vio su propia sangre reseca en el piso.
<<Oh dios mío... ¡Qué caos! Tengo que limpiar todo este desastre.>> pensó Mey con decepción en los ojos.
Se sentó en el sofá, alejada de Lou para meditar un segundo y procesar lo que había sucedido de imprevisto. Le invadió la curiosidad de saber quién era la chica pelirroja y por qué había actuado de una manera sobrenatural.
Claro, ella recordó ese evento de la ducha cuando la puerta se cerró de la nada y para eso debía averiguarlo con Lou.
- Suspiro... Lou esa chica, ¿es cómo tú? ¿Por qué hizo todo este caos? - inquirió Mey sin verlo directamente y encogida de hombros al temer que estuviera cometiendo un error.
- Ella es diferente a mí. Su poder se debió a una anomalía en su interior. - respondió Lou inexpresivo.
Sin embargo, Mey frunció su ceja al no entender la respuesta de Lou.
Mey: - Uff...no puedo creerlo. En serio Lou, mi vida se está convirtiendo en un desastre y fuera de la realidad. Tú llegada misteriosa, el chico de ayer y ahora está chica que ejerce poderes anormales pero lo más increíble para mí, es que sanarás mi mano como por arte de magia. ¡Eso si es de otro mundo!. - exclamó con su mirada al piso.
El ser inmutable a su lado, contempló a la chica que se expresa a prisas y con una voz suave. Comprendió que ella estuviera exaltada e incrédula pero él no haría nada para despejar las dudas de ella. Lou solo esperaba una cosa de Mey y eso era aprender como comportarse como un humano y las normas de la sociedad humana.
Bastaban tres días para su regreso y él tenía que moverse lo más rápido posible para irse de la casa de Mey y así buscar una solución a su problema. Lou tenía que regresar a su Planeta Marte dónde alguien en particular esperaba su regreso.
Él con su mirada enigmática vio como ella se mantenía encorvada y con su respiración agitada. Entonces recordó el instante que Mey rompió el vaso de vidrio y una aura fría emanó de él.
- Humana, tú cómo fue qué destr---
- ¡Ahh! Tengo muchas cosas que hacer. También tengo que hacer tiempo para enseñarte lo que me pediste. Así que manos a la obra. - comentó Mey con cierta apuransa e interrumpiendo a Lou.
Ella se levantó sin percibir ese aire glacial y a zancadas se dirigió a la cocina. Claro, ella sabía que Lou estaba a punto de preguntarle por qué hizo añicos el vaso pero ella quería evitarlo a toda cosa; cómo podía explicar que rompió el vaso por que esa chica pelirroja lo abrazo. También, para Mey era increíble que ejercerá una fuerza bruta para romper el vaso de vidrio.
Lou con sus palabras en la boca y esa aura glacial, se desvaneció y no tuvo más opción que ver como ella desaperecia por el pasillo.
<<La humana es dramática, cambia de actitud muy rápido. ¿Así serán todos los humanos?.>>, se cuestionó Lou.
Se levantó y sin pisar todo el escombro, se dirigió a su habitación y tan pronto entró, se postró en la ventana viendo el horizonte mientras que su mente destellaba por todo lo que había pasado desde la noche que llegó al Planeta Tierra.
...
Con bolsas grandes y negras, Mey recogía todos los objetos que se rompieron, así como marcos de fotografía, la lámpara, un florero y demás.
<<¡Aaaah! Pensé que Lou me ayudaría a limpiar este desastre sin embargo, esta en la habitación como siempre. Me preguntó que sucedió exactamente aquel día que el guardabosques inspeccionó la habitación.>>, pensaba ella mientras limpiaba minuciosamente.
Le había tomado por sorpresa que el guardabosques la cuestionara sobre la identidad de Lou; ella quería decirle lo que realmente era sin embargo tuvo que tragarse sus palabras al recordar que Lou le advirtió no pronunciar la palabra "extraterrestre".
Mey ya era consciente de la existencia de seres del espacio exterior y que muchos de ellos vivían en la Tierra, tomando la identidad de un humano.