Dentro de la Región B, Caleb se cansó de dar vueltas por casi por todas partes. Cada minuto que transcurría era desesperante. Ya había pasado por el colegio, sin embargo ya estaba cerrado. Nadie se encontraba a las afueras.
También pasó por el parque que antes solía ir Etna con sus amigas pero no había nadie a la vista.
Se encontraba ahora mismo, con su auto estacionando cerca del parque. La desesperación de no saber el paradero de su hermana, lo estaba llevando al punto más alto de su tolerancia.
No quería involucrar a la policía; él era un guardabosques que prometió salvaguardar las vidas humanas y así como el medio ambiente.
Ahora que tenía entendido que Rubí se marchó, dejando una simple nota y que dejó comprado insumos sin dinero a la mano, no fue buena señal para él.
¿Cómo hizo Rubí para conseguir dinero? ¿Acaso cometió un delito?
Ya que Rubí se fue, su pequeña hermana la estaba siguiendo o incluso pensó que Rubí se la llevó.
La preocupación por no saber dónde se encontraba exactamente, lo iba a desquiciar por completo.
Caleb no era para nada paciente y menos cuando se trataba de su hermana Etna.
<<¿Dónde te metiste Etna? Solo espero por el bien de esa mujer que no se atreva hacerte daño.>>, pensó él, con mucho coraje.
Él puso a trabajar su mente, buscando posibilidades de dónde estaría Rubí.
Si ella decidió irse. ¿Dónde fue en primer lugar?
Ya que ella no se llevó nada de ropa y aparte que no conocía a nadie más, excepto por...
Y entonces pensó en la chica de pelo violeta de nombre Mey y el hombre misterioso y tipo albino, llamado Lou.
Caleb captó que Rubí pudo haber ido en busca de un refugio temporal; si ella decía ser no humano, lo igual que aquel hombre de pelo blanquecino, entonces ambos debían estar juntos.
Sin más premura, encendió de nueva cuenta el motor de su automóvil y fue directo al hogar de Mey. En el centro del Bosque Darkness.
...
Pasó el tiempo para Mey, quien se encontraba sentada en el sofá viendo la televisión, un programa de variedades como siempre.
Aunque su vista estuviera enfocada en el televisor, sus pensamientos estaban puestos sobre Lou. Luego de lo sucedido hace un rato con la pequeña discusión de ella y Lou, cierta sensación la abrumaba.
Lou no había salido de su habitación y ni siquiera para almorzar. Por supuesto que Mey se preocupó. Ella se atrevió para ir a buscarlo en su habitación, sin embargo él, con tono monótona dijo: "NO tengo hambre."
Pero Mey no se rindió fácilmente e insistió pero Lou volvió a repetir lo mismo, provocando que ella pusiera una expresión decaída.
Ella se tuvo que resignar.
¿Cómo que no tenía hambre?
Desde el reencuentro él se volvió un glotón aunque mantuviera su fornido cuerpo, sin subir de peso. Mey pensó que hirió los sentimientos de Lou...y sin embargo, se cuestionó: ¿en verdad tenía sentimientos?
¿El ser inmutable lo estaba experimentando o solo era una absurda suposición?
Desde su punto de vista era imposible. Era un ser alienígena y él mismo le hizo saber que no era capaz de ejercer ningún tipo de emoción.
Mey no pudo evitar sentirse mal consigo misma. Literalmente, desconfío de él en ese instante de la discusión; le dijo que en pocas palabras no era un humano.
Al recordar la expresión desolada de Lou, su corazón se comprimió por una sensación de culpabilidad.
- Yo...yo, ¿tuve la culpa?. - se preguntó ella misma. Clavando su cabeza entre sus rodillas.
Ciertamente, la culpabilidad por ser directa la hizo sentir mal.
¿Estaría bien pedir disculpas? ¿Acaso el ser inmutable lo entendería?
¿Qué podía hacer para que Lou no se comportará como un niño encaprichado?
<<¡Ya sé! Entraré a su habitación y...>>
*¡Toc Toc Toc!*
Entonces tocaron la puerta, perturbando sus pensamientos.
Levantó su cabeza, quedando quieta ante los toques de la puerta.
Se cuestionó quién podría ser. Nadie la visita a menos que fuera su hermano Walter pero para eso él ya le hubiera mandado un mensaje.
Se lo pensó por un instante y el golpeteo de la puerta fue más fuerte, provocando que respingara de pies y cabeza.
¿Quién tocaba la puerta de manera desesperante?
Ella pasó saliva e ignorando sus nervios, se puso de pie. Dio zancadas hasta la puerta principal y giró del picaporte.
Al instante que la puerta se abrió, Mey enseguida se preguntó que hacia el guardabosques en su hogar. Ese mismo hombre de aquel día que llegó con una hermosa pelirroja.
- Er...buenas tardes. ¿Lo puedo ayudar en algo?. - fue ella quién preguntó primero.
Caleb casi jadeando por subir cuesta arriba por las prisas, observó a la chica.
Claramente apacible pero sus ojos esmeraldas delataban sus nervios.
Él no estaba en momentos para formalidad. Así que decidió ir al grano.
- ¿Dónde...está ella?
Mey frunció su ceño por la pregunta del hombre. Por supuesto que ella notó al hombre desesperado.
'¿De qué está hablando?'
Caleb al silencio de ella, volvió hablar.
- Dile que salga. No tengo tiempo para tonterías.
Mey: - ¿...?
Nuevamente ella se confundió, preguntándose a quién se refería y por qué ahora se miraba molesto.
Ella se aclaró la garganta para hablar.
- N-No lo entiendo, ¿de qué está hablando?
Caleb sin darse cuenta de la verdadera confusión de la chica, crispo sus labios, creyendo que estaba haciendo una buena actuación para ocultar a la chica pelirroja.
El tenía por seguro que Rubí estaba escondida dentro de la casa. Necesitaba saber dónde se encontraba su hermana y para eso, a él no la importaría la cordialidad.
Su prioridad era su hermana Etna.