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Como un ángel caído

Mey estaba hecha una piedra. Literalmente, se quedó sin habla, sin saber qué expresión poner. No era capaz de procesar ese sentimiento dentro de ella. Sentía un punzón directo en su corazón, al ver la cara de Lou, saber que él estuviera preocupado por la chica pelirroja.

A Mey le disgusto tal pensamiento y eso era lo que más la molesto, que se sintiera...celosa.

<<¿Q-Qué me pasa? Otra vez estos celos. No, no puede ser de nuevo.>>, ella se decía por dentro. Se sintió que la atención que tenía hace un instante, se le fue arrebatado.

Caleb atisbo la expresión de Lou, pudo deducir que este hombre en verdad le interesaba a Rubí. Ni siquiera se percató que Mey era una estatua viviente.

- Desapareció, cuando llegué a casa ella no estaba y mi hermana tampoco. Rubí...dejó una nota donde se despedía. Debo encontrarla, ella debe saber sobre mi hermana. - entonces explicó Caleb, apretando con fuerzas sus puños.

Era desesperante y una tortura no saber de su hermana. Necesitaba buscarla ahora y de manera urgente.

De inmediato, Mey se recompuso al oír a Caleb. Pasó saliva y sonrió débilmente hacia Caleb.

- ¿Q-Qué tal si pasas y nos cuenta lo que sucedió? Quizás seamos de ayuda... - pronunció Mey, animando para que Caleb accediera a contar más detalle y también para que se tranquilizara y pensará con racionalidad.

No obstante, Mey también quería calmarse internamente. Quería suprimir todas esas emociones que la rondaban por cuestión de Lou.

Caleb lo pensó por un momento y decidió tomarle la palabra a Mey. Ciertamente creía que Lou le serviría de ayuda. Se dirigió a la sala de estar, apenado por su comportamiento hostil con ella.

Lou sólo los siguió en silencio, sin tomarse el atrevimiento de ponerse una playera y sin cuestionar la decisión de Mey.

...

Mientras tanto, Etna llegó sana y a salvo a su hogar.

Unos minutos atrás, el chico intrépido e inteligente, se las ingenió para regresar a la Región B. Claro que para eso, cuando encontraron el camino, tuvieron que pedir un aventón para volver y lo lograron a la primera.

Ya en la Región B, Jeff buscó su auto deportivo. Etna estaba algo irritada porque no se percataron que olvidó su mochila. Por supuesto, que Jeff le espetó: - "Olvídalo, son cosas materiales."

Ella lo único que hizo fue suspirar frustrada y pensar en la excusa perfecta para hacerle saber a su hermano que perdió su mochila.

Cuando Jeff encontró su auto deportivo, Etna quedó impactada y asombrada por tener que subir a un auto de último modelo. Desde luego que llamaron la atención de los transeúntes; ella se sentía como si fuera un sueño todo lo que le ocurrió.

Luego de que ella se subiera, le indicó a Jeff su dirección. Fue sorprendente que él mismo se ofreciera a llevarla. Pensó que tal vez lo dejaría en la Región B y luego se iría pero al final fue todo lo contrario.

Durante el trayecto no podía dejar de pensar que Jeff la salvó de un peligro inminente y que le robo su primer beso. Aún le era difícil de asimilar que un chico apuesto la besara. Aparte no olvidó que lo llamó pervertido por eso mismo no se atrevía verlo a la cara.

El auto deportivo estaba estacionado a unos metros de su casa de Etna.

Jeff miró por el retrovisor a la chica encogida de hombros.

- Ya bájate. - ordenó él con frialdad.

Etna respingo y se encogió más de hombros, viendo de soslayo al chico apuesto.

<<Supongo que debo irme pero...lo del beso. ¿En verdad fue por venganza? No quiero dejar las cosas así...>>, ella meditó.

Etna era tímida y retraída por su apariencia pero también era terca en ocasiones. No creía del todo que el beso se significará venganza, así que ahora era momento para descubrir la verdadera razón.

¡Es ahora o nunca!

Jeff la seguía viendo por el retrovisor, ante el silencio de ella, volvió a decirle:

- Ya puedes bajar, es hora de irse.

Sus palabras de él no fueron nada gentiles; eran frías y ásperas, haciéndole saber que se fuera de su vista.

Etna se mordió sus labios y entonces...

- Oye...bueno...yo, yo...

- ¿Qué?. - inquirió él. Veía como la chica se retorcía en el asiento.

<<¿Acaso no piensa bajar? ¿Está así por su mochila? ¡Qué fastidio!>>

- Hey, niña. Si es por tu mochila, lo siento. Pero ya vete. Tengo asuntos que hacer. - dijo él nuevamente con frialdad.

Pero Etna no emitió ningún sonido, estaba parcialmente petrificada.

- ¡Tsk! Mira todo lo que sucedió, olvídalo. Absolutamente todo. ¿OK?, así que vete. Quizás te anden buscando y la verdad ya tuve suficiente problemas. - él añadió espetante.

Estaba irritado y quería irse del lugar cuanto antes. En la mente de Etna algo se hizo *clic*, como si un interruptor se hubiera encendido y la luz que perdió después de un tiempo, volviera a funcionar.

Y entonces sus ojos zafiros se tornaron de otro color.

- ¿"Olvidarlo"?. - ella pronunció, como si no entendiera lo que escuchó.

'¿Quién se cree para decir que lo olvidé?'

'¡Me robó mi primer beso!'

Algo dentro de ella ardía con intensidad. Sabía que se involucró con un pandillero y un desconocido, pero este desconocido la salvó de los bravucones y del peligro que se encontraba.

Para ella era como un ángel caído, en carne y hueso. Sin embargo este ángel era frívolo hasta la médula.

Ella no deseaba dejar las cosas a la deriva; quizás ya no lo volvería a ver, así que quería una disculpa por el beso.

- Disculpate.

- ¿Eh? ¿Acaso no fue suficiente traerte hasta aquí? Pff...escucha bien niña, tú fuiste quien me buscaste y por eso te viste en involucrada pero también fue...mi culpa.

Justo en esa fracción de segundo, ambos conectaron miradas a través del retrovisor.

- Nunca debí ayudarte en primer lugar. Eres débil y un fastidio. - agregó él con una voz glacial. Solo empuñaba el volante, sintió que no debió ser tan duro.

Al oír las palabras agrias y ásperas de él, Etna maldijo por dentro.

Sus labios rosados se curvaron en una sonrisa irritante, ni siquiera era consciente de sí misma.

- ¿Mi culpa? Ja, bien. Quiero que te disculpes por el beso...sino... - ella se detuvo, mirando desafiante a Jeff.

Quizás la vergüenza la invadía por todos lados pero sentía una adrenalina que la alentaba a ser imponente. No permitiría que el chico apuesto le hablará de manera desdeñosa.

Aunque sus palabras de Jeff fueron hirientes, tuvo el control para no flaquear.

- Sino, ¿Qué?. - refutó él, con el mismo tono desafiante, sin despejar la mirada del retrovisor.

Quería averiguar que era lo que pensaba ella; leer cada unos de sus pensamientos, pero se detuvo al contemplar que la chica humana lo estaba desafiando.

De alguna manera le fue interesante la actitud cambiante de Etna. Esos ojos zafiros que lo fulminaban, eran otros.

Etna: - Sino pensaré que en verdad...eres todo un pervertido.

Tan pronto las palabras de Etna salieron de su boca, el aura de Jeff se oscureció y todo el ambiente dentro del auto se volvió pesado.

¿Acaso de nuevo se atrevía llamarlo pervertido?

Él se dijo que le demostraría cuàn pervertido era.

No caí en provocaciones de nadie pero por alguna razón extraña, Etna le causaba una sensación indescriptible. Supo que ella era diferente y tenía una aura especial. Una chica humana de solo 15 años lo estaba tentando.

<<Si que tienes agallas. Pues ya veremos que cara pones ahora.>>

Una sonrisa perversa se dibujo en él. Y en un santiamén, Jeff se deshizo del cinturón de seguridad.

Etna ni siquiera lo creía al ver que el chico apuesto estaba junto a ella.